Los senos de Annie se veían preciosos bajo la luz del mediodía, que entraba por la ventana del dormitorio. Albus había estado resistiendo la tentación durante algunos minutos, desde que la idea apareció en su cabeza, pero al final sucumbió; tomó la copa de vino blanco que estaba en la mesa de luz de su amante, y derramó algunas gotas sobre sus pechos. Annie se sobresaltó, pero como estaba muy agotada permaneció tendida boca arriba, y antes que pudiera protestar, Al comenzó a limpiarle el vino con su lengua. El sabor de aquel líquido dorado jamás le pareció tan delicioso mezclado con el de la piel de la chica, y cuando llegó a sus pezones, por un instante tuvo la extraña, aunque reconfortante, sensación de que había vuelto a ser un niño alimentándose del pecho de su madre.
—Mira qué torpe que soy —dijo, poco después de volver a derramar parte del contenido de la copa sobre su estómago.
—Pobrecito. Ahora tendrás que seguir limpiando —dijo Annie. Albus no se resistió mucho a volver a poner su lengua en acción.
***
Alcyone y Livius Black entraron juntos al Atrio del Ministerio de la Magia. Durante algunos segundos examinaron el lugar con la mirada, contando las personas que estaban allí circulando y todas las salidas y entradas. Luego se miraron el uno al otro y, después de un asentimiento de Alcyone, empezaron.
Uno de los Aurores que controlaba la entrada de visitantes al Ministerio fue el primero en ser atacado con un Desmaius. Su compañero estuvo a punto de ser Aturdido también, pero logró refugiarse detrás de un escritorio. Los funcionarios y empleados del Ministerio, después de unos segundos de estupefacción, atinaron a huir; algunos de ellos se refugiaron en sus oficinas y otros lisa y llanamente abandonaron las instalaciones. Alcyone y Livius consiguieron poner fuera de combate al segundo Auror, pero pronto aparecieron muchos más, pues no habían tardado en dar la voz de alarma. El señor y la señora Black, sin embargo, eran hábiles duelistas y además combatían muy bien en equipo; cuando los Aurores Aturdían a uno de ellos, el otro no tardaba en reanimarlo.
En medio del caos que se desató por aquel inesperado ataque, nadie notó la presencia de una jovencita menuda y pelirroja, que se unió a los oficinistas que corrían a esconderse en el interior del edificio del Ministerio. Llevaba un sombrero blanco y anteojos oscuros, y una vez que abandonó el Atrio comenzó a caminar con mucha más parsimonia que los atemorizados burócratas. Sabía exactamente adónde se dirigía.
***
La varita de James estaba presionada con tanta fuerza contra el cuello de Ash que le estaba dejando una marca roja, pero en esos momentos al joven hijo de muggles no le importaba nada. Cuando James estaba dentro suyo, era incapaz de cualquier pensamiento coherente.
Ash seguía teniendo las muñecas y los tobillos atados, pero ahora por cadenas en lugar de cuerdas, y las cadenas eran lo suficientemente largas como para que él se pusiera en cuatro patas para ser penetrado. En algunas ocasiones, como aquella, James le ponía la varita en el cuello o en la sien durante el sexo; en otras, le tiraba del pelo o le apretaba el cuello con el brazo. De vez en cuando, le daba mordiscos en el cuello o los hombros.
Después de su primer “encuentro”, por así llamarlo, James había sentido ciertos remordimientos de conciencia. Bajo la ducha, el hijo mayor de Harry le ofreció a Ash liberarlo. Le dijo que podían fingir que se había escapado del departamento, y que no era necesario que siguiera estando cautivo allí. Parecía sentirse tan culpable como si acabara de cometer una violación. La respuesta de Ash fue darle un prolongado beso en los labios y preguntar:
—¿Por qué diablos querría irme?
No pasó mucho antes que volvieran a hacer el amor. Fue Ash quien le sugirió a James que volviera a atarlo, y si bien el joven Potter se resistió, su erección pareció volverse muchísimo más sólida al escuchar la propuesta de Ashton. Lo mismo ocurrió con la idea de las cadenas, la de la varita en el cuello y todas las demás que se le ocurrieron a Ash para volver su juego aún más emocionante.
James y él, al cabo de su tercer día de sexo, hicieron un pacto. Después de que Ash fuera liberado, si llegaban a encontrarse combatiendo en bandos opuestos de una batalla, evitarían combatir entre sí. Ni James se pasaría al lado de Al ni Ash al de Harry, pero al menos podían estar de acuerdo en no hacerse daño el uno al otro.
***
Había una pareja de Aurores montando guardia frente a la oficina de Albus Potter. La joven pelirroja se acercó a ellos y se apresuró a quitarse los anteojos y el sombrero; fue reconocida de inmediato.
—Señorita Potter —dijo uno de los Aurores—. Me parece que su hermano no está aquí, pero si quiere puedo averiguar…
—Sé que mi hermano no está en su oficina —dijo Lily—. ¡Acabo de verlo en el Atrio! ¡Están tratando de matarlo!
—Nos informaron que hay un… disturbio en el Atrio, señorita —dijo el segundo Auror—. Pero no recibimos órdenes de abandonar nuestros puestos.
—¡Mi hermano está en peligro! Díganme, ¿qué es más importante? ¿Proteger la oficina del viceministro, o su vida?
—Señorita, por favor tranquilícese. Hay muchos buenos Aurores en el edificio. Seguro que pueden protegerlo tan bien como nosotros.
—¡Por favor, se los ruego! —dijo Lily, cuyos ojos comenzaban a humedecerse—. Cumplir con el deber no siempre es lo mismo que cumplir con las órdenes. ¡Por favor! ¡Es una cuestión de vida o muerte!
Los Aurores se miraron el uno al otro, indecisos, pero lo que dijo Lily sobre su deber pareció convencerlos.
—De acuerdo, señorita Potter —dijo uno de los Aurores—. Entretanto, le aconsejamos que si no puede irse del edificio, vaya a la oficina de su tío, el ministro. Allí estará a salvo.
Sin añadir palabra, los dos Aurores sacaron sus varitas y se dirigieron al ascensor con paso raudo. Lily esperó a perderlos de vista antes de abrir la puerta que conducía al vestíbulo de la oficina de su hermano. Esperaba encontrar más Aurores, o a la secretaria de Albus, pero el vestíbulo estaba desierto. Aparentemente Marietta Edgecombe había ido a almorzar, o había optado por abandonar prudentemente su puesto al enterarse de los problemas en el Atrio. Satisfecha de no tener que engañar o neutralizar a nadie más, Lily abrió la puerta de la oficina de Albus.
La cerradura solo requirió de un Alohomora para poder ser abierta. Cuando atravesó el umbral de la puerta, sintió cómo la pequeña cascada de la Perdición del Ladrón la empapaba, pero como no tenía ninguna clase de hechizo que ocultara su identidad ni estaba bajo la maldición Imperius, no la afectó. Sin embargo, cuando le dio el primer vistazo a la oficina, supo que las cosas no se le harían tan fáciles. Era como si la habitación se hubiera alargado hasta tener casi la longitud del Gran Comedor de Hogwarts, y el escritorio de su hermano estaba en el otro extremo. Todo estaba sumido en una semipenumbra que la forzó a utilizar un Lumos.
Fue entonces que vio la espada siendo blandida hacia su rostro.
Lily se agachó instintivamente, pero no logró evitar que la afilada arma la rozara en la coronilla, causándole un tajo en el cuero cabelludo. Frente a ella habían dos armaduras con escudo, lanza y espada, que se disponían a proteger el escritorio de Albus de cualquier intruso. Lily supo que no le quedaba otra opción más que pelear; si intentaba abrir la puerta para huir, lo más probable era que estuviera bloqueada, y eso le diera a las armaduras tiempo para atacarla. Lily, entonces, intentó materializar un escudo, pero todos los hechizos que intentó no dieron resultado; Albus debía haber activado un contrahechizo para evitar justamente eso. Mientras tanto, las armaduras le lanzaban mandobles cada vez más violentos. Uno de ellos le produjo un corte en la mejilla. El otro le dio un feroz golpe con el escudo, partiéndole el labio y empujándola contra la pared. Luego intentó clavarle la espada, y ella alcanzó a moverse apenas unos centímetros, con lo que quedó clavada en la pared en lugar de en su cuello.
Por un instante sintió alivio: la armadura no podía sacar la espada de la piedra de la pared. Pero pronto sintió un dolor indescriptible, cuando la segunda armadura le clavó la punta de la espada en el brazo. La hoja lo atravesó de lado a lado, haciéndola gritar como jamás había gritado en su vida. Lo peor de todo era que se trataba del brazo de su varita. Ahora tenía que combatir con la mano izquierda, pues alzar el brazo derecho era un esfuerzo sobrehumano.
A Lily solo se le ocurrió la idea cuando la primera armadura ya había liberado su espada de la pared. Sus dos enemigos se cernían sobre ella, preparados para terminar el trabajo. El fuego derretía el metal…
—¡Incendio! —bramó la muchacha. Una columna de fuego brotó de la punta de su varita, envolviendo a las armaduras y haciendo que se fundieran en cuestión de segundos. Quedaron convertidas en dos charcos de acero derretido y humeante.
Pero algo andaba mal. Las llamas que había conjurado, en vez de desvanecerse, se transformaron en dos bolas de fuego y volaron hacia la chimenea de Albus. Allí, parecieron multiplicarse y agigantarse. De a poco, las llamas comenzaron a alargarse y adoptar una forma que le resultó familiar a Lily… La forma de una mano.
La mano de fuego continuó estirándose, hasta transformarse en un brazo. Y de a poco comenzó a dirigirse hacia donde Lily estaba parada. Pero si bien el brazo se deslizaba sobre el suelo, no parecía quemar las alfombras. Lily imaginó que estaría encantada para que solo pudiera quemar la carne humana, dejando intacta la oficina.
—¡Aguamenti! —gritó Lily, pero el chorro de agua que salió de su varita se evaporó aún antes de tocar el fuego. La mano gigante continuaba reptando hacia ella, y Lily ya se preparaba para intentar esquivarla, cuando recordó otro hechizo.
—¡Aqua Volatem!
Desdichadamente, Lily estaba muy debilitada por las heridas que le habían causado las espadas, y la esfera de agua que creó no tardó en desmoronarse y desparramarse en el suelo. La mano aumentó su velocidad, y Lily tuvo que correr para evitar ser quemada. Un dedo llegó a rozarla en la punta de uno de sus cabellos, y pronto la muchacha tuvo un mechón entero cubierto de llamas. Debió arrancárselo de un tirón para que no se extendiera al resto se su cabeza. Reuniendo todas sus fuerzas, Lily se volvió hacia la mano, le apuntó con la varita y gritó:
—¡Aqua Volatem!
La esfera de agua esta vez fue mucho más grande que la primera, y logró sostenerse. La mano pareció percibir la amenaza y comenzó a retroceder. Lily entonces empujó la esfera, y ésta hizo impacto sobre la mano, cuyas llamas se extinguieron enseguida. La hermana de Albus, agotada, cayó sobre sus rodillas.
Luego de curarse las heridas con un Episkey, Lily se encaminó hacia el escritorio de su hermano, manteniendo la varita en alto ante cualquier nueva amenaza. Los cajones no estaban cerrados con llave, y en todos encontró objetos perfectamente rutinarios e inútiles. Solo cuando sintió un leve rastro de magia en uno de los cajones, logró desactivar el hechizo que disimulaba la presencia del objeto que había venido a buscar.
Pudo ver que ese hechizo no era el único obstáculo que le había dejado su hermano. Tendría que apresurarse si quería cumplir con su misión antes de que a alguien se le ocurriera venir a buscarla allí.
***
Cuando Albus regresó al número doce de Grimmauld Place, todavía experimentaba esa sensación de felicidad inmaculada que le dejaban sus encuentros con Annie. Ya estaba a punto de caer la noche, e imaginó que aún estaba a tiempo de organizar una cena afuera con Valerie, para compensarla por el hecho de haber pasado casi todo el día separados; tal vez podrían invitar a su hermano Louis y a Lysander Scamander, como la otra vez.
Pero al entrar en la sala de estar, supo que había sucedido algo grave. Todos sus amigos estaban allí reunidos a excepción de Alcyone y Livius. Jezebel Smith estaba de pie, con una expresión severa y profesional que él conocía ya demasiado bien.
—¿Qué pasó?
—Tenemos malas noticias, Al —dijo Scorpius—. Alguien soltó a Hermione Weasley.
—¿Cómo? —preguntó Albus, mientras sentía que se le retorcía el estómago. No podía ser posible… Apenas un día atrás él se había encontrado con Teddy Lupin y le había entregado la varita de su padre, junto con un mensaje. Estaba seguro de que podría intercambiar a Hermione por Ash, y quizá aprovechar la oportunidad para convencer a Harry de abandonar la lucha, pero ahora Hermione había sido liberada por su cuenta, y Harry no tenía necesidad de negociar.
—Utilizaron la Imperius con Alcyone y así lograron entrar en la casa de Hermione cuando Livius la estaba vigilando.
—Y eso no es todo —dijo Jezzie—. Luego utilizaron la maldición Imperius con ambos para que fueran al Atrio del Ministerio y montaran una distracción. Comenzaron a atacar a los Aurores presentes, y pronto todos los Aurores del edificio fueron a detenerlos. Y mientras tanto…
—Mientras tanto, ¿qué?
—Alguien se metió en tu oficina —dijo Valerie—. Se llevó la Piedra Filosofal.
Albus tuvo que desplomarse en el sillón más cercano. La Piedra… Últimamente él intentaba llevar consigo siempre las tres Reliquias de la Muerte, pero la Piedra Filosofal estaba en el Ministerio, donde él consideraba que estaría más a salvo. Había puesto varios hechizos peligrosos para detener a los intrusos, por no mencionar que, si encontraban el cajón donde la tenía guardada, hallarían a la Piedra mezclada con otras veinte o treinta piedras exactamente iguales… salvo que, si las tocabas con el dedo, serías emponzoñado con un veneno que te mataría en cuestión de horas. Pero de alguna manera, aquel intruso se las había ingeniado para vencer todos sus obstáculos.
—Además —dijo Valerie—, esa persona destruyó el Mapa del Merodeador. Me refiero al que te hizo Livius hace un tiempo, el de Londres.
—No importa —dijo Al—. Puedo pedirle a Liv que cree uno nuevo.
—El problema es que… verás, a Livius no solo lo sometieron a la Imperius. También le borraron la memoria con un Obliviate muy potente. Está ahora mismo en San Mungo siendo examinado por los Sanadores, pero no creen que pueda recordar cómo volver a crear otro Mapa como ese —dijo Isaac.
—¿Quién es ese “alguien”? ¿Quién me hizo esto? Lo encontraré y le arrancaré la piel a tiras —dijo el Hacedor de Reyes en un tono suave, pero letal. Como única respuesta, Valerie le tendió un papel arrugado, que decía simplemente:
Aún no he terminado contigo, Alby.
L.
¡Que buena forma de empezar el 2013!
¡Feliz año, Martín!
Feliz año para vos también, Guido 🙂
Muchas gracias por seguir con esta historia Martin. Yo creyendo que ya la estabas terminando y resulta que cada vez se complica mas.
Me alegra haberte sorprendido gratamente 🙂
Saludos
Mirá cómo nos salió la pequeña Lily! Feliz 2013 Martín, y gracias por no abandonar esta gran historia!
Lily no debe ser subestimada 😉
Saludos, y gracias a ti por no dejar de leerla.
:O :O Feliz año nuevo y gracias por darnos semejante capítulo!
Muchas gracias, también te deseo un feliz 2013 🙂
Muchas gracias por este regalo de Fin e Año. Muy buen capítulo y no sé por qué tengo la sensación que Livius y Alcyone no están bajo ningun tipo de hechizo.
¿Por qué crees que decidirían traicionar a Al?
Saludos.
Pero que emoción! ¡Que impactante!! ¡Gracias por este capítulo nuevo lleno de acción! ¿Qué mejor manera de celebrar el año nuevo??? ¡Feliz 2013, Martín!
Y se me olvidaba, sigue escribiendo Martín, no nos olvides!! 🙂
Feliz 2013 para ti también 🙂
Gracias por la dedicatoria martin, feliz año!!!
De nada, fue un placer.
Saludos!
feliz año Martin espero que te la hayas pasado muy bien en compañia se tu familia
por cierto te deseo de adelantado feliz cumple porque luego se me olvida. suerte
gracias or actualizar
espero saber cual es el motivo del rompimennto de Al y valerie es el mas esperado para mi jajajajajaj
te leo hasta la proxima
un abrazo desde Mexico
Muchísimas gracias por todo, Jeimi.
Saludos.
¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!!.
¡¡¡¡QUE ESTE AÑO SEA DE MÁS SUEÑOS CUMPLIDOS!!!!.
¡¡¡¡ÉXITOS Y BENDICIONES!!!!.
1. ¿¿¿¿Y cómo quedamos en la cama después de haberse visto para comer de forma tan cándida????. Bueno, no tan cándida, pero tampoco como para que el siguiente paso sea la cama… ¿No?. ¿¿¿Me perdí algún capítulo???.
2. Me encantó que lo pusieras así todo bruto a James. Por un momento pensé, mira al pedazo de animal… y resultara ser que era «por el gusto». ¡¡¡El nene resultó «sado» XD!!!.
3. ¡¡¡¡Te juro que pensé que Harry y Hermione habían usado poción multijugos para entrar al Ministerio y hacer la maniobra de distracción mientras Lily entraba a la oficina de Albus!!!!. Jamás pensé que alguno de los «preferiti» de Al pudiera caer con una Imperius… Supongo que Alycone también está en el hospital, ¿o no?. ¿Donde estaba ella?, ¿cómo pudieron atraparla?. ¿Porqué Livius estaba sólo cuidando a Hermione?. O ¿Alycone estaba afuera y le lanzaron la Imperius para que ella entrara y derribase a Livius por el factor sorpresa?.
¿¿¿¿ Y porqué el mensajito de Lily????. Es decir, ¿¿¿¿la última vez que se vieron no fue en la Casa Potter, la de los abuelos????. ¿¿¿¿Porqué tanta saña????. ¿¿¿¿Nuevamente, me perdí algún capítulo????.
Gracias por el capítulo. Pude leerlo como texto del mensaje que me llegó al hotmail pero se truncó en «Además»…. ya te imaginarás el encabronamiento por no saber cómo terminaba XD.
¡Tremendos regalos de fin de año!. 🙂 Gracias nuevamente.
Alcyone estaba en su casa. Lily la visitó (hay que recordar que estuvieron juntas en la misma Casa y año y llegaron a ser amigas) y utilizó una Imperius con ella. Luego fueron a la casa de Hermione, Alcyone atacó a Livius, Lily lo puso también a él bajo la Imperius y los utilizó para distraer la atención.
By the way, ¡¡¡¡me muero de ganas por saber cómo encajan las «Memorias» en la historia después del Obliviate!!!!.
muy buen capitulo martin. ya me imaginaba que lily era una traidora y estaba esperando el moneto preciso para atacar pero no imagine que se llevara la piedra filosofal. ya que segun yo eso haria que albus siguiera vivo pero escondido en algun sitio donde si lo quieren. una pregunta martin acaso livius fue el que vio a albus con annie por la ventana? bueno es solo una teoria. excelente capitulo y espero que sigas escribiendo mas seguido. feliz año nuevo y que este año nos vaya mejor a todos. felicidades
No, Christian, Livius no fue quien vio a Albus con Annie.
Saludos!
Me declaro fan absoluta de Lily Potter. Bueno, de hecho, ya lo soy desde siempre… claro que me gusta muchísimo más desde Lily Valerie Copenhague. Me ha encantado el papel que ha ido tomando la chica…
Esperaré el próximo capítulo, aunque tengo mis sospechas sobre Alcyone y Livius… (Para mí fue Liv el que vió a Al y a Annie desde la ventana, pero no estoy 100% convencida).
Me alegra que te guste Lily 🙂
Bueno primero decirte que hace poco que he empezado a leer tu fic y me encanta! y lo que realmente queria preguntarte (es qe me e perdido un poco) es si la parte de «El camino recto» es continuacion de la primera «La reconstruccion»? 🙂
Podríamos decir que sí 🙂
skhfalgdklgsdajlgad
Esa incoherencia es la única forma de expresar lo genial que ha estado este capítulo, Martín.
Muchas gracias, Camilo. Te mando un abrazo 🙂
No lo había comentado, y luego vi el nuevo capi, leí solo el primer parrafo y uff!
Bueno, primero, odio que albus engañe a Valerie, creo que es lo que más me molesta de él, no parece guardarle fidelidad a una de las personas que más lo apoyaron.
Pensaba que era cosa de la pocion multijugos, es extraño no pense que fuera cosa de la imperius lo de Alcy y Livius.
Jojojojo la pasion anda flotando XDD me gusta esto de James y Ash.
Lily es una cochina traisionera, nunca me gusto, nunca nunca, y Albus se dejo llevar por los sentimientos al aceptarla! Cometio un gravisimo error.
Oh Alby, que bueno lo que le paso, creo que ahora si no va a confiar en nadie, y es una pena, y aún mas es una pena lo de Livius, no creo que se una a Albus de nuevo tan facilmente.
Voy a leer el otro capitulo ahora!
Gracias MArtin y perdon por las faltas de ortografía, pero estoy haciendo esto en un tiempesito que tengo. Besos 🙂
Muchísimas gracias por volver a comentar, Montse, se te extrañaba. Besos para ti también 🙂