La cena fue bastante tranquila. No pude comunicarme mucho con mis nuevos compañeros por el tema de mi mudez; no es que se rehusasen a hablarme a causa de ella, sino que la excitación de la primera noche en el castillo hacía que prefiriesen posponerla. Personalmente no me molestó, ya que me entretenía observando todo lo que me rodeaba.
Cuando finalizó la cena, la directora dio un breve discurso y nos hizo cantar el himno del colegio, para luego enviarnos a nuestras salas comunes. Guiados por el prefecto, llegamos a la puerta de la Torre de Ravenclaw, totalmente desnuda a excepción de una aldaba con forma de águila. El prefecto golpeó, y del pico del ave salió una suave voz femenina que preguntó:
-¿Qué animal tiene en su nombre las cinco vocales?
El prefecto reflexionó durante un rato y finalmente respondió:
-El murciélago.
-Muy bien respondido -dijo la voz, y la puerta de la sala común se abrió.
Bastante cansados, mis flamantes compañeros y yo fuimos a nuestro dormitorio. Apenas tuve tiempo de desvestirme y ponerme el pijama antes de caer dormido. Unos segundos antes de dormirme por completo, una pregunta perturbadora me asaltó, pero el sueño fue más fuerte y no pude pensar en ella ni recordarla hasta que fue demasiado tarde.
***
Al día siguiente teníamos nuestra primera clase, de Historia de la Magia. No obstante, mis compañeros de habitación olvidaron despertarme, y me levanté cuando faltaban solo unos quince o veinte minutos para la clase. Me vestí y recogí mis libros, pergaminos, tintero y plumas apresuradamente, y, tras pasar como una exhalación por la sala común, salí de la torre. Llegué a correr unos cuantos metros por el pasillo cuando me percaté de un pequeño detalle: había olvidado mi varita en la mesita de luz al lado de mi cama. Furioso conmigo mismo, volví tras mis pasos y golpeé la aldaba de la puerta de la sala común. Del pico del águila salió la misma voz que la noche anterior, esta vez preguntando:
-¿Qué es aquello que se rompe en cuanto se nombra?
Mi mente escuchó y captó la pregunta, pero antes de podes analizarla me di cuenta de algo: aún si encontraba la respuesta, no podría decirla en voz alta y no podría volver a entrar. Y tanto el pasillo en el que me encontraba como la sala común estaban absolutamente desiertos, de modo que no tenía esperanza de poder entrar cuando la puerta se abriese para algún otro estudiante. Me quedé paralizado por la sorpresa, primero, por la rabia, después, y por la pena luego. No sabía qué hacer.
Y luego empecé a pensar en la respuesta a la pregunta, una respuesta que sería totalmente inutil. Algo que se rompe cuando se nombra… que se rompe cuando se lo nombra… La respuesta me vino a la mente con naturalidad. Sin poder evitarlo, me reí, pues lo irónico de la situación lo ameritaba.
No obstante, una peregrina idea se me ocurrió. Saqué mi omnipresente bloc de notas y escribí «EL SILENCIO» con las letras mas grandes que pude. Acerqué sin muchas espectativas la nota a los ojos del águila, y justo cuando yo estaba empezando a pensar que mis esfuerzos eran en vano, la voz dijo «Bravo» y la puerta se abrió de par en par.
Contentísimo, volví a entrar a la torre y en menos de un minuto salí habiendo recuperado mi varita.
***
La primera clase de Historia de la Magia fue aburridísima. El profesor Cuthbert Binns, un fantasma, no hacía más que parlotear sobre su materia en un tono de voz francamente soporífero. De los que presenciaron aquella clase -que compartiamos con los Hufflepuff- solamente Rose Weasley (aquella «Rosie» amiga de Hagrid) pudo escucharlo con atención y tomar notas. Yo quizá hubiera podido también prestarle mayor atención a Binns, pero no había tenido tiempo de desayunar y mi cerebro carecía de combustible.
La segunda clase de aquella mañana, Defensa Contra las Artes Oscuras, comenzó casi inmediatamente después de la primera y prometía ser más interesante. El profesor Ernie MacMillan -padre, por lo que supe aquel mismo día, de Irene, una de mis compañeras de año- nos dio un discurso introductorio sobre la importancia de su materia y luego nos puso a practicar el hechizo de desarme. Fue entonces cuando me tropezé con el segundo gran obstáculo de aquel día: ¿cómo podía utilizar el Expelliarmus si no podía pronunciar el hechizo?
Descorazonado, me aproximé al escritorio del profesor MacMillan y en una breve nota le expuse mi situación. MacMillan me miró por un instante con lo que me pareció un brillo de pena y compasión en la mirada, pero inmediatamente recuperó su aire de imparcialidad y me dijo:
-Bueno, Livius, supongo que tu situación especial requerirá clases especiales. No es imprescidible poder hablar para practicar magia, no hace falta que te preocupes por ello. De hecho, tan solo hay tres clases en las que necesitas pronunciar palabras mágicas, la mía, la de Encantamientos y la de Transformaciones. En todas las demás puedes desempeñarte normalmente. Ven hoy después del almuerzo a mi despacho, reuniré a los profesores Flitwick y Jones para decidir qué se hará contigo; probablemente te demos clases particulares.
¿Y qué hago en esta clase?, escribí.
-No creo que pueda empezar a explicarte cómo realizar magia no verbal en medio de este bullicio -dijo cordialmente-. Puedes retirarte o si quieres puedes quedarte a observar.
Por un lado, me interesaba ver cómo los demás chicos y chicas practicaban el Expelliarmus. Además, no quería llamar demasiado la atención yéndome de la clase tan rápido. Pero mi estómago opinaba que lo mejor sería tomar ese tan retrasado desayuno, de modo que me despedí de MacMillan y retorné al Gran Comedor. Desdichadamente, lo encontré tan vacío como mi estómago. Ya todos habían desayunado, y dudaba mucho que fuesen a darme una comida a media mañana.
Frustrado, decidí regresar a la Torre de Ravenclaw, donde tenía la esperanza de que me habían quedado algunas Ranas de Chocolate compradas en el Expreso de Hogwarts el día anterior. No era un gran desayuno, pero era mejor que nada.
Mi rostro debía mostrar bastante mal humor, porque un chico alto y pelirrojo vestido con los colores de Gryffindor con el que me crucé en un pasillo cercano al comedor me detuvo y me preguntó:
-¿Por qué vas con tan mala cara?
Normalmente me habría encogido de hombros, como diciéndole «¿Y a ti qué te importa?», pero algo en la mirada de aquel muchacho me inspiró un poco de confianza. De modo que saqué mi bloc y le escribí una nota explicándole que me había quedado sin desayuno porque mis compañeros no habían recordado o querido despertarme. El chico, de unos trece años, leyó la nota entornando sus ojos castaños tras las grandes gafas que usaba y luego dijo:
-¿Crees que eso es un problema imposible de resolver? ¿No se te ocurrió ir a las cocinas?
La mirada de desconcierto que le lancé fue más elocuente que una nota de cien páginas.
-¿Eres de primer año? Con razón, no tienes idea de cómo funciona el colegio. Yo te llevaré. Por cierto, soy James Potter. ¿Y tú?
Le escribí una segunda nota con mi nombre, y James preguntó:
-Oye, ¿por qué no hablas? ¿Eres mudo?
Asentí con la cabeza. James me miró por uno o dos segundos, como si sospechase que estaba jugándole una broma, pero terminó diciendo:
-Qué mala suerte.
Yo no le respondí con ningún gesto ni ninguna nota, de modo que James optó por cambiar de tema.
-¿Estás contento de estar en Ravenclaw, Livius?
Supongo que sí, escribí. No sé mucho más sobre las Casas que lo que dijo el Sombrero en la canción.
-Para mí Gryffindor es la mejor, pero no me desagradan Hufflepuff y Ravenclaw. Los que son insoportables son los de Slytherin. Totalmente insoportables. No entiendo como no cerraron esa maldita Casa después de la guerra, como Ryddle quería hacer con las otras tres. Los Slytherin no causan más que problemas. Y ahora mi hermano está con ellos… Hablé con él hace poco, en la cabaña del profesor Hagrid. ¡Y el pequeño bobo defendió a los Slytherin!
Recordé que Albus Potter -el otro amigo de Hagrid, a quien él había llamado «Al»- había sido Sorteado en Slytherin, y que ello había causado gran conmoción durante la cena de la noche anterior. A mí me costaba creer que los Slytherin fuesen tan malos; al fin y al cabo, Isaac Prewett era el chico más amable que había conocido en Hogwarts y había terminado en Slytherin. Pero una vez más decidí no manifestar mi desacuerdo con James, en parte porque no quería ponerme a discutir con un alumno mayor que yo en mi primer día en el colegio, en parte porque me importaba más desayunar de una buena vez que abogar por la buena reputación de la Casa de Slytherin.
James finalmente me llevó a la cocina de Hogwarts, ubicada cerca del vestíbulo, justo debajo del Gran Comedor. Para entrar, James se plantó frente la pintura de un plato de frutas y le hizo cosquillas a una pera verde, que se convirtió en un picaporte.
La cocina era una habitación enorme, exactamente del mismo tamaño que el Gran Comedor, y estaba atiborrada de criaturitas pequeñas y feas que correteaban de un lado a otro, seguramente cocinando ya el almuerzo. No pude evitar sobresaltarme al verlas, pero James me aseguró que eran elfos domésticos, y que eran completamente inofensivos.
-¡Buenos días! -saludó, y el ruido de las chillonas conversaciones se acalló por un momento. Los elfos no tardaron en precipitarse sobre nosotros, ofreciéndonos toda clase de cosas. No obstante, James volvió a imponerles silencio (había que reconocer que tenía una voz potente para sus trece años).
-¿Podrían prepararle a este muchacho un buen desayuno?
Al instante, los elfos se pusieron a cocinar a toda velocidad. Me pusieron una mesa y una silla, como si estuviese en un restaurant, y en menos de cinco minutos comenzaron a traerme comida. Decenas de platos desfilaban frente a mis ojos y probé un poco de cada uno, bajándolo con el café, té o jugo de calabaza que tampoco dejaban de ofrecerme, hasta que mi estómago simplemente no pudo más y quise indicarles con gestos que parasen. Supongo que no entendieron mis señas, o que fingieron no entenderlas -más tarde entendí que el mayor placer de los elfos domésticos es trabajar sin parar-, por lo que tuve que pedirle a James que los hiciera detenerse.
Satisfecho con el copioso desayuno -y temiendo que no tendría espacio disponible para el almuerzo, para el cual no faltaba mucho-, retorné a la Torre de Ravenclaw acompañado por James. En la entrada nos encontramos con mis compañeros de año, que habían vuelto de la clase de MacMillan.
-James -preguntó Rose Weasley cuando nos vio venir-, ¿no deberías estar en tu clase de Pociones? El profesor MacMillan nos dejó salir quince minutos antes, pero me dijeron que el profesor Slughorn no suele hacer eso.
-No tuve clase de Pociones hoy, y Al tampoco. Slughorn tiene resaca.
Rose, un poco escandalizada ante la idea de que un profesor de Hogwarts se excediera de copas, arrugó el ceño, pero no dijo nada. Luego vio que yo estaba con James y me tendió la mano.
-Creo que nunca nos presentaron formalmente. Soy Rose Weasley. Ya sé que eres Livius Black, no hace falta que me escribas una nota -añadió, con una sonrisa, viendo que yo sacaba mi bloc. De todos modos, le escribí:
¿Qué tal estuvo la clase de MacMillan? ¿Más entretenida que la de Binns?
-¡La de Binns no fue aburrida! -exclamó, indignada- Lo que pasa es que nadie le presta atención cuando habla salvo yo. Pero supongo que para los demás la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras debe haber sido más atrayente, porque pudimos usar nuestras varitas por primera vez. Lamento que tú no hayas podido, espero que el profesor MacMillan y los demás puedan ayudarte.
Estoy dispuesto a hacer lo que sea para poder ser un mago, escribí.
-Salvo recurrir a hechizos de magia oscura, espero… -acotó James, medio en broma, medio en serio.
-¡Ay, James, no seas paranoico! -lo reprendió Rose- ¿Acaso crees que Livius podría terminar siendo un mago oscuro?
-¿Acaso el caso de Al no nos demuestra que cualquier mago, por inofensivo que sea, puede tener un costado siniestro?
-No digas tonterías, James, Albus es el mismo de siempre.
-No sé, sospecho que tu querido primito Albus podría tener unos cuantos secretos desagradables bajo la manga -dijo James.
¿Ustedes son primos?, escribí.
-Sí -contestó Rose, tras leer la nota-. James y Albus y su hermana menor Lily, que todavía no tiene edad para venir a Hogwarts, son hijos de la hermana de mi padre, Ginny Weasley. Oye, ¿quieres jugar ajedrez conmigo mientras esperamos el almuerzo? A mi amiga Irene no le gusta mucho, y temo que no tendré a nadie con quien jugar en toda la Casa de Ravenclaw.
***
Durante los siguientes dos días, me hice muy amigo de Rose Weasley y aprendí mucho más sobre la familia Potter/Weasley y el rol que jugó en la guerra contra Tom Ryddle. Rose estaba mucho mejor informada de estas cosas que Isaac Prewett, y era una verdadera fuente de conocimientos sobre ese y muchos otros temas. También conocí a Irene MacMillan, la amiga de Rose e hija del profesor MacMillan.
En cuanto al tema de mi mudez, MacMillan organizó aquella reunión con Filius Flitwick y Hestia Jones, y todos convinieron en darme clases nocturnas de magia no verbal aplicada a sus respectivas materias. Recibí así un permiso especial de Flitwick, el jefe de mi Casa, para salir de la Torre después de la cena, aunque siempre escoltado a la ida por el desagradable celador Argus Filch y su inseparable gata, la Señora Norris II, y a la vuelta por el profesor de turno.
Mis progresos en la magia no verbal fueron lentos al principio. Tardé una semana o más en lograr hacer cosas básicas como el Expelliarmus o el hechizo para transformar fósforos en alfileres. No obstante, me iba bastante bien en las otras materias que no requerían el uso de palabras mágicas, como Pociones o Astronomía, de modo que no me desanimaba. Poco a poco, fui acelerando mi ritmo y para fin de año, tras grandes esfuerzos, conseguiría aprobar mis examenes y ponerme a la par de mis compañeros.
Fue también en esa primera semana en Hogwarts que Rose me presentó a su primo favorito, Albus Potter. El chico me sorprendió por lo diferente y al mismo tiempo parecido que era a su hermano James. No obstante yo jamás, ni en mis sueños más locos, habría imaginado lo mucho que influiría el segundo hijo de Harry y Ginny Potter en mi vida.
Muy Buenooo!! Como siempre, felicitaciones, espero con ansiedad tu próximo capítulo…
Gyanz
¡Muy bueno!
Una pregunta sobre las memorias, ¿Livius las escribe ya de grande, no? De lo contrario, ¡sin duda el hecho de ser mudo le ayuda a escribir tan bien!
Excelente como siempre, solo una duda o critica constructiva, esto es despues de «19 años despues» para los eventos de La Piedra Filosofoal la Señora Norris ya tenia sus añitos y en las Reliquias de la Muerte tenia 7 años mas, tomando eso en cuenta no le quedaban muchos años a la Señora Norris, y esta Señora Norris II ya estaria demasiado vieja.
Cronologicamente y con el espabilamiento y agilidad que se cargan Albus y compañia le convendria mas a Flitch una joven y rozagante Señora Norris III.
Sigue asi…
Saludos =D
Daiko
Durward: sí, Livius escribe estas Memorias en la adultez.
Daiko: supongo que una explicación plausible para mi «error» es que los magos han inventado medicinas para sus animales de compañía que les permiten ser mucho más longevos que los demás.
¡Gracias por sus comentarios!
Saludos
una pregunta perturbadora me asaltó, pero el sueño fue más fuerte y no pude pensar en ella ni recordarla hasta que fue demasiado tarde.
Que rayos… dijiste que tenias pensado escribir solo tres memorias de livius.. ¿llegaremos a saber cual es esa pregunta?
Perdón, me olvidé. La pregunta era «¿Cómo voy a abrir la puerta de la Torre si no puedo hablar?»
Muy bueno,una peregunta hay una cuarta parte o acá termina.
Me gusto mucho el capitulo 🙂
Hay una cuarta parte, que voy a postear el martes, pero no trascurre inmediatamente a continuación de la tercera sino en el segundo año, después de que Al y sus amigos se convierten en Animagos. Y más tarde voy a ir utilizando a Livius como narrador en primera persona de los hechos, intercalandolo con el narrador omnisciente en tercera persona.
Saludos
Me gusta saber que es lo que piensa Livius, es interesante.
Por cierto, ya quiero que llegue el capitulo en el que se cumple la profecia de Trelawney, aunque yo creo que todavia falta mucho, no?…
Saludos!!!
Sí, Mary, falta mucho. Pero todo lo que pasa antes de que se cumpla la profecía de Trelawney es igual de interesante. Quizá mas.
Wow!. He estado leyendo esta historia desde hace unos dias y me parece super interesante, ademas de buenisima!. Ya habia leido los 20 datos al azar de todos en BlogHogwarts y por casualidad caí en esta pagina, que no sabia que era tuya, y empecé a leer el fic. Espero que lo continues pronto y sigas escribiendo asi de bien!
Saludos,
PaoLita*
Me encanta tu fanfic, ya no puedo esperar al proximo capitulo, esta muy interesante…
me gusto muto tu fic , lo acabo terminar de leer
aqui termina todo??? digo , solo la parte de las memorias de livius¿NO?
Aquí no termina nada: ni la historia en general ni las memorias de Livius en particular. Todo sigue.
Tengo una pregunta: entonces el prox. capitulo va a ser «memorias de Livius Black (IV)» o el siguiente va a continuar donde se habia quedado con lo de Isaac y Albus y luego otra vez con Livius?…
Creo que ya me revolvi… 🙂
El próximo capítulo -el del martes que viene- va a ser Memorias de Livius Black IV, y va a continuar relatando los acontecimientos del segundo año de Albus y Livius en Hogwarts -incluyendo el Torneo de los Tres Magos. El capítulo del viernes que viene va a estar narrado en tercera persona.
A ok, gracias, ya me estaba revolviendo.
Y ahora, a esperar el proximo capitulo…
Saludos!!!
No me habia dado cuenta, alli son las 11 pm y aqui en Mexico apenas son las 7…
No te preocupes, yo suelo irme a la cama a las 4 de la mañana…
Saludos
Al principio no me gustaba mucho Slytherin pero desde que empece a leer tu fanfic ya me estoy acostumbrando y no creo que tenga nada de malo…
hermoso ficc
t felicito
besos
😉
Escribes muy bien, me encanto lo que escribiste en bloghogwarts de «20 datos al azar» deberias de escribir otro sobre algun otro personaje, estan muy buenos…
cada dia se esta poniendo mejor me encantas sigue asi 😉
me encanta la trama de las memorias de livius black, va todo como muy suelto, muy espontáneo, me encanta la forma de ser liviusy te agradezco que hallas desarrollado su personaje ya que de todos los personajes era uno de los que no me cerraban, espero ansiosa el proximo capitulo, seguí así
m encanta tu fic esta buenisimo. m he pasado todo el dia leyendolo:p.. tmb m gusta cmo tratas el tam d la homosexualidad: cn naturalidad! i m gustaria saber mas d dumbledore i grindelwld! creo q habias dicho algo asi..
bueno, felicitaciones( por favor no te canses d escribir!)
Excelente capítulo. Y veo que las memorias van a seguir… Ah, si, es verdad que ya me habìas dicho 😀
de algun modo no puedo evitar sentir un no se qué de pena por el mudito sin embargo me gustó ver que con esfuerzo salió bien parado
jajaja
de historia no se me hace novedad
me referia a lo de la asignatura de historia de la magia
Como a que horas pones el siguiente post?
Ya está puesto, Mary.
me encanta livius no puedo evitar sentir un cierto parecido a harry en cuando a forma de ser!! y a la vez siento pena x el debe ser dificil no tener cuerdas vocales!!! 😦 igual me encanta este cap!!!
Wow!! Interesante este Livius!! Oye, y gracias x pasar x Lorcan, aunque aun te faltan 7 capitulos!! Menos que yo para alcanzarte 😛 jaja Seguire leyendo!!
Me ha encantado, Licius es una chico bastante normal pero me parece que tiene un papel importante en esta historia como ta dije. Martin solo una cosita me he dado cuenta que utilizas de masiado la palabra «no obstante» en varios parrafos seguidos y podria sonar como muletilla, es una critica constructiva no mas.Pero me ha encantado este capitulo en realidad todos, es el mejor fan fic que he leido, te felicito Martin.
Livius no Licius me equivoque al escribir xD!
Es verdad, es algo inconsciente. Debería usar «Aún así» o «Pero» o «Sin embargo» con más frecuencia. Gracias!
Muy bueno, solo una duda porque a veces comentas con el nick de Martín y otras con Martín L?, jaja solo es una duda boba.
Hace poco cambié mi nick a Martín L., para distinguirlo de otros Martines que puedan entrar a comentar.
Saludos
jajaja, señora norris II, jeje ta muy bien
Me GUSTO MUCHISISISISISISIMO ME GUSTARIA QUE HAGAS UN PERSANAJE CON MI NOMBRE; TORIBIO SERIA GENIAL
muy bueno, pero segun se, si te sientas en el gran comedor, los y piensas que quieres comer, aparece comida, varias veces eso pasaba en los libros, o no? naa puedo estar mal, de todas formas estubo bueno el capitulo, me cae bien livius
No, eso solamente pasó en el banquete previo al Baile de Navidad, en HP4.
Saludos
en Hp4?
Recuerdo que en varias ocasiones el tiempo se pasaba y Harry por ejemplo (como ocurrió en Hp6) quedaba con las manos estiradas al querer tomar pollo y debe contentarse con los postres…
Cuando necesitaron comida debían «robarla» de las cocinas como los Wesleys…
Una pregunta que me ronda desde hacen muchos capítulos: como es que Slughorn todavía vive? si fue profesor de James y Lily?
Los magos y brujas suelen ser muy longevos. Hay que recordar que Griselda Marshbanks (creo que se escribe así) seguía viva en los ’90, y fue examinadora de los TIMOs de Dumbledore unos cien años antes.
Saludos.
Que ridículo me voy a ver, pero… ¡Me inspira mucha ternura Livius! En realidad es de valorarse que ya empiece a tener avances en su educación y que no se deje limitar por su mudez…
Lo que si me desconcertó es que el muchacho “pelirrojo” de trece años se tratara de James Potter… ¿PELIRROJO? ¿NO SÉ SUPONE QUE SU CABELLO ES CASTAÑO? A lo mejor Martín se lo imagina pelirrojo porque bien pudo ser que James sacara el color de su madre, pero Joanne Rowling sólo aclaró en el epílogo que Lily Luna era pelirroja.
¿Y cómo está eso de “Señora Norris II”? ¿Qué pasó con la primera? ¿Acaso ya se gastó sus 7 vidas y Filch ya la reemplazó para no quedarse solo? ¡Jajaja, pobre ruquito zoofílico, con tal de no quedarse solo se busca nueva compañía!
Lo que me sigue intrigando es… ¿qué tanto se entremezclarán las vidas de Livius y Albus? ¿Será positiva o negativa su amistad?
¿Seguro de que solo Lily es pelirroja? En el Epílogo dicen que es pelirroja, pero no recuerdo haber leído que sea la única.
Me gusta la idea del James pelirrojo y con gafas