Esa mujer

Al salir de la habitación, Albus sentía como si su enfrentamiento con Valerie hubiera sido una nube tóxica y él hubiera sido expuesto a ella y todavía tuviese el veneno impregnando su piel. ¿Cómo se había atrevido a hablarle así a él? ¿Y cómo él había podido golpearla? Albus era por naturaleza una persona que no se avergonzaba de casi nada, en parte porque intentaba ser muy cuidadoso con sus palabras y sus actos y en parte porque tenía un sentido bastante torcido de lo correcto y lo incorrecto. Para un mago como él, utilizar la violencia física era degradarse al nivel de los muggles. Y utilizar cualquier clase de violencia contra Valerie…

El chico sacudió la cabeza, como si tratara de quitarse de encima el recuerdo de la pelea, pero no pudo evitar que una vocecita en su cabeza susurrase algo que le sonó a «desagradecida» y «se lo merecía». Pero si bien Albus tenía que admitir que Valerie se había excedido, para él era innegable que su propia conducta había sido la peor.

Por suerte, Albus se encontró la sala de estar vacía, a excepción de sus dos hermanos, con los que hacía un tiempo que tenía ganas de conversar. James y Lily habían estado hablando, pero enmudecieron al ver entrar a Albus a la estancia.

-¿Dónde están los demás?

-Papá se fue a dormir un poco. Los otros se fueron a sus casas. No queremos despertar sospechas en caso de que los Aurores vayan a interrogarlos -dijo Lily.

-Claro. Y dime -dijo, dirigiéndose a James-, ¿qué fue lo que te mandó a hacer nuestro padre hoy, apenas llegamos aquí desde el Ministerio?

-Tenía que hacerme pasar por él… por papá, quiero decir -respondió James, un poco nervioso-. Él dijo que seguramente el primer lugar adonde irían a buscarte los Aurores sería nuestra casa y por eso tuve que tomar la poción multijugos e irme al número doce de Grimmauld Place enseguida.

-¿Y los Aurores vinieron? -preguntó Albus.

-Sí, pero me trataron muy bien. Ya sabes, adoran a papá -respondió James-. Registraron todo el lugar, pero no hallaron nada.

-Por supuesto. No obstante, hay algo que no entiendo: ¿no habría sido más prudente que nuestro padre fuera personalmente a Grimmauld Place en vez de mandarte a ti? Es decir, tú no eres tonto y lo conoces mejor que yo, por lo que estoy seguro de que lo personificaste maravillosamente. Pero aún así podrían haber pasado algunos imprevistos y podrías haber sido descubierto en tu engaño.

James ahora parecía verdaderamente turbado.

-Bueno… papá… papá dijo que lo mejor era que él se quedase aquí para poder vi…

-Protegerlos -lo atajó Lily, que estudiaba con gran atención la expresión de Albus-. Quería estar aquí con Valerie y contigo para poder protegerlos mejor, al menos por algunos días.

Albus asintió, aparentemente satisfecho con la explicación, pero Lily conocía lo bastante bien a su hermano como para saber que pensaba que Harry no quería apartarse de Valerie y él para tenerlos vigilados.

-Por suerte mamá no está viviendo en casa -siguió diciendo James, sin captar el gesto de alarma de Lily cuando oyó la palabra «mamá»-, por lo que pude engañarlos mejor…

-¿Ah, sí? -dijo Albus con interés- ¿Y por qué no está en Grimmauld Place?

James guardó silencio, abochornado ante su propia estupidez al mencionar a su madre delante de Al. Resignada, fue Lily la que respondió.

-Ella y papá se han peleado -dijo la chica tristemente.

-Por mí -dijo Albus.

-Así es.

-Supongo que nuestro padre trató de convencer a esa mujer de mi inocencia, y ella estaba tan convencida de mi culpabilidad que al ver que su marido opinaba distinto, lo abandonó. ¿Me equivoco? -dijo con un gesto de repugnancia.

-Ella se ha ido a vivir con los abuelos -agregó Lily.

-Bueno, parece que tanto Ronnie como esa mujer han involucionado y volvieron a vivir con sus padres, como cuando eran niños -dijo Albus, en un tono de voz tan frío como los copos de nieve que comenzaban a caer afuera y se acumulaban en el alféizar de la ventana.

-Al, no defiendo lo que hizo nuestra madre… -dijo Lily.

-Tu madre -la interrumpió Albus.

-¿Qué quieres decir? -dijo James.

-¿Ella no se los dijo? Ya no soy hijo suyo.

-¿Cómo es eso posible?

-Pues ella me repudió -dijo Albus en tono indiferente, pero Lily advirtió que prefería mirar por la ventana antes que a los ojos de sus hermanos-. Ustedes saben que la noche en que Crouch mató a Hugo Valerie y yo fuimos al número doce de Grimmauld Place. Apenas llegamos, esa mujer nos atacó…

-¿Ella los atacó a ustedes? -dijo James- Pero mamá nos dijo…

-Apuesto a que ella se limitó a decirles que yo la ataqué con una Cruciatus y que Valerie la abofeteó, lo que es absolutamente cierto, pero omitió contarles que fue ella la primera en alzar su varita contra nosotros. Y que yo utilicé esa Maldición contra ella luego de que esa mujer me llamase aborto y me arañase el rostro… Si yo no fuera un mago, creo que esas cicatrices me habrían quedado de por vida… o al menos habría necesitado que interviniese un cirujano muggle para quitármelas.

-Eso no lo sabíamos -dijo Lily, pues James era momentáneamente incapaz de hablar por la sorpresa-. Aún así, Gi…

-¡No quiero escuchar su nombre! ¡Dile «mamá» o «madre» si quieres, pero si escucho el nombre de esa mujer me iré! -exclamó Albus, perdiendo la calma por primera vez.

-De acuerdo -dijo Lily, un poco irritada-. Esa mujer, como tú la llamas, es tu madre, sin importar lo que te haya dicho o hecho. En el fondo, ella sigue queriéndote y estoy segura de que si nos esforzamos conseguiremos hacerle entender la verdad y pedirte perdón por…

-¿Y si yo no quiero perdonarla?

-¿Qué es lo que estás diciendo? -dijo James- ¿Vas a vivir sin tu madre el resto de tu vida?

-No necesito como madre a esa puta traidora…

James saltó de su sillón como impulsado por un resorte y se precipitó sobre Albus. Sujetándolo del cuello de su suéter, lo arrojó del sillón al suelo.

-¡No te atrevas a decirle así! ¡Ella también es mi madre, imbécil! -rugió, con su rostro a pocos centímetros del de Albus, mientras Lily se afanaba inútilmente por separarlos.

-¡Eso no hace que deje de ser una puta traidora! -dijo Albus en tono desafiante.

James, colérico, levantó el puño para estamparlo sobre el rostro de su hermano menor.

-¡James! ¡Suelta a Albus ahora mismo! -dijo una tercera voz masculina, y los tres hermanos tardaron poco en darse cuenta de que su padre había entrado a la sala. De muy mala gana, James liberó a su hermano y regresó a su sillón. Harry se apresuró a aproximarse a su hijo y ayudarlo a incorporarse.

-Gracias -dijo Albus cortésmente, sacudiéndose el polvo de su ropa y volviendo a tomar asiento.

-Al -dijo Harry mirándolo fijamente-, tengo que confesar que escuché gran parte de tu conversación con tus hermanos antes de decidirme a entrar. Sospechaba que entre… esa mujer y tú había pasado algo más de lo que ella nos dijo, pero solo ahora veo que las cosas fueron todavía peor de lo que suponía. Lo lamento mucho, hijo.

-Yo no -dijo Albus-. Esa mujer simplemente me demostró qué clase de persona era… lo mismo que ustedes.

-¿Podrías explicarte mejor? -dijo Harry.

-Con mucho gusto. La lealtad de las personas se prueba en los momentos difíciles. Cuando mi momento más difícil, el momento en el que más ayuda y respaldo necesitaba, llegó, ella eligió no ayudarme sino ponerse de parte de mis enemigos. Ella me traicionó.

«Ustedes tres, en cambio, eligieron ayudarme. Mis amigos, mi tía y dos de mis primos, también. De modo que en lugar de traicionarme, me demostraron su lealtad. Es así de sencillo. Traidores y leales. Y también neutrales, pero esa mujer claramente ya no es una neutral.

-¿Qué planeas hacer con ella? -dijo Harry con preocupación.

-Nada. Si esa mujer se mantiene bien alejada de mí, no tendremos ningún problema. Pero si vuelvo a ver su cara… no puedo garantizar su seguridad. Dile eso si alguna vez siente deseos de reconciliarse. Es cierto que yo ya se lo dije la última vez que nos vimos, pero esa mujer no es la persona más inteligente de la familia, así que puede que lo haya olvidado… lo mismo que olvidó el arañazo y las palabras que me dirigió la noche en que murió Hugo.

[NOTA 1: El título del capítulo hace referencia a uno de los mejores cuentos argentinos del siglo XX. Al primero en averiguar cuál es ese cuento, quién es su autor y de qué se trata, le responderé con absoluta sinceridad cuatro preguntas sobre el fanfic.

NOTA 2: Les recuerdo que si quieren contactarse conmigo por cualquier consulta que quieran hacerme o simplemente para charlar, pueden mandarme un e-mail a hacedor.de.reyes@gmail.com; también pueden agregarme al MSN.]

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