Marietta Edgecombe había sido secretaria de tres ministros y estaba trabajando en el Ministerio desde los dieciocho años. Pero aún a ella le costó disimular su sorpresa cuando llegó a su oficina y se enteró que habían asesinado a la mayoría de los miembros del Parlamento Mágico y que su jefe había perdido un ojo. Superado el impacto inicial, Marietta había logrado recuperar su profesionalismo, y para cuando Albus Potter finalmente retornó a su oficina luego de algunos días de ausencia, ella estaba lista para atenderlo.
—Señor Potter, lamento mucho lo que le ocurrió —dijo Marietta—. Espero que los responsables sean pronto llevados ante la Justicia.
—Muchas gracias, Marietta —dijo el Hacedor de Reyes—. ¿Podrías prepararme un té?
—Desde luego, señor —dijo Marietta. La secretaria se sintió más que aliviada de salir de la oficina. Si Potter la ponía nerviosa en circunstancias normales, ahora que solo tenía un ojo su compañía era aún más inquietante. Le preparó un té verde con miel, como le gustaba últimamente, y se lo llevó.
—Gracias, Marietta. Eso es todo por ahora —dijo Albus. Marietta asintió y volvió a su escritorio, donde comenzó a revisar la correspondencia del viceministro. Todas las cartas que recibía eran primero revisadas por los Aurores para controlar que no estuvieran envenenadas o hechizadas, y además era de público conocimiento que la primera persona en abrir las misivas no era el viceministro sino su secretaria, o sea ella; en cierto sentido, Marietta era como una catadora. Si alguien intentaba asesinar al Hacedor de Reyes vía lechuza, solo conseguiría matar a su secretaria. Aún así, los Aurores eran muy competentes y Marietta no tenía ya miedo a ningún ataque.
Una característica típica de la comunidad mágica era que sus miembros no tenían el menor pudor a la hora de escribirles cartas a las figuras públicas, aún cuando se tratara de perfectos desconocidos. Albus Potter no era la excepción, aunque la correspondencia que recibía era mucho menor a la que les habían mandado a Kingsley Shacklebolt y a Servilia Crouch; incluso Percy Weasley, en su breve primer período como ministro interino, recibía más cartas que Albus (ahora que él tenía a otra secretaria, Marietta no sabía cuántas misivas le mandarían).
La entrevista radial del viceministro el día anterior había producido un impacto profundo, a juzgar por la anormal cantidad de correspondencia que le habían llevado desde la División de Aurores. El trabajo de Marietta era leerlas una por una y, si eran relevantes, llevárselas a su jefe. Si no, debía darles una contestación genérica, al estilo de “El viceministro Potter agradece su mensaje y someterá este asunto a su más cuidadosa consideración”.
La mayoría de las cartas expresaban incredulidad por la posibilidad de que Harry Potter hubiera asesinado a todas esas personas, pero también manifestaban su desconfianza hacia Draco Malfoy y su extrañeza ante la idea de que ellos dos estuvieran asociados de alguna manera. Había, claro, quienes acusaban a su jefe lisa y llanamente de mentir y de ser el verdadero responsable de la masacre, aunque esas cartas eran casi todas anónimas o firmadas con seudónimos como “Merlín”, “Godric Gryffindor” o “Albus Dumbledore”. Había incluso una firmada por “Harry James Potter”, aunque Marietta, habiendo transmitido infinidad de memos escritos por él al ministro Shacklebolt, ya conocía su letra a la perfección y sabía que el autor de la carta no era Harry.
Solo una carta de los escépticos estaba firmada, y esa sí la sorprendió, no por el contenido sino por el remitente: había sido escrita nada más y nada menos que por Griselda Marchbanks. Aquella bruja había nacido en 1870, lo cual significaba que tenía alrededor de ciento sesenta años. Había sido integrante del Wizengamot y una de las examinadoras de los MHB y de los EXTASIS. Marchbanks era tan vieja que entre los estudiantes que había evaluado estaba el propio Dumbledore. Marietta sabía que los magos y brujas eran extraordinariamente longevos, pero los más viejos que ella recordaba “apenas” tenían ciento treinta años o ciento veinte. Que la anciana Marchbanks hubiera salido de su cueva para recriminarle a Albus Potter las “viles mentiras” que estaba “vomitando contra su propio padre” era algo que, de difundirse, podía resultar muy, pero muy dañino para la reputación de su jefe. Pero si le pasaba la carta a Albus, conociéndolo como lo conocía, ¿cuántas posibilidades había de que él le hiciera a Griselda una visita personal para silenciarla, con un Obliviate, un Confundus… o algún método más drástico?
Además, Marietta no podía dejar de admirar el coraje de Griselda. Recordaba que en su momento ella y Tiberius Ogden habían renunciado al Wizengamot en protesta por la campaña de desprestigio llevada a cabo por Cornelius Fudge contra Dumbledore, y que lo habían defendido públicamente. Que ahora Griselda fuera lo bastante audaz como para arriesgarse a atraer las iras de un mago joven y poderoso era una notable señal de coherencia.
Marietta decidió volver a meter la carta de Griselda en su sobre y guardársela en la cartera. Al fin y al cabo, si Albus llegaba a descubrir que ella no le había mostrado esa misiva en particular, siempre podía pensar que había actuado por incompetencia más que por deslealtad.
***
Entre los magos oscuros que han sacudido al mundo mágico, Rhisiart Fawr se caracteriza por dos originalidades. En primer lugar, no se sabe absolutamente nada sobre sus orígenes. Es como si Fawr hubiera surgido de la nada y hubiera escapado hacia la nada. En otros casos se tiene constancia del lugar de nacimiento, la identidad de sus padres, el colegio al que asistieron, la Casa en la que fueron Sorteados, etcétera. Pero Fawr logró borrar su propio pasado de una forma aún más exitosa que Tom Sorvolo Ryddle. Muchos dicen que consiguió hacerlo porque no tenía ningún pasado que borrar, aunque los historiadores serios debemos desechar esa idea. Todos tienen un pasado.
En segundo lugar, Fawr fue el primer mago en inmiscuirse en las guerras muggles. Ni siquiera Gellert Grindelwald…
Albus tuvo que apartar el libro de historia que había estado leyendo cuando escuchó el timbre. Si bien él no disfrutaba mucho pasar tiempo en el número doce de Grimmauld Place, aquella casa tenía la ventaja de darle una privacidad y un silencio casi absolutos. En Hogwarts y en el Ministerio él siempre podía ser visitado por alguien, pero en Grimmauld Place nadie lo molestaba, y era el lugar perfecto para leer, por muy malos recuerdos que tuviera del lugar.
Muy poca gente sabía que él seguía yendo de vez en cuando a su casa, así que Albus bajó las escaleras listo para usar su Varita. Vio por la mirilla de la puerta, intrigado.
Cuando vio a su visitante, no pudo creer que fuera ella. Entreabrió la puerta, sin asomarse del todo afuera, y preguntó:
—¿Quién tiene manos pequeñas?
Luego de pensar unos segundos, su visitante replicó:
—La lluvia.
Habiendo comprobado su identidad, Albus le abrió la puerta, pero permaneció de espaldas a ella, no queriendo que viera su rostro mutilado, aun cuando tenía puesto el parche. Pero sintió su mano en su hombro, y si bien no ejerció ninguna presión, él fue incapaz de seguir sin verla. Siempre le había mostrado su verdadero rostro.
Cuando finalmente pudo ver su cara, la visitante le levantó delicadamente el parche y contempló la cuenca vacía y la profunda cicatriz en su frente y su pómulo. Albus vio cómo sus ojos castaños se llenaban de compasión, y entonces fue incapaz de contener las lágrimas. No podía creer que ella fuera capaz de sentir lástima por él, habiendo pasado todo lo que había pasado.
No solo del ojo que le quedaban brotaron lágrimas, sino también de la cuenca del otro. Ella materializó un pañuelo y le limpió las lágrimas del ojo faltante, que estaban mezcladas con un poco de sangre [*], y le acarició el cabello y la mejilla hasta que se serenó.
—¿Para qué has venido? —preguntó Albus.
—Para quedarme —dijo Valerie Rosier, antes de besarlo.
[* No tengo idea si esto es médicamente posible, así que si me equivoco, tómenlo como una licencia artística. O un efecto del Sectunsempra. Al fin y al cabo, ¡un hechicero lo hizo!]
¡Trampa! Yo se que están usando a Valerie como un gancho. ¡No!
Tal vez sea por que Valerie nunca me ha agradado pero no creo que su visita sea totalmente desinteresada o confiable en todo caso.
Debiste haber nombrado el cap como: «lágrimas de sangre». Mas literal imposible…
Es una trampa… Valerie la usan o esta para afectarlo mucho..!!
No creo que asi de la nada vaya a verlo… por favor Martin aclara en el próximo cap… a favor de uno de tus lectores veteranos..!!
Soy una romantica empedernida asi q ame el rencuentro!! Y al menos yo si creo en q Valerie regreso con Al xq le importa, no se es mi opinion! Martin gracias x estar activo de nuevo!! 🙂
No me lo creo, Valerie no le puede perdpnar es demasiado orgullosa.
Lo de Valerie, llamadme desconfiado, pero me parece a mi que:
1. Indistintamente de sus razones, el reencuentro fue impactante.
Si me creo que Val pueda tener por Albus Severus sentimientos que la hagan regresar en un momento como el que el Hacedor de Reyes está viviendo. Tal vez… ** Siempre le había mostrado su verdadero rostro ** (Y viceversa). Lo que sí me parece extraño es que, con las «advertencias» cernidas sobre sus propios amigos en cuanto a la «dureza» con la que comprobaría su lealtad y el modo en el que revisan toda su correspondencia, siga pidiéndole a su secretaria bebidas y se las tome sin comprobarlas a sabiendas de que también podría haber estado, por lo menos enterada, del complot para acabar con él. Incluso hasta podría ser «usada» sin conocimiento de causa para matarlo. Después de todo, así como saben que ella abre su correspondencia, también deberían saber que ella le prepara sus bebidas…
2. Recuérdame a qué se debe la pregunta que Albus Severus hace a Valerie, por favor y el porqué la respuesta dada elimina cualquier duda sobre su identidad. Sé que está destrozado y más solo que nunca y ya se le bajó la adrenalina del primer momento, pero abrir la puerta así no más… Es demasiado insensato. Muy triste y comprensible, pero demasiado insensato.
3. Las glándulas lacrimales están en el borde interno del parpado inferior. Si el corte no lastimó esa parte, creo que es posible.
4. ¿En algún momento pensaste en tu blavatar cuando hiciste la escena?. Hasta ahora lo pensé :$
Lo de la comprobación de identidad viene de algún lugar al que nunca he viajado (https://albusyharry.wordpress.com/2008/03/04/nadie-ni-siquiera-la-lluvia/) >_<… Esa referencia fue, simplemente, PERFECTA *.*
Definitivamente, Valerie fue donde Al por que en realidad lo ama y sabe que él la necesita. No es ninguna trampa, pero eso no quiere decir que no vaya a desencadenar en la caida del Albus. Por culpa de su ternera, resolverán su adivinanza (https://albusyharry.wordpress.com/2009/01/09/david-y-sanson/) 😥
😥
Gracias Martín!
Gracias por el recorderis.
** LLORA **
hola.
casi no comento por acá
leo este fic desde 2010, despues del mundial, aunque creo no tiene nada que ver
Quiero felicitar a Martín por esta gran historia, por que en realidad ningun fic me engancho como este.
sos un groso papá
creo que esto dapara una pelicula xd
bue.. yo tanbién creo que va por que parece que ama aalbus, aunque lode que es una trampa tb es posivilidad.
bueno, otra vez te felicitopor elfic!
salu2 desde paraguay!
«Un hechicero lo hizo»
Alguien es lector asiduo de TV Tropes 😀