Albus recibió el beso de Valerie como alguien que se está ahogando recibiría una bocanada de aire fresco. Por unos dichosos segundos se sintió libre de todas sus preocupaciones y todos sus dolores. Solo podía pensar en la boca de Valerie contra la suya, y el cabello de Valerie entre sus dedos, y los brazos de Valerie en su cintura, y el olor de Valerie en su nariz. Se había olvidado del mundo en ella.
Pero no podía durar. Albus era incapaz de dejar de pensar. Su corazón podía imponerse a su mente ocasionalmente, pero su mente siempre acababa tomando las riendas. Y fue su mente quien lo impulsó a alejar a Valerie, sujetándola de los hombros con suavidad pero no sin firmeza.
—¿Qué estás haciendo? —le preguntó.
—Bueno, Al, verás, cuando un niño y una niña se gustan mucho… —dijo Valerie con sorna.
—Tus bromas no son apreciadas —dijo Al.
—Tal vez tenga mejores —dijo Valerie.
—Valerie, parece que hubiera sido una eternidad desde que nos separamos, y no fue en los mejores términos. ¿Apareces en mi puerta y me besas como si no hubiera ocurrido nada y esperas que no haga preguntas? Últimamente no me siento muy brillante que digamos, pero no soy tan estúpido, y no te conozco tan mal.
—Tienes razón —dijo Valerie—. He venido aquí a matarte. ¿Ya tienes listo tu testamento? Espero que me dejes algo de tu fortuna; al fin y al cabo soy lo más parecido a una viuda que tienes.
Albus no pudo contener su risa ante aquel chiste, aunque logró disimularla para que pareciera un mero bufido.
—Valerie, mi paciencia se está agotando.
—Albus, después de lo que me hiciste, tendrías que tener conmigo una paciencia infinita, oriental —dijo Valerie, cuyo tono de voz y expresión se endurecieron súbitamente.
—Después de lo que te hice, tendrías que estar alejada de mí. Y yo de ti —dijo Albus—. Los dos somos veneno. Nos envenenamos el uno al otro. No somos capaces de hacer otra cosa más que herirnos mutuamente. ¿Acaso no lo entiendes? ¡No tenemos nada de qué enorgullecernos! ¡No tenemos recuerdos felices! ¡Todo lo que hemos hecho juntos es conspirar, compartir las mismas ambiciones, luchar por el mismo poder! ¡Nunca planificamos una vida juntos, solo una carrera hacia la cumbre!
—¡Porque somos Slytherins, Albus! ¡Por supuesto que nos une la ambición! ¿Pero quién dice que la ambición excluye al amor? ¿Quién dice que dos personas como nosotros no pueden amarse?
Valerie y Albus continuaban en el recibidor de la antigua casa de los Black, dando vueltas y mirándose entre sí como si estuvieran en un duelo.
—Si te amara, ¿habría sido capaz de estar con otra? —preguntó Albus— ¿Habría sido capaz de traicionarte de esa manera?
—¿Estás diciendo que no me amas? —preguntó Valerie, con los ojos cargados de desafío.
—Solo te estoy recordando lo que hice.
—Lo recuerdo perfectamente, gracias. Responde mi pregunta.
—¿Por qué? ¿Para qué necesitas que te diga en voz alta lo que ya sabes?
—Quiero que lo hagas. Quiero que me mires a los ojos y me digas que ya no me amas. Hazlo y me iré ahora mismo. No te haré ningún reproche, y nunca volverás a verme. Me iré.
—Pensé que ya lo habías hecho.
—Me fui de la casa —puntualizó Valerie—. No de tu vida.
—¡Deberías haberlo hecho! ¡Deberías haber hecho lo que cualquier persona sensata habría hecho!
—Olvida a las demás personas, Al. Olvida al resto del mundo. Aquí solo estamos tú y yo. Y no me iré hasta que te escuche decir las palabras “No te amo”.
—¿Qué diferencia haría? —dijo Albus, exasperado— ¿Mi infidelidad se volvería más o menos grave si te dijera expresamente que no te amo? ¡Analiza los hechos desnudos! ¡Me acosté con otra chica! ¡Con una muggle!
—Sí, lo hiciste. Y si me dices que lo hiciste porque ya no me amas, lo entenderé. Pero necesito saberlo. Necesito tener mi respuesta —dijo Valerie.
—¿Eso es lo único que te importa? —dijo Albus.
—Es la pregunta más importante de mi vida en este momento —dijo ella—. Necesito saberlo, Al. Necesito la verdad.
Los dos Slytherin habían estado sosteniéndose la mirada durante toda la confrontación verbal, pero Albus terminó por bajar la suya.
—Dilo, Albus Severus. Di que no me amas.
—No.
—¿No qué? —dijo Valerie, acercándose a él—. ¿No, no me amas?
—No voy a decirlo —dijo Al.
—Por favor —dijo Valerie. Ahora estaban de nuevo casi tan cerca como cuando se habían dado el beso—. Di que no me amas. Dilo.
—No.
—¿Por qué no? Son tres palabras, Albus. Solo tres. Dilas y esto se terminará. Tendrás lo que quieres.
—No puedo tener lo que quiero —dijo Albus, todavía esquivando su mirada.
—¿Y qué es lo que quieres? —dijo Valerie, tomando el rostro de Al entre sus manos. Esta vez él no rechazó el contacto.
—Quiero… Quiero tener lo que tenía antes. Quiero que volvamos a ser lo que éramos —confesó—. Pero es imposible.
—¿Acaso ser un mago no te ha enseñado que nada es imposible? —dijo Valerie, sonriendo—. ¿Por qué no puedes decir lo que te pido?
—Porque… porque… porque sería mentira.
Valerie miró a Albus, y su sonrisa se amplió.
—Yo también te amo —dijo finalmente, volviendo a besarlo.
***
Tiempo después, mientras reposaban en el sofá, cubiertos por una amplia frazada que habían hecho materializar desde un dormitorio del piso de arriba, Albus sintió cómo Valerie recostaba su cabeza sobre su hombro. Sabiendo que era segura señal de que estaba a punto de quedarse dormida, decidió adelantarse y preguntarle lo que había estado dudando toda la noche.
—¿Por qué decidiste volver? ¿Qué fue lo que te motivó?
Valerie miró por unos segundos a las llamas de la chimenea, pensando en su respuesta.
—Escuchar tu entrevista con Jordan y enterarme de lo que te habían hecho. Cuando supe que habías perdido un ojo por culpa del ataque… Todo lo que podía pensar era que mi mayor deseo era que tus enemigos murieran gritando. Todos los que te hayan hecho daño, todos los que planeen hacerte daño, todos los que apoyen a los que planean hacerte daño. Los quería ver muertos. Y cuando me hallé pensando eso me di cuenta que seguía amándote.
Albus miró los oscuros ojos de Valerie, cuya negrura se destacaba aún más en la habitación iluminada solo por el fuego de la chimenea.
“Ella también es un fuego”, pensó. “Nunca voy a poder contenerla o controlarla del todo. Por Merlín, tal vez jamás sea capaz siquiera de confiar en ella. Es impredecible”. Pero así como podía ver todo lo que podía arriesgar con ella a su lado, también tenía una certeza ya indiscutible: quería pasar con Valerie Rosier el resto de su vida. Fuera corta o larga.
Y por primera vez en la noche, él la besó a ella.
—Si vuelves a engañarme —le susurró ella al oído, luego de responder con entusiasmo a su beso—, dueño de la Varita de Saúco o no, te prometo que no serán tus enemigos los que mueran gritando.
—No esperaría otra cosa —dijo él, sonriente.
Sabía que la amenaza de muerte no estaba dirigida a sus eventuales amantes sino a él mismo, pero no le importaba.
Oh Dios D: solo espero que esto sea autentico, siempre me gusto esta pareja
Sí, es auténtico. Valerie ama a Albus, a su manera perversa y retorcida 😛
Saludos!
Muy romántico y adecuado. Parece la calma antes de la tormenta. Muy buen cap.
Que frescura. Que agradable ha sido recibir leer este capítulo. Sigue publicando ^^
Muchas gracias 🙂
Me alegra que te haya parecido romántico, intenté que lo fuera, aún siendo ellos dos un par de perturbados, ja ja
Guiño a su posible asesin@???
¿A qué te refieres? 😀
MARTIN, QUERIDO:
NUNCA MÁS CLAMARÉ POR LA VIDA DE ALBUS SEVERUS POTTER. DESPUÉS DE ESTE CAPÍTULO, YA ESTOY PREPARADA PARA VERLO PARTIR.
SALUDOS CORDIALES.
P.S. ¡¡¡ HERMOSO !!!.
Me alegra que te haya gustado 🙂
Saludos!
Martin perdiste tu toque en cuanto a escenas para adultos se refiere no se si sea bueno o malo pero solo lo hago notar, gracias por escribir
¿Te refieres al sexo? 😀
Valerie es la Judas!!! D: …tengo esa impresión xDDDD
No me cabe duda de que lo quiere, pero a saber de lo que es capaz por sus razones personales… Hasta me da la sensación de que, precisamente porque lo ama, ella quiere ser quien acabe con su vida de manera limpia y «armónica» mientras le da paz momentánea xD
Pero claro. Si esto fuera un fic que trata de un amor trágico, dicha teoría sería factible 😛
Ya veremos si lo que ocurre al final coincide con tu teoría 😀
Saludos!
Jajajaja…. Para los que tenemos años leyendote sabemos que este capítulo rosa es pura falacia.. Que estarás tramando Martín. Como siempre gracias por el cap.
Ya veremos, ya veremos 😉
Igual no me parece que haya sido un capítulo rosa. Al fin y al cabo, concluye con una amenaza de muerte, ja ja.
Saludos!
Yo conozco a otro «Martin»…, y escribe Canción de Hielo y Fuego D: ¡Esto es la calma antes de la tormenta!
Oye, pues hacen practicamente lo mismo.
Este es un capítulo muy raro ultimamente: !No hubo ninguna muerte!.
Ay, ojalá pudiera decir que los próximos serán iguales… 😛
Veremos si tus instintos están en lo cierto, Geo 😀
Saludos!
como puedo hacer para que me notifique cuando subas un nurvo capítulo? perdón por mi ignorancia
Ya lo hiciste, me llegó la notificación de que te suscribiste al blog así que cuando publique el nuevo capítulo debería llegarte un mail 🙂