Memorias de Livius Black XII

[NOTA: Quiero dedicarle este capítulo a Sahri Delacour, que cumple años hoy, y a Roonil Wazlib, que cumplió 18 ayer.]

La serie de acontecimientos que terminaría desencadenando, a nivel general, la guerra, y a nivel particular, mi exilio, se desencadenó para mí en la mañana del 16 de diciembre, cuando mi madre me despertó para avisarme que mi amigo Scorpius -recuerdo que su nombre siempre sonaba exótico en los labios de ella- estaba llamándome «por la chimenea». Ella nunca se había acostumbrado a la Red Flu, pese a que hacía ya más de un año que yo había hecho instalar una conexión en nuestra casa. Por suerte para ella, no todos mis amigos me contactaban por esa vía. Albus, Isaac y Ash me llamaban por teléfono (el primero por delicadeza y los otros dos porque estaban más habituados a ese medio de comunicación). Pero en aquel entonces Albus y Ash estaban en Hogwarts, de modo que casi todas las personas que se comunicaban con mi casa lo hacían «por la chimenea».

Yo ya había comenzado a estudiar en San Mungo para convertirme en medimago. Claro que no podía dedicarme exclusivamente a la rama de la medicina mágica que me interesaba -investigación de enfermedades-, sino que debía recibir varias lecciones generales antes. Principalmente en aquel primer año de estudios me enseñaron hechizos y pociones curativas, y al año siguiente tendría la oportunidad de trabajar con pacientes que padecían enfermedades y heridas leves. Eventualmente me iría especializando cada vez más en las labores de investigación, pero por el momento debía dedicarme a eso.

En cuanto a Isaac, Scorpius y Agamenón -los otros amigos de mi año, sin contar a Albus y a Valerie-, sus derroteros habían sido distintos después de la graduación. Gracias a su primo lejano el ministro Percy Weasley Isaac había conseguido trabajo en el Parlamento mágico, como asesor de uno de sus miembros. Aunque, se lamentaba, sus funciones como «asesor» eran más parecidas a las de una secretaria. Como buen Slytherin, Isaac quería tener algo de poder real; pero, también como buen Slytherin, era capaz de esperar. Scorpius pasaba casi todo el tiempo en su mansión; su padre había decidido que se dedicaría a manejar los negocios familiares y estaba adiestrándolo en la dirección de las múltiples empresas de los Malfoy. Scor había tenido que repasar sus viejos libros de Aritmancia, pero en general podía decirse que era el que la pasaba mejor de los cuatro. En cuanto a Agamenón, si bien habría podido hacer lo mismo que Scor y dedicarse a vivir de la fortuna de su familia, de la que era el heredero principal, decidió ponerse a trabajar en lo que le apasionaba, las pociones. Había conseguido trabajo en un negocio de ingredientes para pociones en el Callejón Diagon, y no era raro que terminase dándoles pequeñas clases magistrales a sus clientes cuando su jefe no estaba presente para devolverlo a la realidad y obligarlo a ceñirse a su trabajo.

Como todavía estaba soñoliento, no advertí la expresión de leve aprensión en el rostro de mi madre cuando vino a despertarme. Pero hubiera sido imposible pasar por alto el aspecto de Scorpius. Me bastó con ver que llevaba el cabello muy mal peinado para darme cuenta de que alto terrible acababa de suceder. Totalmente despierto, me senté frente al fuego y lo miré expectantemente, con mi bloc de notas listo para hacerle preguntas.

-Hugo ha muerto -disparó.

Por un momento pensé que había escuchado mal. Creí que Scorpius había dicho «Hugo ha vuelto» o algo similar; pero pasaron los segundos y terminé asimilando las palabras por completo. Mi amigo Hugo Weasley -pues no podía estar hablando de nadie más- estaba muerto. El corazón comenzó a latirme velozmente. Apreté con tanta fuerza los puños que mis uñas se clavaron en la carne de mi mano, aunque como las tenía cortas no me produjeron ninguna herida. Finalmente pude escribir en mi bloc, pero no tuve fuerzas para poner en el papel nada más que un signo de pregunta. Scorpius lo interpretó correctamente como un pedido de que me diese más datos.

-Dicen que Albus y Valerie lo mataron. Fue en la Casa de los Gritos, anoche. También parece que secuestraron a Servilia Crouch, pero ella logró escapar.

Mis labios se movieron, como si quisiera protestar, pero como es natural ningún sonido salió de ellos. Finalmente volví a escribir. «¿Qué hacemos ahora?», puse en el bloc.

-Quiero que vengas a mi casa esta tarde, a eso de las dos. He llamado a Isaac y Agamenón, y también he conseguido que Neville Longbottom les de permiso a Ash, Alcyone y Lily para venir desde Hogwarts.

«¿Rose?», escribí. Los ojos de Scorpius se endurecieron.

-Es evidente que no puedo molestarla ahora. Lo mejor es que esté con su familia.

Siendo él el novio de Rosie, era una afirmación al menos discutible, pero yo estaba demasiado afectado como para tratar de rebatirla y asentí con la cabeza.

-Solo por hoy, podrás venir a la Mansión Malfoy desde la chimenea de tu casa -se despidió Scorpius-. Nos vemos a las dos.

***

El momento en el que comprendí del todo el horror que acababa de desplomarse sobre nuestro pequeño Ka-Tet fue cuando me reencontré con Alcyone, a quien no había vuelto a ver desde septiembre. Sintiéndola llorar sobre mi hombro por la muerte de Hugo, llegué a entender que ya nada sería igual. La muerte no era algo que les pasaba a otras personas, la muerte era algo que aleteaba en torno nuestro como una polilla, y cualquiera de nosotros podía ser tocado por sus alas. Quizá entonces terminó mi adolescencia.

-Lo vi anoche -sollozó Alcyone-. ¡Cené con él, por Merlín! ¡Con él y con Albus y con Louis! ¡Louis, por todos los Cielos…!

Ash parecía igual de aturdido que Alcyone, mientras que Lily conservaba la compostura. Scorpius también permanecía calmo y había recobrado su apariencia pulcra en las horas que habían transcurrido desde nuestra charla. Agamenón estaba muy pensativo e Isaac parecía incapaz de quedarse quieto por el nerviosismo. Cuando Scor nos condujo a la sala de estar que sus padres nos habían asignado, él no llegó a estar un minuto sentado en su cómodo sillón antes de saltar como impulsado por un resorte y empezar a hablar.

-Albus es inocente. No me importa una mierda lo que diga Crouch, sé que él jamás le habría tocado un pelo al pobre Hugo…

-¿Cómo lo sabes? -preguntó Agamenón cautelosamente- ¿De dónde viene esa certeza?

-¡Él me salvó la vida! ¡Él nos ayudó a todos de una manera u otra! ¿O acaso olvidaste lo que les hizo a tus compañeritos de Casa cuando decidieron cambiarte el peinado, Agamenón?

-No digo que él sea culpable -se defendió Agamenón-, ni tampoco pretendo olvidarme de los favores que me hizo. Pero las pruebas contra él son…

-¿Irrefutables? -intervino Lily- Yo no estaría tan seguro si fuera tú. Las pruebas contra Sirius Black y contra Hagrid también parecían irrefutables, y todos sabemos cómo fueron las cosas en realidad.

Pude ver en la mirada de Isaac un brillo triunfal, como si el apoyo de Lily lo satisficiera por algún motivo especial. Y también vi como Agamenón miraba con celos a la hermana de su amigo antes de seguir argumentando.

-No hubo ningún testigo que jurase bajo la Veritaserum haberlos visto cometer los crímenes de los que los acusaban.

-Albus también tomó la Veritaserum después de que lo secuestraron -dijo Scorpius-. Y dijo no recordar nada de cómo escapó de su cautiverio, ¿recuerdan?

-Jamás se desmintió delante de nosotros -dijo Agamenón.

-¿Tan ingenuo eres como para pensar que Al simplemente fue liberado por sus captores? Es obvio que los mató.

-¿»Es obvio que los mató»? ¿Y lo dices así, tan tranquilamente? ¡Si Albus pudo matar a Beresford y su banda, bien puede haber matado a Hugo! -exclamó Agamenón.

-La situación no era la misma. Beresford y sus amigos eran criminales, personas que habían privado a Albus de su libertad y que probablemente planeasen matarlo -dijo Scorpius-. Hugo era inocente.

-Bien, supongamos que Albus mató a Beresford y los otros. Y supongamos que dio falso testimonio bajo la Veritaserum. ¡Eso no significa necesariamente que Crouch haya hecho lo mismo!

-¿Por qué no? -preguntó Alcyone.

-Porque Crouch no se limitó a decir que no recordaba nada: ¡ella dio un relato pormenorizado de los hechos!

-¿Y es absolutamente imposible hacer eso? -preguntó Scorpius.

-Se puede engañar a la poción borrándose de la memoria el recuerdo que uno quiere ocultar, pero decir mentiras flagrantes… Sería muy difícil.

-Difícil… pero no imposible -señaló Isaac.

-Hay una forma, pero requiere un talento extraordinario para el manejo de los recuerdos…

-Crouch es una bruja extraordinaria -dijo Scorpius con tristeza. Agamenón guardó silencio, y volvió a sumirse en sus pensamientos.

-Todo se reduce -dijo Lily, mirándonos a todos con fijeza- a si creen o no que mi hermano asesinó a mi primo. Yo no lo creo. No lo creería aunque el propio Albus me lo confesara, no lo creería aunque lo viera con mis propios ojos. Albus lo amaba. No solamente era su primo: era su amigo, y todos lo conocen lo suficiente como para saber que para él eso era mucho más importante.

-¿Y qué hay de Valerie? -dijo Ash- ¿Podría ella haberlo matado?

-A ella no la conozco tan bien -dijo Lily.

Debo decir que durante todo este intercambio yo estuve escribiendo incesantemente en mi bloc de notas, tachando y reescribiendo muchas frases. Fue en ese punto que yo concluí mi aporte, se lo entregué a Alcyone y le pedí que lo leyera.

Creo que tenemos tres posibles hipótesis a considerar:

1) Albus mató a Hugo. Lo más importante en este caso no es lo que nos digan nuestras cabezas, sino nuestros corazones. ¿Albus sería capaz de asesinar a su propio primo? Mi corazón me dice que no, y considero eso una prueba decisiva. Si creyese por un momento que Al es culpable, entonces me levantaría y me largaría de aquí.

2) Valerie mató a Hugo, y Crouch aprovechó la oportunidad para incriminarlos a los dos en el asesinato. Esa hipótesis solo puede ser comprobada averiguando si Albus y ella están huyendo juntos o si cada uno está escapando por su propia cuenta. Porque si consideramos a priori a Albus incapaz de matar a Hugo, entonces también es incapaz de ayudar y socorrer a su asesina. Si esta teoría resulta ser cierta, entonces tendríamos a dos enemigas en vez de a una: Valerie por un lado y Crouch por el otro.

3) Crouch mató a Hugo. Yo me inclino más por esta posibilidad. Servilia Crouch es una mujer inteligente y ambiciosa, y todos sabemos cuánto odia ella a Albus. La única prueba que hay de la culpabilidad de Albus es su testimonio. Sí, su testimonio fue bajo los efectos de la Veritaserum, pero Agamenón acaba de admitir que existen formas de engañar a la poción, ¿verdad?. Y el hecho de que la varita de Al haya sido la que mató a Hugo no es concluyente. Ella bien pudo haberlo Desarmado y haberla utilizado para cometer el homicidio. Mi opinión es que Servilia Crouch es la asesina de Hugo.

Un largo silencio cayó sobre la sala cuando Alcyone terminó su lectura. Todos me miraban asombrados, y no tardé en sentirme incómodo. Fue Scor quién rompió el silencio.

-Queda claro que el Sombrero no erró al ponerte en Ravenclaw, Livius -dijo con una sonrisa-. Nadie aquí habría podido expresarlo mejor.

-¿Estás diciendo que Servilia Crouch, la ministra de la Magia, es una asesina? -dijo Agamenón. Yo me limité a asentir.

-¿Y qué vamos a hacer al respecto? -dijo el muchacho de Gryffindor a continuación.

-Por ahora no podemos hacer nada -dijo Scorpius-. Somos amigos de los dos magos más buscados del país. Crouch probablemente pondrá Aurores a vigilarnos a todos. Pero si conozco a Albus, entonces sé que encontrará una manera de contactarse con nosotros.

-¿Y qué haremos cuando él lo haga? ¿Armarnos hasta los dientes y asaltar el Ministerio? -dijo Ash con una risita. Por algún motivo, nadie consideró cómico el comentario.

Ir al siguiente capítulo