—Miren qué presa apetitosa nos ha traído nuestro halconcito —dijo Albus mientras contemplaba a Hermione, que había perdido el conocimiento y había sido tendida sobre un diván, en el número doce de Grimmauld Place. Luego se volvió hacia Agamenón y le palmeó afectuosamente ambas mejillas—. Si fueras una chica, te daría un beso de lengua aquí mismo, frente a todos.
—Por suerte —intervino Valerie—, yo sí puedo premiarte.
La joven, para sorpresa de todos, dio un paso al frente, echó sus brazos alrededor del cuello del joven Lestrange y lo besó en los labios. Los amigos de Albus, tras algunos segundos de desconcierto, comenzaron a aplaudirlos y vivarlos, y el propio Al fue el más entusiasta. Cuando se separaron, Agamenón estaba rojo como un tomate.
—Eres el mejor, Ag —dijo Albus—. Ahora, antes de que le siga dando ideas a mi novia, quiero que alguien me diga si sabe qué pasó con Livius.
—Jezzie y Alcyone han vuelto al Ministerio —dijo Isaac—. Seguro que allí se enterarán si llega alguna noticia de un duelo mágico en otra parte del país.
—Bien. Entretanto, deberíamos decidir qué hacer con mi tía.
—Arrojarla en Azkaban, por supuesto —dijo Valerie—. Apuesto que podemos demostrar que estuvo involucrada en lo de la estatua, al menos.
—¿Y de qué la voy a acusar, de vandalismo? ¿Voy a encerrar a mi propia tía en prisión solo porque destruyó una estatua? ¿Qué clase de mensaje estaría enviando? —dijo Albus.
—Forma parte de una organización armada ilegal y subversiva —opinó Scorpius—. Tu padre se incriminó a sí mismo con el mensaje que te transmitió a través de su Patronus. Quieren derribar a nuestro gobierno. Confío en que podremos presentar cargos serios en su contra, con un poco de imaginación.
Albus contempló al rostro dormido de su tía, meditabundo.
—No importa lo que haya hecho. No podemos encarcelarla. Esa mujer es la madre de Hugo.
Todos los presentes guardaron silencio repentinamente. Albus se levantó del sillón en el que había estado sentado, se dirigió al mueble-bar y se sirvió un vaso de whisky de fuego, no demasiado lleno y con hielo.
—Ahora bien —dijo Isaac—, si lográramos convencerla de que se pase a nuestro bando… Eso podría ser muy ventajoso para nosotros. Aún nadie ha hecho nada irreparable. Y algo me dice que con tu padre, Hermione tiene una influencia… especial.
El Hacedor de Reyes miró durante algunos segundos a su amigo y luego hizo una mueca curiosa, como si tuviera algo de sabor desagradable en la boca.
—Veo que el viejo sigue necesitando alguien con quien sacudir el bote de vez en cuando. Y no lo culpo, considerando que lleva años separado de su mujer. Supongo que mi tía es una mejora, aunque podría tener un poco más de imaginación para elegir sus parejas. En fin, si crees que Hermione puede abrir sus piernas y ayudar a que mi padre abra los ojos y vea la realidad, vale la pena intentarlo.
—Estoy de acuerdo —dijo Valerie—. Deberíamos encontrar algún lugar donde alojarla con comodidad, y cuando esté todo listo, Albus debería hablar con ella.
—¿Qué tal si me ocupo yo de eso? —dijo Isaac.
—No es que me entusiasme mucho la idea de lidiar con mi tía, Isaac, pero ¿por qué tú?
—Bueno, debes admitir que yo soy mejor político que tú, Al. No es culpa tuya, realmente. Todos esos años que tú pasaste entrenando en Durmstrang, yo los pasé aquí en Londres haciendo carrera en el Parlamento mágico. Aprendí a ganarme la confianza de muchos hombres poderosos… y también mujeres poderosas.
Al se había servido segundo un vaso de whisky de fuego, más abundante y sin hielo, y bebió un trago demasiado grande, que hizo que se le humedecieran los ojos.
—¿Y piensas que con mi tía podrás usar la misma táctica que usaste con Servilia Crouch? —dijo, yendo al grano.
—Algo parecido, pero no exactamente igual. Verás, Al, hay otras formas de seducir a una mujer además de llevársela a la cama.
—No sabría decírtelo —repuso Albus—. En toda mi vida yo solo he necesitado seducir a una —mientras decía esto, le acariciaba amorosamente la espalda a Valerie, quien se había sentado a su lado en el sofá—. Pero confío en tu experiencia.
—Hay otra cosa que puede jugar a mi favor.
—¿Qué es?
—Mi pelo.
—No estoy borracho aún —dijo el Hacedor de Reyes—, así que no creo haberte escuchado mal. ¿De qué va a servirte tu pelo?
—Yo soy un Prewett, no un Weasley. Pero todos los pelirrojos nos parecemos.
—Eso no te lo discutiré. Ha habido reuniones familiares en las que me ha costado diferenciar a mi hermano de mis primos. Pero, ¿qué tiene que ver eso con mi tía?
—Podrá parecerte tonto, pero el hecho de que yo sea pelirrojo servirá para inspirarle un poquito más de confianza en mí. Eso sumado al hecho de que tengo casi la misma edad que Hugo.
—Isaac, no me me parece tonto, me parece lisa y llanamente subnormal —dijo Albus, terminando su vaso—. Si quieres hablar con mi tía, puedes hacerlo. Eres inteligente, y seguro que podrás argumentar tan bien como yo frente a ella. Pero no intentes hacerme creer que esas idioteces psicológicas funcionarán con mi tía. Ella es una mujer racional, por Merlín. Su hijo está muerto, su marido está muerto, y tú no eres ninguno de ellos dos.
Por un segundo, Isaac tuvo una expresión casi similar a la de un perro apaleado por su amo, pero luego recuperó su aplomo.
—¿Tengo tu permiso para ocuparme de ella, entonces?
—Seguro —dijo Al—. Lo pongo en tus manos. ¿Dónde se habrá metido Livius?
Como si estuvieran respondiendo a sus palabras, Livius, Alcyone y Jezebel se Aparecieron en el despacho.
—Liv, ¿estás bien? —preguntó Albus, levantándose y acercándose a él.
—Tenía algunos cortes y magulladuras, nada que un par de hechizos curativos no pudiera sanar —respondió por él Alcyone.
—Cuéntanos qué pasó —dijo Valerie, alcanzándole una hoja de papel y una pluma.
Livius se inclinó sobre escritorio que antes había pertenecido al padre de Sirius Black, su pariente lejano, y escribió:
No hay mucho para decir. Harry Potter y yo nos Aparecimos en la casa vacía de unos muggles. Nos batimos a duelo durante algunos minutos, pero hicimos mucho ruido y los vecinos llamaron a la Policía. Harry no debe haber querido arriesgarse a herir a los muggles, y se escapó antes que pudiera detenerlo.
—Hiciste lo que pudiste, Liv —dijo Albus, tras leer su nota—. Mi padre es un mago muy experimentado. Me considero afortunado de que no te haya tomado prisionero también a ti.
—¿Cómo vamos a hacer para recuperar a Ash? —preguntó Agamenón.
—Ya pensaremos en algo —dijo Albus—. Sé que mi padre no le hará daño.
—Yo tampoco creo que vaya a matarlo, pero ¿y si decide hacer con él lo mismo que tú con…? Ya sabes quién. El que mandamos a América Latina —dijo Valerie, quien no quería mencionar el nombre de Eugene Finnigan, a quien habían Desmemorizado y enviado a México a vivir el resto de su vida como un muggle estéril.
—Valerie, ya lo dije recién. Mi padre no tiene imaginación. Además, aún si se le ocurriera esa idea, o algo similar, su honor no le permitiría hacerlo.
Livius había vuelto a escribir en la hoja que le había pasado Valerie.
Creo que hay algo importantísimo que hemos pasado por alto. ¿Quiénes son los que vinieron a socorrer a Harry Potter?
Cuando Albus leyó la nota, se encogió de hombros.
—Una combinación de serpientes y comadrejas, diría yo —respondió—. Seguramente hubo Weasleys involucrados, y también algunos magos de las familias de sangre pura antiguas. Pero seguro que si les preguntamos a los Aurores que pusimos a vigilarlos, nos jurarán que no salieron de sus casas en ningún momento… y no estarán mintiendo. En el mejor de los casos, los habrán atacado y les habrán implantado recuerdos falsos. En el peor, son cómplices de las personas a quienes debían vigilar. Jezzie, no me malinterpretes —dijo, dirigiéndose a Jezebel Smith—: sé que tú eres leal y que muchos de tus Aurores lo son. Pero no todos. Sería un error pensar eso, considerando lo que les hicimos.
“Y en el caso de los que no tenían Aurores vigilándolos, probablemente tengan coartadas excelentes. No importa. Sin mi padre como un estandarte en torno al cual se puedan reunir, esas comadrejas y serpientes se quedarán sin colmillos para clavarnos. Es a mi padre a quien tenemos que neutralizar.
***
A James no le resultó difícil llevar a Ash Bennett a la cama y atarle las manos y los pies. Ash no hizo ningún intento de resistirse ni protestó por lo que le estaba haciendo. Debía saber que era inútil.
Una vez que Ash estuvo seguro en la cama, James se dirigió al comedor del pequeño departamento al que su padre le había pedido que llevara al amigo de Albus, cerró la puerta del dormitorio y se sentó a esperar noticias, mirando ansiosamente a la ventana, por si venía una lechuza, o a la moneda. Al final, fue el Patronus de Draco Malfoy el que apareció para avisarle lo que había ocurrido.
Tu padre, tu prima y yo logramos escapar, pero tu tía es prisionera del enemigo. Alguien vendrá a verte en unas horas. Vigila a Bennett.
James revisó la cocina y encontró muy poca comida. Apenas algo de arroz, harina, aceite, sal y pimienta. No se atrevía a salir del departamento, así que esperaba que su padre, su prima o quien fuera a visitarlo le llevara provisiones, en caso de que necesitara estar mucho tiempo allí vigilando a Ash. Había jabón, pasta dental, un peine y un par de cepillos de dientes en el baño, y el agua caliente corría. El televisor funcionaba, e incluso tenía cable.
Mientras hacía todo esto, Ash lo observaba en silencio. Al principio James se sentía aliviado de no tener que escucharlo burlarse o quejarse, pero al transcurrir la primera hora el silencio comenzó a hacerse demasiado pesado. En el dormitorio había dos camas. James se acostó en la que había quedado libre y dijo, mirando al techo:
—No me gusta esto, ¿sabes? No estoy hecho para ser carcelero.
—Qué coincidencia. Yo no estoy hecho para ser prisionero —replicó Ash—. ¿Qué tal si me desatas y así quedamos libres para seguir a nuestros corazones?
—Eres gracioso. ¿Ese es tu papel en la corte de mi hermano? ¿Eres su bufón?
—“La corte”… Vaya, tienes una imaginación muy frondosa. ¿Cómo imaginas que Al se pasa el tiempo? ¿Sentado en un trono con Valerie a su lado, emitiendo decretos reales?
—Quizá no literalmente.
—A veces pienso que tu hermano debería haber sido enviado a Hufflepuff, por todo lo que trabaja. Es profesor en Hogwarts, se mantiene en comunicación constante con tu tío Percy y con Isaac, y por si fuera poco, tiene que desperdiciar varias horas al día tratando de ponerle fin a la absurda resistencia de tu padre.
—Perdóname si no lloro por mi pobre hermano, que solo quiere llevar la vida simple y sana de un dictador sanguinario.
—Tú nunca lo comprendiste. Quizá lo hayas querido alguna vez, pero nunca supiste con quién compartiste tu crianza y tu hogar.
—¿Y tú sí?
—Yo creo que tu hermano, más que un hombre, es una fuerza a la que nada de lo que toca permanece ajeno. Transforma todo.
—Y lo que no puede transformar, lo destruye.
—Tal vez. Es el precio del progreso.
—Bueno, para mí el precio es demasiado alto. Y no soy el único.
—Me encogería de hombros, pero me temo que por la forma en que me ataste las manos, no puedo hacerlo. Así que considera la conversación terminada —dijo Ash.
Tras algunos minutos de silencio, James se incorporó y miró a Ash a los ojos.
—De acuerdo, te propongo algo. Suspendamos cualquier debate sobre mi hermano durante el tiempo en que estemos juntos. Ni tú me convencerás a mí ni yo a ti, y solo lograremos pasar horas o días peleándonos.
—Como quieras. ¿Vas a mantenerme atado todo el tiempo?
—Depende de lo que me diga mi padre. Si logramos encontrar algún lugar más cómodo donde dejarte, quizá tengas tu propio cuarto, por el que podrás moverte libremente.
—Una celda.
—Sí —admitió James—. Pero una celda es mejor que una cama.
—Tienes razón. Y supón que tu padre te dice que tengo que quedarme aquí hasta que decidan liberarme. ¿Cómo haremos?
—Tendré que alimentarte yo. Con cuchara, o cortando la comida en trozos y usando luego el tenedor. No debería ser difícil.
—¿Y el baño?
—No lo había pensado.
—¿Vas a llevarme atado hasta el inodoro y ocuparte tú de sacar mi…? —dijo Ash, divertido.
—No, claro que no —respondió James, que se había ruborizado—. Te desataré y te permitiré ir al baño, pero tendrás que estar allí un tiempo razonable. Pero no quiero arriesgarme a tenerte desatado a menudo.
—¿Podríamos tener la televisión en este cuarto?
—Sí, no veo por qué no. ¿Te gusta el fútbol?
—Soy hijo de muggles, ¿recuerdas?
De pronto, James y Ash escucharon un “crac” en el comedor. Harry Potter entró en la habitación.
—Papá, ¿estás bien? —dijo James. Se levantó de la cama y le dio a su padre un abrazo.
—Livius Black me dejó bastante lastimado, pero no me hizo nada que un par de hechizos curativos no pudieran arreglar.
—Vaya, Potter, ¿un veinteañero estuvo a punto de ganarte? —dijo Ash—. ¿Te estás poniendo blando con la edad?
—¿Quieres que te amordacemos además de atarte? —dijo Harry, y Ash se calló, aunque no perdió la sonrisa burlona—. Ven, James, hablemos en el comedor.
Padre e hijo salieron del dormitorio, dejando a Ash solo, y James colocó un Muffliato en la puerta para que no pudiera oír el resto de la charla.
—El señor Malfoy dijo que tienen prisionera a la tía Hermione.
—Así es —dijo Harry, con evidente dolor.
—Tenemos que liberarla.
—No. Ella no querría que nos arriesgáramos inútilmente. Nuestra única esperanza es que Albus acceda a un intercambio de rehenes. Ash Bennett por tu tía.
—Bennett no es tan valioso para él como Hermione para nosotros —dijo James.
—Entonces tal vez debamos tomar otros rehenes. Para equilibrar la balanza —dijo Harry—. Tendremos que pensar cuidadosamente nuestro próximo paso, hijo. Hasta entonces, no quiero hacer peligrar el intercambio. No podemos perder a Bennett. Lo mejor es que permanezca aquí contigo hasta que llegue el momento de devolvérselo a tu hermano.
***
Cuando Hermione se despertó, notó que tenía la frente apoyada contra una superficie dura. Le dolía la espalda, y sentía las piernas algo entumecidas, pero no estaban atadas. Abrió los ojos, y lo que vio le pareció tan inverosímil que por un momento creyó estar soñando. Estaba en un bar muggle. Ya casi era de noche, y había unos pocos parroquianos. Había una rocola, en la que sonaba una canción de rock cuyo nombre Hermione no recordaba.
Al incorporarse, se dio cuenta de que había estado sentada en una de las sillas altas de la barra, con la cabeza apoyada contra el mostrador, como si hubiera bebido hasta quedar inconsciente. Aquello no tenía sentido…
—¿Tuvo una noche difícil? —preguntó una joven voz masculina a su derecha. Hermione giró la cabeza, y vio que un joven pelirrojo y sonriente estaba sentado a su lado. Su primera impresión fue que era un Weasley, y solo después de unos instantes reconoció a Isaac Prewett.
Instintivamente, se llevó la mano al bolsillo, buscando su varita, pero se dio cuenta de que no llevaba jeans. Alguien le había cambiado la ropa, y le había puesto un vestido negro, más corto de lo que ella estaba acostumbrada a usar.
—Lo siento —dijo Isaac—, pero no queríamos correr el riesgo de que usted tuviera bolsillos en los que pudiera esconder cosas. Pero le prometo que hice que me echaran un Obliviate después de ponerle el vestido, para no recordar cómo se ve en ropa interior. Al fin y al cabo, soy un caballero.
—Supongo que no estaremos solos, ¿cierto? —preguntó Hermione.
—¿Ve a esa pareja de ancianos que está cerca de la puerta, los que están tomando té con lemon pie?
—Si intento hacer algo, ellos me interceptarán —adivinó Hermione—. Y luego me llevarán a Azkaban y me meterán en la celda más pequeña que puedan encontrar.
—Me hiere, señora Weasley. Yo solo deseo una cosa: que haya paz entre nosotros.
—¿Por eso me tomaron prisionera?
—A veces la paz viene con un precio muy elevado. Pero le prometo que cuando terminemos con esta locura, todos seremos amigos y estaremos libres.
—“Libres”. Esa sí que es una palabra graciosa. A menos que quieras decir que seremos libres de elegir entre quedarnos en Gran Bretaña obedeciendo al Hacedor de Reyes, o exiliarnos.
—No obedecerlo. Acompañarlo —dijo Isaac suavemente—. Y si su deseo no es acompañarlo, basta con no interponerse en su… en nuestro camino para no ser molestado. No pedimos mucho.
—Veo que pasaste al plural. ¿Qué pasa, Prewett, no quieres reconocer que tú solo eres un seguidor y que el único líder es mi sobrino?
—Albus escucha nuestros consejos. Nunca toma ninguna decisión con la que nosotros no estemos de acuerdo…
—Pero es él quien las toma. Ustedes podrán ser su círculo íntimo, pero no por eso tienen la oportunidad de gobernar.
—¿Y acaso es distinto con Harry Potter? —señaló Isaac—. ¿Él sí permite que ustedes tomen decisiones?
—Harry es un líder, pero no porque haya ambicionado serlo, sino porque las circunstancias lo han obligado a asumir ese rol una y otra vez.
—Ah, el hombre predestinado. Un concepto tan bonito como irracional.
—Tú nunca podrías entenderme, porque ni siquiera has combatido junto con Albus. Solo te quedaste aquí, infiltrándote en el gobierno. Fueron los demás amigos de mi sobrino los que se exiliaron con él y entrenaron en Durmstrang. A ellos al menos los puedo comprender. Tuvieron que hacer sacrificios.
—¿Y yo no?
—Acostarte con Servilia Crouch no parece haber sido muy difícil
—¿Alguna vez ha intentado meterse desnuda y embadurnada de miel en la cueva de un oso e intentar que no la coman?
—Por favor, Prewett. Si hay una imagen que no quiero tener en mi cabeza, eres tú desnudo.
—Usted lo sacó a colación. Pero, dado que estamos en el terreno personal, ¿cree que pasará mucho tiempo para que deje de llamar a Albus “mi sobrino” y comience a decirle “mi hijastro”?
—Harry está casado con Ginny —dijo Hermione, quien comenzaba a ruborizarse.
—Sí, casado… y separado hace muchos años. Albus ha aprobado una ley que establece el divorcio entre los magos. Algo me dice que, si ustedes toman el poder, esa será una de las pocas leyes del Hacedor de Reyes que seguirán en vigencia.
—No voy a hablar de mi vida personal contigo —dijo Hermione, irritada.
—No, pero usted es una mujer honesta. No ha desmentido nada de lo que dije.
—No es asunto tuyo.
—La entiendo. Si usted dijera que estoy mintiendo, eso sería admitir ante usted misma que su relación con Harry es algo que debe ocultarse, algo negativo. Y cuando uno está enamorado, quiere proclamarlo al resto del mundo con orgullo.
—¿Qué sabes tú de estar enamorado?
—Uno no tiene que haber estado enamorado para saber lo que se siente. Y también sé algo, señora Weasley: si hay alguien capaz de convencer a Harry Potter de ser razonable, es usted. Usted puede persuadir a su… enamorado, por así decirlo, de enterrar la maldita hacha y volver a su casa.
—Jamás —dijo Hermione con fiereza—. Jamás cooperaré con ustedes. Y te diré algo más: aún si ustedes logran persuadir a Harry de dejar de pelear, yo seguiré haciéndolo. No soy tan fuerte como él, pero no soy ninguna inútil. Quizá no logre vencer a tu amiguito, pero sí podré darle un buen susto antes de que él me derrote a mí.
Isaac la miró con atención durante algunos segundos, y cuando la canción que había estado sonando terminó y comenzó otra de rock, dijo:
—Es una pena, entonces. Siempre habíamos pensado que Harry era el fanático, pero veo que usted es su Lady Macbeth. En fin, eso significa que deberemos llevarla de vuelta a su celda. Las leonas deben permanecer enjauladas.
Isaac se levantó y la tomó suavemente del brazo. Pagó la cerveza que había estado tomando, tras lo cual salieron del bar. A Hermione le llamó la atención que los dos ancianos a los que Isaac había señalado permanecieron sentados, indiferentes a la salida de la mujer a la que debían vigilar. Isaac y ella caminaron hasta un callejón, y allí Hermione oyó el sonido de dos magos Apareciéndose. Dos Aurores salieron de entre las sombras.
—Llévenla a su casa en Ottery St. Catchpole. No permitan que salga, ni que nadie se entere de su presencia.
—¿Quiénes eran esas dos personas en el bar? —preguntó Hermione.
—Eran lo que parecían ser: dos viejos muggles tomando el té —dijo Isaac, con una sonrisa burlona—. Si se hubiera atrevido a romperme un vaso o un cenicero sobre la cabeza, nadie le hubiera impedido huir. A veces, señora Weasley, sobrestimar al enemigo puede ser un error tan grande como subestimarlo.
***
Habían pasado varios días desde que Harry dejara a Ash y James solos y el tedio se había ido apoderando de los dos. Se pasaban casi todo el día mirando televisión, y hablando de nimiedades (chismes sobre magos y brujas que conocían, algunas noticias de Quidditch o de revistas como Corazón de Bruja).
Con el tiempo, James fue relajando las medidas de seguridad. Al cabo de una semana de buen comportamiento, le permitió a Ash pasar varias horas al día desatado, excepto cuando James debía ir al baño, cocinar o hacer cualquier otra cosa que lo obligara a abandonar la habitación. Incluso le permitía comer en la mesa, aunque se sentaba lo suficientemente lejos de él como para Aturdirlo si intentaba usar los cubiertos como arma. Por las noches dormía atado a la cama.
Diez días después de lo que ambos llamaban “la batalla del taller”, Ash se había dormido mirando televisión junto a James, que estaba en la cama de al lado; la luz del televisor siempre le había servido para adormecerse. De pronto escuchó un sonido agudo que lo hizo recuperar en parte la vigilia. Ash, que seguía con los ojos cerrados, pensó que podía tratarse de una mujer gritando en la calle, aunque el sonido no le había permitido discernir si se trataba de un grito de cólera, miedo o alguna otra cosa. Poco a poco fue abriendo los ojos.
Lo primero que vio fue una mujer desnuda. Era rubia, presentaba un saludable bronceado californiano, tenía enormes senos con los pezones muy erectos, y estaba acariciando los hombros de otra mujer desnuda, una chica más joven y pálida, de cabello castaño y ojos azules. Luego vio cómo la rubia la besaba en el cuello e iba deslizando su lengua hasta sus senos, deteniéndose en sus pezones rosados y lamiéndolos y chupándolos hasta dejarlos tan duros como los de ella. La jovencita, que tenía los ojos cerrados y los labios entreabiertos, soltaba grititos de placer, y había sido uno de ellos el que lo había despertado.
La película no era exactamente pornográfica, comprendió Ash cuando la cámara se alejó un poco de las chicas para mostrar mejor sus cuerpos. Estaban desnudas, pero si bien la cámara se recreaba exhibiendo sus pechos y nalgas, evitaba enfocar sus pubis. “Porno suave”, pensó divertido “No pasan porno verdadero en la TV por cable”. A Ash jamás le habían atraído las chicas, se consideraba cien por ciento homosexual, de modo que el film le resultaba más curioso que atrayente.
No podía decir lo mismo de James Sirius Potter, tendido boca arriba en la cama, con la cabeza levantada por varias almohadas para poder ver mejor la pantalla y que estaba masturbándose con sumo entusiasmo. Aprovechando que James no se había percatado de que su compañero de habitación estaba despierto, Ash lo observó con deleite. Estaba vestido solo con una camiseta y un boxer, que se había bajado hasta las rodillas. Tenía piernas muy musculosas, en parte por sus años en el equipo de Quidditch y en parte por su entrenamiento de Auror. Bajo la luz del televisor, Ash no podía distinguir el color de su vello púbico, aunque imaginó que debía ser rojo, como su cabello. No estaba mal dotado, aunque eso era algo que Ash ya había escuchado en sus años en Hogwarts, donde James parecía haberse acostado con la mitad de las chicas de cada Casa. Pero lo que más lo fascinó fue notar, por primera vez, cierto parecido entre James y su hermano Albus. Había algo en la expresión concentrada con la que James Potter miraba al televisor que le recordaba fuertemente a su amigo.
En parte por respeto y en parte por interés —pues comenzaba a sentirse cada vez más excitado—, Ash hubiera permanecido inmóvil y en silencio hasta que James acabara, pero de pronto sintió como si una mota de polvo se le hubiera metido en la nariz. La picazón era insoportable, y finalmente no pudo contenerse y estornudó. El ruido hizo que James se sobresaltara, y por instinto encendió la luz.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó James, que se había puesto rojo como un tomate (aunque Ash no sabía decir si de vergüenza o ira).
—Te preguntaría lo mismo a ti, pero resulta bastante evidente —replicó Ash, haciendo un gesto con su frente en dirección a su pene. James se subió apresuradamente el boxer, se cubrió con la sábana y apagó la televisión.
—Estaba… estaba…
—¿Masajeándolo para aliviar una contractura? —preguntó Ash, luchando por reprimir una carcajada.
—Lo siento —dijo James, derrotado—. Es que estaba mirando tele, puse ese canal y cuando vi lo que estaban pasando… no pude controlarme.
—Sé lo que se siente. Aunque debes estar muy necesitado para que ni siquiera hayas podido llevarte la tele al comedor.
—No quiero hablar del tema —dijo James, cuyo rubor se intensificó (algo que Ash no hubiera considerado posible).
—¿Por qué no, James? Hablar de tu vida sexual es más divertido que cualquier otra cosa que podamos hacer aquí. Bueno, que casi cualquier otra cosa.
James pareció captar la alusión. Sus mejillas estaban tan rojas que Ash se preguntó si brillarían en la oscuridad si apagaban la luz.
—Si te hace sentir mejor, no eres el único aquí cuyo… Auror decidió alzar la varita —añadió Ash, e hizo un gesto con la barbilla. Aún cubierta con su ropa interior y con la sábana, la erección que le había ocasionado ver a James era claramente visible.
—¿Fue por la película? —preguntó James.
—Fue por ti —dijo Ash al instante—, aunque no dudo que esa película debe ser muy estimulante para los que le tienen esos gustos.
—¿Así que eres gay?
Ash lo miró con un poco de sorpresa.
—Es curioso que me formules así tu pregunta. Casi todos los sangre pura me dicen “¿Te gustan los chicos?”. Solo los hijos de muggles o los mestizos que han sido criados en un entorno más muggle que mágico usan con frecuencia las palabras “gay” u “homosexual”.
—Es que… supongo que me influyeron mucho los muggles. Yo fui a una escuela muggle antes de que me mandaran a Hogwarts.
—Supongo que eso lo explica. La mayoría de los niños mágicos son educados en sus casas hasta los once años. Ahora que lo pienso, Al me dijo que él había ido a una primaria muggle.
—Todos fuimos.
—Bueno, dado que me lo preguntaste a mi, yo te lo puedo preguntar a ti. ¿Solo te gustan las chicas?
James titubeó durante algunos segundos antes de decir:
—Sí.
—No pareces muy seguro.
—Sé que me gustan las chicas. He estado con muchísimas.
—Sí, pero eso no es lo que te pregunté. ¿Te gustan solamente las chicas?
—Bueno… no.
—¿No? ¿O sea que has estado con chicos? —preguntó Ash, algo sorprendido de no haber escuchado nada en el colegio.
—Estuve con un chico. En mi séptimo año.
—¿Quién era?
—Uno de mis compañeros de Quidditch, un Cazador del equipo de Gryffindor. Kenyon Kirke, se llamaba… bueno, se llama. Habíamos ganado un partido realmente difícil a Ravenclaw y alguien había traído varias botellas de whisky de fuego a nuestra sala común.
—¿Él tuvo la iniciativa, o tú?
—Él. Realmente era muy guapo —añadió, casi como si se estuviera disculpando.
—Sí, lo recuerdo. Pero aún si hubiera sido feo, ¿cuál habría sido la diferencia?
—No sé, es que fue un episodio tan fuera de lo común que yo nunca me lo he sabido explicar.
—¿“Fuera de lo común”? ¿Sospechas que usó Amortentia o algo así?
—No, para nada. Yo definitivamente quería hacerlo. Quizá fuera el whisky de fuego.
—¿Y te gustó?
—Sí. De todos modos no llegamos a hacer mucho, acabamos enseguida.
—Me hubiera gustado verlo —dijo Ash con una sonrisa—. Kenyon Kirke y tú juntos…
—Cuando supe que mi primo Hugo era gay, no reaccioné bien —dijo James, que parecía no haberlo escuchado—. Es algo de lo que me he arrepentido mucho. Y, de hecho, creo que jamás llegué a disculparme con él por eso. Es decir, volví a tratarlo bien después de mi berrinche, y después de que Albus me pusiera en mi lugar, pero no recuerdo haber tenido una charla con Hugo en la que le dijera que lo sentía. Creo que me enfadé porque yo mismo he sentido cierta atracción por los chicos, y en ese entonces no quería aceptarlo.
—¿Pero prefieres a las chicas? —dijo Ash, con más seriedad.
—Sí. No es que quiera negar mi identidad ni nada por el estilo, pero no puedo imaginarme teniendo un futuro con otro hombre. Sé que tarde o temprano terminaré sentando cabeza, casándome con alguna chica y teniendo hijos. Algunos chicos me gustan mucho, pero en general las chicas son las que más me atraen.
—Ya veo —dijo Ash—. Bueno, gracias por confiar en mí.
—No sé por qué te lo dije. Supongo que eres el primero que me lo pregunta.
—Es que al verte con tantas chicas, todos los demás asumen que…
—Claro, debe ser por eso. Bueno, de nuevo, perdón por haberte… despertado.
—No te preocupes. La próxima vez, desviaré la mirada, como un caballero —respondió Ash, haciendo que James soltara una carcajada.
James apagó la luz y, al cabo de un rato, Ash pudo escuchar su respiración acompasada, señal de que se había dormido. El joven Slytherin permaneció despierto unos minutos más, pensando en lo que James le había dicho. Una idea comenzó a formarse en su mente.
No puedo, me rehuso a poder. 😀
Otro de tus comentarios incoherentes.
exelente como siempre!
Muchas gracias, Gonza!
muy buen capitulo felicidades martin y gracias por seguir con tu historia esperamos el siguiente con ansias. seguro livius tendra algo que contarnos en el siguiente capitulo. felicidades de nuevo
El próximo capítulo no será narrado desde el punto de vista de Livius, pero habrá más extractos de sus Memorias más adelante, eso lo prometo 🙂
Saludos.
¡¡¡TAN EXCELENTE COMO SIEMPRE!!!. ¡¡¡LA ESTÁS BOTANDO!!!. ¿¿¿¡¡¡ASH Y JAMES!!!???. TE JURO QUE POR UN MOMENTO PENSÉ QUE HABÍAS «LLEGADO MÁS LEJOS»… JAJAJAJAJA
Sabes que siempre he pensado que lo ideal hubiera sido Hermione/Harry, ¡¡¡así que me RE-ENCANTÓ esto!!!. Yo estoy escribiendo de nuevo y precisamente de esto es que trata el capítulo… XD.
¡¡¡ ME ENCANTÓ !!!
James solo ha estado con un chico en toda su vida, necesitaría más «estímulos» para repetir la experiencia 😀
Me alegra que te guste esa pareja, intentaré escribirla lo mejor que pueda.
Saludos!
Excelente capitulo como todos los que escribes, creo ke es el primer o segundo comentario que te dejo pero en fin por face tambien te he dicho ke eres genial.Sigue sin convencerme el Harry/Hermione, recuerdo la reaccion cuando lei sobre el beso ke se dieron hace varios capis y kede en sorprendida, pero tu lo haces encajar perfectamente.
Mmmmm creo que lo que James le confesó a Ash terminara siendo usado en su contra.
Ya veremos…hasta el otro capi.
Sé que el Harry/Hermione (lástima que no hayan inventado para esa pareja un neologismo que suene tan bien como «Drarry») es «polémico» entre los fans, me alegra que no te moleste aunque no lo compartas 🙂
Sobre James y Ash, mejor no digo nada 😉
Saludos!
OKeey que fuerte!! Quiero q sigan saliendo mas capituls y mas rapido, jajaja.
Lo intentaré 🙂
viva mexico!! =D
Viva 🙂 Tengo mucho afecto por mis lectores/as mexicanos/as.
Bueno.. Capitulo largo, interesante, tuvo de todo. Lo mas sorprendente del capitulo, Martín, fue su proximidad con el ultimo!!! jeje.. pequeña broma. De verdad genial como siempre y aunque no me lo creo yo mismo, espero que publiques mas seguido y terminar esta historia de una vez.. Aunque a veces creo que tu no quieres terminarla.
Claro que quiero terminarla, pero la historia no quiere ser terminada 😀
llevo leyendo esta historia casi desde hace mucho tiempo y despues de dos años de haberla reencontrado, por fin puedo poner mi comentario
cada vez me dejas con ganas de otro capitulo mas, creo que esa es la razón por la cuál estoy leyendo toda la historia por tercera ves…comencé cuando tenia 13 y ahora ya voy a cumplir 17…que rápido pasa el tiempo
admiro tu historia, creo que es una de las razones, si no la principal, por las que yo empecé a hacer mis propias historias
en fin, creo que eso es todo lo que puedo decir por ahora
cuidate!!!
Luna Paola fuera
Es cierto, el tiempo pasa muy velozmente. Cuando empecé la historia, yo recién había comenzado mi carrera. Ahora la he terminado y voy por la mitad de otra 😀
Mucha suerte con tus escritos.
Saludos!
Hola, me encanto tu historia la leí en mas o menos en un día, no puedo creer la habilidad que tienes para escribir, estoy mas que sorprendida, jamas imagine que Albus pudiera ser de esa manera. Definitivamente cambia la perspectiva que tenia sobre el, pero lo mejor es que me encanto. Ahora llegando hasta este punto… James y Ash, me imagino por la idea que cruzo por su cabeza que habrá algo entre ellos. ¡Me encanto!
Yo solo espero que el cambio en Al haya sido creíble. Me alegra que te guste la idea (que todavía es hipotética) de Ash y James juntos.
Saludos!
Me encanta tu historia! la leo hace 2 años y realmente me fascina es una de las pocas historias que leo q tienen coherencia y una trama… espero q subas otro cap pronto!
Muchas gracias por los elogios, Katie. Intentaré actualizarla lo antes posible.
Saludos!
Por favor Martin, no hagas que James sea engañado de esa manera… Buen capitulo, por cierto
¿Engañado de qué manera? 😀
Que sea engañado por Ash de una manera sexual que le permita a este escaparse, seria demasiado malo y doloroso.
Me encanto el capitulo y la nueva manera en la qu nos muestras a James! Solo espero qu no sea muy macabra la idea de Ash, me daría cosita con James ya qu es unos de mis personajes favoritoss
Si con «macabra» te refieres a algo que pueda hacerle daño a James, puedes estar tranquila 😀
Saludos.
Ya me estaba imaginando como la escena de HP en el Bananero: ‘Me van a cortar la verga’, ‘Te van a mamar la verga’, pero al revés…
Hola!
Está buenísima la historia! de casualidad encontré tus escritos, y lo leí todo en muy poco tiempo… Pero me quedo con las ganas de mas!
Cuando sale el siguiente capítulo?
Pero no lo veo a James con Ash. James tiene el perfil de ultraconservador, de tradicionalista, del politicamente correcto… Si bien entre los magos no es incorrecta la homosexualidad, no lo veo en ese papel…
Wow! De verdad, desde hace tiempo que no me meto, pero valió la pena meterme a ver lo que pasaba por aquí… De verdad, me encantó la escena de Ash/James ajifnremgn me encantaria que siguieras con eso…
Hola martín, estaba mirando esto y me acordé de tí
saludos y si puedes…. sólo si puedes damos un regalito navideño