Valerie y Albus decidieron celebrar su reconciliación con una cena en el número doce de Grimmauld Place a la que nos invitaron a todos. Alcyone y yo concurrimos, lo mismo que Louis, Lysander, Agamenón, Ash, Isaac y Jezzie; si bien ya todos nos habíamos enterado que el Hacedor de Reyes había hecho las paces con su ex novia, tuvimos la oportunidad de verlos juntos nuevamente por primera vez aquella noche.
Berety, el elfo doméstico que Albus había heredado de Emma Barfleur, se esmeró en preparar los platos más deliciosos y en poner la mesa para los diez comensales, desempolvando la vieja e ilustre vajilla de los Black. Si hubiera sido una cena formal, Albus habría debido ocupar una punta de la mesa y Valerie, como anfitriona, la otra, y los ocho invitados habríamos tenido sitios asignados en la mesa, pero ellos dos optaron por sentarse juntos y dejar que cada uno eligiera a gusto su silla.
Con la reconciliación de Al y Valerie y el reciente noviazgo de Isaac y Jezebel, Lestrange y Bennett eran los únicos dos solteros presentes.
—Es una suerte que solo me gusten las chicas —escuché cómo susurraba Agamenón al oído de Ash—, porque si no apuesto a que intentarían emparejarnos.
Ash replicó a la broma con una sonrisa tenue.
—Esto se parece cada vez más al Arca de Noé —dijo el S lytherin, y ante la mirada de extrañeza de Agamenón, explicó:—. Solo es un mito muggle, no me hagas caso.
Cuando los ocho invitados estuvimos sentados a la mesa, Valerie le pidió al elfo que nos empezara a servir la cena. La comida era sencilla, pero apetitosa, al estilo de lo que se servía en Hogwarts. El elfo se mostró orgulloso hasta las lágrimas cuando los chicos elogiaron lo suave y tierna que era la carne del pollo que les había cocinado.
Entretanto yo observaba con atención a Albus, sentado frente a mi. Vi que estaba bebiendo menos de lo habitual; solo vació una copa de vino antes de pasarse al jugo de calabaza, y no volvió a tocar la botella en toda la noche. También noté que estaba menos pálido y ojeroso que antes, y que siempre estaba tocando a Valerie, ya fuera al acariciar su hombro o al tomarla de la mano. Valerie, por su parte, parecía tan satisfecha como él de haberse reconciliado.
En un momento me levanté para ir al baño. Mientras bajaba por la escalera, al volver, noté que Albus estaba en la cocina hablando con el elfo. Como noté que Valerie no lo acompañaba, decidí ir a charlar con él a solas.
—Liv, ¿necesitas algo? —me preguntó al ver que me aproximaba, y esperó pacientemente a que escribiera la respuesta en mi bloc de notas.
Solo quería saber como van las cosas entre Valerie y tú.
—No podrían ir mejor —dijo él, luego de leer mi nota—. Me siento más feliz de lo que he estado en meses.
Debajo de mi primera nota, escribí:
¿No tienes miedo que Valerie todavía te guarde rencor?
—Por supuesto que tengo miedo. Tengo miedo de muchas cosas. Le tengo miedo a Valerie. Le tengo miedo a mi padre. Le tengo miedo a Draco Malfoy. Le tengo miedo a mi dulce hermana. Te tengo miedo a ti. Estoy rodeado de magos y brujas que son tan poderosos como temibles. Un hombre más sabio que tú y yo una vez dijo que el miedo es lo único que mantiene a un hombre con vida en este mundo lleno de traición y engaño. Y lo creo.
No pude evitar replicar a ello.
¿Por qué me tienes miedo a mi?
—Porque eres el más fuerte de todos. Te he visto pelear. Pudiste batirte a duelo con mi padre sin que te venciera. Quizá no seas tan bueno en Pociones como Agamenón o mi hermano James, pero eres muy talentoso en todo lo demás.
Estuve a punto de preguntarle por qué motivo él pensaba que yo podía traicionarlo, pero preferí quedarme con su inesperado halago a mis habilidades. Al fin y al cabo, lo cierto es que cuando Servilia Crouch hizo arrestar a mis padres no estuve más que dispuesto a entregar a Albus. Él tenía derecho a no confiar plenamente en mí si lo deseaba.
De modo que retornamos juntos al comedor y volvimos a sentarnos junto a nuestras respectivas novias. Mientras lo hacía, noté que Jezzie le dirigía a Albus una sonrisa especial, y me pregunté qué significado podía tener. Pero pronto Jezzie dirigió su atención a Isaac y Valerie no notó el breve intercambio entre su novio y la jefa de los Aurores.
El clima de la reunión estuvo muy distendido ya que evitamos hablar de política. Pero a la hora de los postres, Isaac miró a Albus y dijo:
—Sabes, Al, estuve pensando en algo. ¿Sigues planeando reconstruir la Mansión Potter?
Albus se acarició la barbilla.
—No lo sé, Isaac. El gasto de la reconstrucción sería abismal, y no me queda suficiente dinero en la cuenta de Gringotts, luego de que mi hermana destruyera mi Piedra Filosofal. Si realizara algunas inversiones para acrecentar mi fortuna tal vez podría financiarlo, pero con lo que tengo ahora mismo en mi cuenta, lo dudo mucho. ¿Por qué preguntas?
Isaac sonrió astutamente.
—Bueno, ¿no crees que sería una buena señal hacia nuestra comunidad que anuncies que volverás a levantar la Mansión?
—¿Con qué dinero? Ya te dije, Isaac, lo que tengo no alcanza. Podría levantar una mansión cualquiera, pero reconstruir la Mansión Potter tal y como estaba antes que los Mortífagos y la Orden del Fénix la destruyeran requeriría muchos más fondos…
—Al, no dije que la reconstruyas —insistió Isaac—. Dije que anuncies que la reconstruirás.
—¿A qué te refieres? —preguntó Valerie.
—Una fiesta. Organiza una fiesta al aire libre en las ruinas de la Mansión Potter, y haz una ceremonia donde coloques la piedra fundamental de la obra. Después no importa si tardas diez o quince años en levantar de nuevo la casa: le habrás mandado un mensaje muy útil y beneficioso a los magos y brujas ingleses.
—¿Qué mensaje? —preguntó Albus, cuyo rostro ya manifestaba un gran interés.
—Que estás aquí para quedarte. Que no se librarán de ti tan fácilmente.
***
El plan de Isaac tardó dos semanas en ponerse en marcha. Si bien Albus no era tan rico como para levantar nuevamente la Mansión Potter, su fortuna era más que suficiente para ofrecer una fiesta memorable. Valerie y Isaac se hicieron cargo de todos los detalles. Alquilaron una enorme tienda, contrataron algunos elfos domésticos de Hogwarts para que cocinaran y sirvieran la comida y trajeron a la legendaria banda Las Brujas de Macbeth para que tocaran en el evento. Invitaron a los miembros de todas las grandes familias de sangre pura, así como a las principales celebridades. Hubo pocos que rechazaran la invitación. Cuando El Profeta le preguntó a Albus sobre la conveniencia de hacer una fiesta habiendo pasado tan poco tiempo desde el Sábado Azul, él respondió que se trataba de una celebración privada, no un evento oficial del Ministerio, y que de todos modos era el momento ideal para levantar el ánimo de los ciudadanos y demostrarle a “Draco Malfoy y su banda de criminales” que la sociedad mágica no les tenía miedo.
Cuando llegó al fin la noche, me puse mi túnica de gala y esperé a Alcyone en nuestra sala de estar. Como era habitual, ella tardaba más en cambiarse que yo, y la pesadez del embarazo hacía que fuera aún más lenta de lo normal, pero no me impacienté. Cuando la vi bajar por la escalera, con su vientre cubierto por su amplia túnica púrpura y su cabello castaño ondulado cayendo por sus hombros, comprendí al fin lo que ella había querido decir en la reunión secreta que habíamos tenido semanas atrás. Aquel era nuestro mundo, y no iban a arrebatárnoslo.
Escribí en mi bloc:
Esta noche serás la mujer más bella de la fiesta.
—Tú también estás muy guapo —dijo ella, y me dio un beso en la mejilla—. Vamos, amor.
Nos tomamos de la mano y utilizamos la Red Flu para ir al Atrio del Ministerio de la Magia. Albus había colocado toda clase de hechizos protectores alrededor del perímetro de la fiesta, que impedían la entrada a cualquier persona, mago o muggle. La única forma de entrar era a través de la Red Flu: el Hacedor de Reyes había conectado una de las chimeneas del Atrio a una de las antiguas chimeneas de la Mansión Potter, que era una de las pocas partes de la casa que permanecían en pie. Por lo menos la mitad de la División de Aurores debía estar vigilando el Atrio, y la otra mitad estaba en la Mansión Potter custodiando la fiesta. La propia Jezebel Smith estaba en el Atrio supervisando la entrada de los invitados.
Alcyone y yo tuvimos que mostrar nuestra invitación y pasar por algunas pruebas de seguridad para verificar que fuéramos quienes decíamos ser y que no estuviéramos bajo la Imperius o algún Confundus antes de poder atravesar por segunda vez la Red Flu.
Salimos de la chimenea y por un momento nos encontramos rodeados de ruinas, pero vimos que la carpa estaba ya desplegada y llena de luz y música. Habían barrido los escombros para poner un sendero entre la vieja chimenea y la tienda, e incluso habían colocado una alfombra roja que las unía.
Cuando ingresamos a la carpa, vimos que Isaac y Valerie realmente habían hecho un gran trabajo con la decoración. Había un encantamiento en el techo de la carpa que permitía ver el cielo estrellado sobre nuestras cabezas, y había una gigantesca escultura de hielo que representaba una veela, que se movía con lentitud pero no sin gracia imitando su sensual danza (aunque con efectos mucho menos devastadores sobre los varones presentes). Había muchas bandejas flotando solas entre los invitados, ofreciéndoles bocadillos y copas de vino, champaña y jugo de calabaza. Alcyone tomó una copa de jugo y yo una de vino blanco e hicimos un pequeño brindis antes de unirnos a nuestros amigos.
—Por nuestro hijo y nuestra hija —dijo Alcyone. Cuando alcé la ceja con gesto interrogativo, Alcyone tomó mi mano—. Hoy fui a ver a la Sanadora Gowler. Me dijo que los mellizos son un niño y una niña. Tal y como soñábamos.
Luego de brindar, atraje a Alcyone hacia mi y la besé profundamente. Aquella noche, con o sin embarazo, pensaba demostrarle mi satisfacción cuando regresáramos a nuestra alcoba.
Nos dirigimos hacia donde se hallaban Albus y Valerie. Ambos estaban vestidos de negro. Albus también llevaba un parche negro, pero ese detalle extrañamente no resultaba tan inquietante, ya que se había dejado el cabello un poco más largo de lo habitual y llevaba un flequillo que casi le tapaba el ojo faltante. Con el parche negro haciendo juego con su pelo negro azabache, se disimulaba su herida.
Alcyone les comunicó a todos el sexo de nuestros futuros bebés.
—¡Por Amalthea y Cepheus Black! —brindó Albus, y todos lo acompañamos. Alcyone y yo habíamos elegido aquellos nombres siguiendo la tradición Black (que mi rama de la familia había abandonado pero la de Alcyone conservaba) de bautizar a los niños con nombres celestiales: Cepheus era una constelación del norte y Amalthea era una de las lunas de Júpiter.
Alcyone se enfrascó en una larga charla con Valerie sobre su embarazo, y yo aproveché la oportunidad para ir a hablar con Isaac.
—Felicidades, amigo —dijo él, palmeándome la espalda. Le agradecí con una sonrisa—. ¿Alcyone va a tener a los bebés en San Mungo? —negué con la cabeza—. ¿En su casa? —asentí—. Está bien. Es la tradición, y hay que respetarla. Además esa chica tiene excelente salud, no creo que necesite ir a un hospital para dar a luz a sus niños.
Saqué mi bloc de notas y me puse a escribir.
Isaac, quiero preguntarte algo. ¿Te gustaría ser el padrino de Cepheus?
Cuando Isaac Prewett leyó la nota, alzó la mirada y me sonrió, conmovido.
—¿En serio, Liv? —yo asentí—. ¡Pues claro, será un honor!
Nos dimos un fuerte abrazo, y Isaac casi corrió a contarle a los demás chicos que Cepheus Black iba a ser su ahijado. No pude evitar sonreír al pensar en la clase de influencia que podía tener un bribón como Isaac Prewett sobre mi hijo. Tendría que pensar ahora quién podría ser un buen padrino para Amalthea (Alcyone y yo habíamos decidido ya que yo escogería a los padrinos de los niños y ella a las madrinas).
Los invitados terminaron de llegar luego de transcurrida la primera hora. Además de las Brujas de Macbeth había una orquesta de música clásica, y ellos tocaron un vals con el que Albus y Valerie abrieron el baile.
El Hacedor de Reyes y su novia se movían con mucha gracia, y se notaba que disfrutaban siendo el centro de todas las miradas. Alcyone se puso de nuevo a mi lado mientras los mirábamos bailar y dijo:
—Esto es lo que quiero para Amalthea y Cepheus. Días dorados como este.
Le sonreí y nos volvimos a besar, mientras oíamos los aplausos del resto de los invitados, señal de que Al y Valerie habían concluido su baile. Vi como Isaac se acercaba a Valerie y le pedía la siguiente pieza, al tiempo que muchas otras parejas se dirigían a la pista. Louis y Lysander se mecían al ritmo de la música, muy cerca el uno del otro. Agamenón bailaba con una chica que había sido compañera mía en Ravenclaw pero cuyo nombre no podía recordar, y Ash estaba con un muchacho de Gryffindor unos tres años menor.
—¿Quieres bailar? —preguntó Albus de pronto, dirigiéndose a Alcyone.
—Ay, Albus, habiendo tantas chicas hermosas aquí —dijo Alcyone—, ¿por qué quieres llevar a una orca como yo a la pista?
Albus rió de buena gana.
—Por favor, Alcyone, estás más bonita que nunca.
—No puedo resistirme a un halago del Hacedor de Reyes —dijo Alcyone, y aceptó la mano que le tendía Albus. Yo le sonreí alentadoramente y pronto los dos estuvieron bailando; si bien Alcyone se movía con un poquito de torpeza, su compañero era de gran ayuda y se veían muy bien juntos. Yo observé con atención los movimientos de Albus, decidido a imitarlos cuando me tocara a mí sacarla a bailar.
Súbitamente algunas de las parejas que estaban cerca de la entrada de la tienda dejaron de bailar. Los invitados que estaban de pie comenzaron a voltear sus cabezas. Algo estaba llamando su atención. Si bien la música continuaba sonando, cada vez menos magos se movían a su son. Al final incluso Albus se detuvo y se alejó un poco de Alcyone para ver qué estaba sucediendo.
Varias personas se fueron apartando entre murmullos atemorizados, abriendo camino a alguien. Cuando Isaac y Valerie, que eran los que estaban más cerca de la entrada, vieron quién era, sacaron sus varitas.
—Bonita fiesta, hijo —dijo Harry Potter.
OMDL!!!!. :O AHHHHH Llegó la hora!!!!.
«Vieron»?????. «Vieron»??????. FUE SOLO????? :O
P.s. Por favor… Alcyone no… Sus bebés… :$
Como creo que te dije por whatsapp, él no fue solo 😀
Saludos!
Ellos realmente no estan seguros si lo que quieren es seguir a Albus, no comparten sus ideales, pero comparten el ideal del mundo en que quieren vivir.
Yo creo que si comparten sus ideales, por eso lo siguieron. Con lo que tal vez no estén del todo de acuerdo es con sus procedimientos…
Noo porque ahora cuando todo podría ser perfecto no tienes que recordar que de hecho hay un final 😥
Me encanto el capitulo es como una pequeña muestra de lo que pudieron haber vivido si Albus no estuviera tan loco.
Quise que hubiera un capítulo más de «calma antes de la tormenta» para todo el grupo. El próximo se titulará «La batalla de la Mansión Potter», con eso te digo todo 😀
¿Sería mucho pedir un capítulo de 10mil palabras? jejeje broma… ¿Ahí será donde se cumplan los designios de sus antepasados? :O
Saludos 😀
Solo dire todos memos Livius y Alcyone, todos memos ellos
¿Todos memos?
Mmmm sería interesante ver como juegan los antiguos hechizos sobre las -ruinas- de la mansión potter en caso de haber un duelo alli. De seguro que harry tendría muchos beneficios siendo el legítimo amo de la mansión. Aunque desconozco si al destruirla quedaron o no vestigios de aquella magia.
Interesante, muy interesante…..
¿Crees que tengan hechizos protectores o algo así?. ¿Cómo los que tenía su casa en Godric Hallow o la casa de los Dursley?.
Me ha gustado más este capítulo que los precedentes. La narración tomó vitalidad y ritmo. Te había sentido un poco lento Martín… Veremos… En una memoria anterior, me parece haber deducido que Livius y Alcyone se habían separado trágicamente :(.
Respecto de Albus y Valery: me gusta la claridad del primero. Sabe que Valery puede traicionarlo, pero aún así está´ dispuesto a correr el riesgo. Es más valiente que lo que uno podría suponer superficialmente. Me late que ella será su sepulturera :(.
Si la «sonrisa especial» de Jezzie tiene algún significado, seguro que sí… Y muy merecido…
Bueno, Albus no sería el Hacedor de Reyes que conocemos y amamos (?) si no desconfiara de Valerie 😀
Todos tuvieron en su momento decidir si seguian apoyando las atrocidades de Albus o Retirarse. Alcyone solo le importa lo poderosa que es ahora, no el bien comun.
¿Cual sería el bien común?.
No diría que Alcyone se siente «poderosa», más bien se siente socialmente aceptada y respetada y quiere que sus hijos crezcan en un entorno similar.
Solo espero que no sea ahora el momento donde muere Albus…
Imposible que muera tan pronto. Aunque alguien lo hará seguro. No olvidemos que el enfrentamiento lo ha orquestado Draco Malfoy, asi que tiene que haber trampa seguro.
Es imposible que su padre se halla presentado solo en una reunion de Albus y sus seguidores mas cercanos. Esto huele a matanza.
Como siempre digo, ya veremos qué pasa 😀
No es que no me guste la historia, pero tendrá final algún día ?,tardará mucho en tenerlo?
Tendrá final. Si logro mantener el ritmo de escritura, no pasará de este año.
Oh… Dios. Que miedo.
Martin, has estado dando demasiado recalque en Alcyone y su embarazo; y ahora en esos dos bebés que hasta nombre y futuro especulado por la madre y entre otras cosas como ponerle un padrino a uno de ellos.
Mi radar me chilla que estas apunto de cargarte a Alcyone, o su embarazo, o incluso puede que tambien a Isaac.
Desde luego, la muerte abrupta de Alcyone y/o su embarazo sería una tragedia provechosa para dar un flipe a la batalla que se avecina.
Habrá que esperar para ver si tienes razón 😉
Alcyone y sus dos bebes mueren, no se si en esta batalla o en un futuro cercano pero lo hacen. Tanto como ash también morirá, dudo que aparte de livius y scorpius alguien sobreviva de los amigos del hacedor. Ademas me parece que solamente Scorpius lo hara, puesto que en uno de los flashfordwars al final le decian a livius que lo iban a matar. Se pone todo tan intenso.
Se lo dice Scorpius, y si no me equivoco se refería al hecho de que fumar va a matarlo 🙂