Annie era lo que Albus necesitaba. Comprendió eso en el mismo momento en que ella le abrió la puerta y pudo envolverla entre sus brazos; se sintió mucho más en paz de lo que había estado desde el momento en que le informaron de la traición de su hermana. Annie se había transformado en un bálsamo para sus heridas, aún cuando era imposible para él contarle sus problemas.
Y en aquella tarde robada —así llamaba Al a todos los encuentros con Annie, aquellos raros momentos en que podía eludir sus responsabilidades para estar con ella—, él ni siquiera quiso llevársela a la cama. Tan solo pasar tiempo con Annie era una experiencia placentera. Se tendió sobre el sofá encima del cual habían hecho el amor por primera vez, colocó su cabeza sobre su regazo y se adormeció mientras ella le acariciaba el cabello. Y cuando despertó, vio que ella se había levantado muy suavemente del sofá, había sacado de la biblioteca un libro sobre Joseph Mallord William Turner y se había acostado sobre la gruesa alfombra para leerlo. Albus la pudo observar a su gusto mientras leía, pues ella no se había percatado de que él estaba despierto. Los ojos de la joven estaban clavados en una reproducción de “El naufragio”, y si bien no era probable que aquella fuera la primera vez que lo veía —el libro formaba parte de una gran colección que parecía llevar mucho tiempo en su biblioteca—, todo indicaba que la imagen siempre le producía la misma fascinación cada vez que la observaba.
Como ocurría con frecuencia, Al se puso a comparar a Annie con Valerie. Si bien a su novia le gustaba leer, jamás hubiera soñado con verla en el suelo con un libro. A Valerie ni siquiera le agradaba leer en la cama; siempre se quedaba sentada en un sillón, o frente a algún escritorio, con la espalda erguida y apenas bajando la barbilla. Lo cual le confería un aire majestuoso, y también inalcanzable.
Cuando Annie por fin levantó la mirada y sus ojos se encontraron con los de él, ambos sonrieron al mismo tiempo.
Fue entonces que lo supo. Había llegado el momento de hacerle la pregunta que había rondado por su cabeza desde el mismo momento en que Annie y él comenzaron su aventura. La pregunta que a veces le impedía dormir por las noches, y de cuya respuesta, de una manera u otra, dependía su felicidad. ¿Estaba Annie dispuesta a dejar a su marido por él? Los labios del muchacho comenzaron a formar la primera letra de la primera palabra de la frase… y luego se cerraron. Porque para preguntarle si estaba dispuesta a terminar su relación con John Chadwick, él primero tenía que estar dispuesto a poner término a su relación con Valerie. Si él le hacía la pregunta, y la respuesta era «sí», eso solo podía ser replicado con otro «sí» de su parte. Y pese a lo maravillosas que habían sido todas sus tardes robadas con Annie, él todavía no estaba seguro de querer abandonar a Valerie. Amaba a Annie, y amaba a Valerie, pero solo podía estar enamorado de una de ellas.
Así que en vez de hacerle la pregunta, Albus se levantó del sofá y fue a tenderse junto a Annie, para observar junto con ella las imágenes de las pinturas de Turner y escuchar atentamente sus explicaciones.
***
—¿O sea que estoy libre? —preguntó Ash, atónito.
—Libre como un pájaro por los cielos —dijo Lily—. O si lo prefieres, como una ardilla por los bosques —añadió con sorna.
—¿Por qué? —dijo Ash.
—¿Por qué no? —replicó Lily. Estaban sentados en el comedor del departamento junto a James, que parecía algo cansado—. No nos sirves de nada como prisionero. No tienes acceso a información confidencial… o al menos, no más que cualquier otro de los amigos de mi hermano. Te aplicaremos algunos hechizos de confidencialidad, para que no puedas decirle a Albus dónde te mantuvimos en cautiverio, pero fuera de eso, no te haremos nada.
—¿Y por qué no borrarme la memoria?
—Queremos que recuerdes lo bien que te hemos tratado, pese a que no teníamos motivos para mostrarnos tan corteses.
Ash observó con atención a Lily, preguntándose si no sabría más de lo que aparentaba sobre James y él. Pero la expresión de la hija de Harry Potter era insondable. “Puede que esta chica haya ido a Gryffindor”, pensó el joven, “pero en lo único que se parece a James es en el cabello. Es una serpiente, no una leona”.
—De acuerdo —dijo Ash—. Hagámoslo.
Las palabras que pronunció Lily, luego de apuntarle con su varita, le resultaron desconocidas a Ash. No eran en latín, de eso estaba seguro, pero tampoco podía identificar el idioma al que pertenecían. Sintió, por el más breve de los instantes, que unos dedos largos y finos se cerraban en torno a su garganta, pero se sentían más como los dedos de un amante que como los de un estrangulador. Y eso fue todo.
—Bueno, James, el resto lo dejo en tus manos —dijo Lily, poniéndose de pie—. Confío en que serás capaz de devolverlo con nuestro hermano sin que te tomen a ti prisionero.
—No te preocupes por mí, hermanita —dijo James, dándole un beso en la frente—. Estaré bien.
—Ten cuidado —dijo ella, mientras le acariciaba la mejilla.
—Como siempre.
James acompañó a su hermana fuera del departamento, y luego de que ella se Desapareciera en el pasillo, retornó con Ash.
—Entonces, ¿cómo piensas librarte de mí? —preguntó Ash, sonriéndole a James.
—Preferiría no hacerlo —respondió James, con franqueza.
—Sé que soy bueno en la cama —dijo Ash, intentando hacer menos denso el clima—, pero no soy tan bueno.
—No es eso… —dijo James.
—Sin embargo, si quieres mantenerme prisionero un día o dos más, y someterme a toda clase de vejaciones —lo interrumpió Ash—, podría llegar a perdonarte…
—Por favor, Ash —dijo James, con voz amable pero no carente de firmeza—. No quiero bromear ahora.
—¿Vas a decirme que estás enamorado de mí? —preguntó Ash—. ¿Después de unos pocos días de sexo?
—No estoy enamorado de ti —dijo James, tras negar con la cabeza—. No soy tan frívolo como para llamar “amor” a lo que siento por ti.
—Eso es un alivio.
—Pero siento algo por ti. Si pudiéramos pasar más tiempo juntos, si pudiéramos conocernos mejor… tal vez ese sentimiento podría llegar a convertirse en amor.
—¿Así es como buscas tentarme para que traicione a tu hermano?
—No busco nada, excepto dejarte saber lo que siento —dijo James, acercándose a Ash y acariciándole el rostro, tal y como Lily había hecho con él minutos antes—. No te pediré que hagas nada. Solo quiero que tomes en cuenta lo que acabo de decirte, hagas lo que hagas.
Ash observó a James con la misma atención con la que había mirado a Lily previamente, y así como fue incapaz de leer el rostro de la muchacha, pudo ver sin problemas la sinceridad en el de su hermano mayor. Y, actuando por impulso, lo abrazó.
—Si las cosas fueran diferentes —le dijo a James, después de darle un beso en la mejilla—, tal vez sería libre para darnos una oportunidad. Pero este es el camino que elegí yo, y ese es el que elegiste tú.
—Si alguna vez quieres que recorramos el mismo camino, búscame —dijo James. Y Ash sintió cómo el hermano de Albus deslizaba un pequeño objeto en su bolsillo.
***
Los negocios muggles de ropa eran de lo más desconcertantes para Valerie. A la hora de comprarse ropa para ella misma, la joven bruja tenía un instinto bastante certero para saber qué prendas elegir, pero cuando buscaba ropa para alguien más, estaba totalmente perdida.
Valerie quería comprar un regalo para Albus. No le importaba que aún faltara un mes para Navidad, y varios más para su cumpleaños, simplemente quería darle algo, hacer un pequeño gesto para que se sintiera más querido en aquellos momentos complejos que estaban atravesando. Por supuesto que no había cometido el error de salir a la Londres muggle sin disfrazarse; estaba ahora bajo los efectos de la poción Multijugos, aunque había preferido adoptar la apariencia de una joven muggle de su misma edad y similar contextura física antes de Aparecerse en un callejón. Ser un hombre o una mujer mayor no era agradable, por más que fuera una forma más segura de evitar ser reconocida.
Había optado por la tienda de Carlolina Herrera en Mount Street, un local pequeño pero exclusivo. Al principio, había rechazado la ayuda de las vendedoras, prefiriendo buscar algo para su novio por su cuenta, pero al poco tiempo se hallaba desorientada. Vencida, comenzó a buscar con la mirada a las empleadas, pero todas parecían estar ocupadas con otras clientas, salvo dos que conversaban animadamente detrás del mostrador.
“Si estuviera en Madam Malkin’s o en Twilfitt & Tatting’s”, pensó con un poco de amargura, “seguro que estarían todo el tiempo pendientes de mí para correr a atenderme apenas mirara hacia el mostrador. Si estas muggles supieran quién soy…”
Pero sus pensamientos no tardaron en ser interrumpidos.
—¿Buscas a una vendedora? —dijo una joven bastante bonita (bastante más bonita que la chica cuya apariencia había “tomado prestada”, a decir verdad).
—Sí, pero parecen haber olvidado que estoy aquí —respondió Valerie.
—Siempre es así. Cuando solo quieres recorrer la tienda, te acosan como buitres a un animal herido, pero cuando realmente las necesitas, desaparecen.
—Supongo que tendré que ir al mostrador.
—¿Qué estás buscando? —preguntó la chica amablemente.
—Algo para mi novio.
—¿Y qué tienes en mente?
—No lo sé. Quiero regalarle algo sencillo, pero… qué le guste, que lo haga sentir bien.
—No parece difícil —dijo la chica.
—No lo es, pero no estoy acostumbrada a… venir a estas tiendas.
—Si quieres, yo puedo ayudarte.
—¿Lo harías? —dijo Valerie, con una sonrisa—. Gracias.
—Agradeceme cuando elija algo bueno. No soy ninguna especialista. A ver… —la chica comenzó a examinar varias prendas que estaban colgadas de perchas, con suma atención. Sus manos se detuvieron en algo rojo, y cuando lo descolgó y se lo pasó, Valerie vio que era un suéter—. ¿Qué te parece esto? El invierno se acerca, seguro que a tu novio le vendrá bien algo de abrigo.
El suéter en sí era muy lindo, lo bastante suave y fino como para poder usarlo con comodidad, a diferencia de esas horrendas prendas que tejía Molly Weasley todos los años. Pero el color…
—Me gusta mucho —respondió Valerie—. Es un poco pequeño para mi novio, pero seguro que podemos conseguir uno de talle más grande. El problema es que… —¿Cómo explicárselo a una muggle? Valerie le dio vueltas al asunto durante algunos instantes, hasta dar con la respuesta— mi novio es fanático de cierto equipo de fútbol.
—¿De cuál? —preguntó la chica.
—No tengo idea —replicó Valerie, intentando quitarle importancia—. Uno pequeño, no de los de la Premier Leage. Solo sé que sus colores son el verde y el plateado.
—¿Y entonces? No creo que tu novio esté tan loco como para negarse a usar otros colores que no sean esos.
—No, pero es que el equipo rival tiene una camiseta roja y dorada…
—Los hombres y el fútbol… Apuesto a que es de esos chicos que cuando gritan un gol, despiertan a todo el barrio.
—Algo así —dijo Valerie, con una sonrisa enigmática.
—Mira, el rojo es un color con muchos más significados que representar a un equipo o algo por el estilo. Significa sexo, pasión, amor…
—Y también guerra y muerte —dijo Valerie.
—Sí —concedió la chica—. Pero cuando proviene de alguien que te ama, solo puede significar cosas buenas.
Valerie observó con atención el suéter durante unos momentos. “Es un color Gryffindor”, pensó, “pero yo soy una leona al final de cuentas…”.
—Me has convencido. ¿Seguro que no eres una vendedora de CH trabajando de incógnito?
—Mira lo que yo estoy llevando —dijo la chica, sonriendo por la broma de Valerie—. Yo gastaré aquí mucho más que tú.
La muchacha estaba en lo cierto, había elegido varios pares de zapatos, unos jeans y un suéter muy parecido al que había recomendado, aunque color celeste.
—Tú no elegiste el rojo —señaló Valerie.
—No, pero porque no estoy comprando regalos para mi… para alguien tan especial como tu novio lo es para ti. Solo para algunos parientes.
—¿Cumplen años, o haces tus compras navideñas con mucha anticipación?
—Lo primero. Mi hermana, mi madre y un par de sobrinos cumplen en noviembre, con pocos días de diferencia. Prefiero conseguir todos sus regalos juntos.
La bruja y la chica muggle se dirigieron al mostrador, y luego de pagar, salieron del negocio.
—Esos zapatos parecen pesados —dijo Valerie, señalando la bolsa que llevaba la chica en la mano izquierda—. ¿Quieres que te ayude?
—No te preocupes —dijo la chica, sonriendo con gentileza—. Estoy a una cuadra de mi departamento. ¿Ves allí, el edificio viejo con esas gárgolas? No es una caminata larga.
—Está bien. Muchas gracias por ayudarme.
—No fue nada —dijo la chica—. Olvidé preguntarte cómo te llamas.
—Valerie.
—Yo soy Annie. Fue un gusto conocerte —dijo, ofreciéndole su mano. Valerie se la estrechó, y la observó durante un momento mientras se alejaba, con su cabello rubio siendo agitado por el viento otoñal.
me quede sin palabras con lo ultimo. nunca pense que valerie y annie se conocerian. que pasara cuando le vea el sueter a albus. muy buen capitulo martin como siempre me encanto. felicidades y sigue escribiendo asi. esta historia realmente se esta poniendo interesante. felicidades.
El suéter no tiene nada tan distintivo como para reconocerlo de inmediato, hay muchos suéteres rojos de CH en el mundo, y Londres es una ciudad muy grande.
Saludos, y gracias por comentar.
Gracias por seguir escribiendo Martín. Es la primera vez que comento acá, pero no puedo esperar a saber qué pasará al final. Creo que ya te lo pregunté varias veces XD
Me alegra ver un comentario tuyo acá por primera vez, Facu. Te mando un abrazo 🙂
Eso de «ser» leones y serpientes me suena mucho a George R.R. Martin jaja. Excelente capítulo!
La propia Rowling lo usa, hay un par de capítulos sobre partidos de Quidditch entre Slytherin y Gryffindor titulados «El león y la serpiente», si mal no recuerdo.
Saludos.
Lo de «se acerca el invierno» me suena a Cancion de hielo y fuego. Se nota que a ti tambien te ha enganchado
Sí, me encanta CdHyF, pero en realidad la frase está plenamente justificada, el capítulo transcurre en otoño y ella le recomienda a Valerie comprar ropa de abrigo, ¿verdad? 😀
Saludos.
grandioso
Muchas gracias!
Que maravilla, siempre me dejas sorprendido! Bravo, esperamos con prontitud el próximo…
La espera ha finalizado 😀
** Demasiado genial ** Solo de esa forma podría haber visto dos escenas simultáneas a la presentada con tanta claridad como la presente.
Con la escena de James y Ash, vi a:
1. Severus y Lily despidiéndose
2. James declarándose y obteniendo a Lily…
Rayos, ahora me sera difícil seguir viéndolo igual a James (both) :$
No sé si la situación de Ash y James es la misma, pero bueno, es genial que puedas encontrar esos paralelismos 😀
Saludos!
¿que mejor que el agadecimiento que el amor para la traicion?, la relaccion de Ash y James puede dar mucho de si.
Que Valerie haya conocido a Annie de forma casual, pude ser peligroso para todos, ¿y si le coje pelo para la pocion multijugos?
Podría ser peligroso, tienes razón 😉
Es grato saber que esta historia continua. Gracias Martín por seguir dándote por lo menos un tiempito para compartir tu historia con nosotros, tus lectores.
Con este efímero encuentro entre Valerie y Annie, se puede vislumbrar un poco de lo que pasará más adelante entre ellas dos, algo que desencadene ¿una furia?¿una tristeza? por parte de Albus, algo que talvez desemboque en el final del hacedor de reyes.
Éxitos y Bendiciones en todo lo que hagas, Cepión.
P.D.: El que puedas publicar un capítulo antes del 9 de marzo sería un gran regalo de cumpleaños para mí.
¿El 9 de marzo es tu cumpleaños? ¿Cuántos cumples? 🙂
Me gusto el cap y que va a pasar si albus va a la casa de Annie con ese sueter… u.u lo que no me gusta es la pareja Albus/Annie encerio no me gusta!!!
Annie no tendría por qué reconocer el dichoso suéter, no tiene nada tan especial como para que ella sepa que es el mismo que le recomendó comprar a Valerie 🙂
Si Annie viera el sweter en otro lugar que no sea sobre su amante, no habría un «click» pero creo que como mínimo surgiría un comentario superficial como «vaya, se parece mucho al que compramos con la chica del almacen. Se nota que estaba pensando en tí cuando se lo recomendé XD».
Annie me cae muy bien, creo que es la pareja perfecta para Albus, no discrimino a Valerie pero… ¡vamos! que la relación con Annie promete. Incluso creo que su inteligencia puede apoyar más a Al, porque no tiene esa ambición. Y bueno hablando de James… WOW… creo que Ash se sacó la lotería.. qué difícil! pero la escena en la que sin cursilerias se despiden, pero sin quererlo realmente, me fascinó.
Y Lily ¡qué serpiente con garras! jajaja, realmente creo que le puede dar la vuelta en un santiamén a Valerie, a Ginny y a Hermione no, porque ella tiene una mayor experiencia… aunque no sé, el por qué de la nota. ¿A caso tiene un resentimiento real contra Al? ¡por qué? O sólo es calculadora y manipuladora como Albus.
Creo que Lily le tiene un poco de envidia a Al. Por eso le arrebata (de una manera u otra) las cosas que él ama o que son la base de su poder: el Mapa, la Piedra Filosofal, Valerie, Hermione…
que sera ese objeto que james le pone en el bolsillo a ash??? Algo raro hay ahi. Sera una clave.??? No me imagino deque…