Scorpius Malfoy entró en la bañera y se soltó el cabello, relajando cada músculo de su cuerpo al contacto con el agua caliente. Cerró los ojos, reclinó cómodamente su espalda en la bañera y luego los volvió a abrir, fijándolos en su novia Rose Weasley. La chica estaba en el otro extremo de la bañera, y tenía un aspecto precioso. Tenía el cabello rojo recogido de tal manera de que el agua no lo tocase -aunque un par de mechones se habían soltado y caían sobre su rostro-, y le sonreía con una mezcla de cariño y picardía.
Hacía pocas semanas que habían empezado a utilizar la Sala Multipropósito para sus encuentros furtivos, y desde cinco o seis días atrás los adolescentes solían bañarse juntos después de hacer el amor. Aparte de los obvios motivos higiénicos, Scor y Rose sentían como si al hacerlo estuviesen prolongando el acto sexual al prolongar esa intimidad. La bañera de la Sala Multipropósito era perfecta para sus fines: lo bastante grande como para que los dos cupieran en ella, y lo bastante pequeña para que sus cuerpos siempre estuvieran tocándose.
Rosie cambió su posición de tal manera de que su espalda descansase sobre el pecho de Scorpius. El pene del chico se endureció un poco al contacto con las nalgas de Rose, pero no lo bastante como para impulsarlo a reanudar su actividad habitual. En lugar de eso, Scor deslizó sus manos bajo el agua, acariciándole el estómago, la cintura, la entrepierna y los senos, al tiempo que besaba su cuello y sus mejillas.
-Estoy cansadísima -dijo Rose en voz baja-, pero sé que no debo quedarme dormida aquí…
-¿Por qué? -replicó Scorpius, a quien la somnolencia también empezaba a vencer- Ya tuvimos todas nuestras clases hoy -bostezó-. En el peor de los casos -volvió a bostezar- nos perderíamos la cena y tendríamos que ir a la cocina con los elfos.
-Sabes que no me gusta darle a los pobres elfos trabajo extra… -protestó Rose, pero fue incapaz de seguir con el hilo de la charla. La chica cerró los ojos y se quedó dormida.
***
Los amigos de James Potter estaban lo bastante acostumbrados a que él se marchase en los momentos más inesperados para hacer cosas misteriosas como para ofenderse. Así que cuando James, en el camino al Gran Comedor, les dijo que los alcanzaría luego, porque tenía «cosas que hacer», nadie se quejó ni preguntó nada.
El chico de séptimo llegó hasta la entrada a la Sala Multipropósito, dio tres vueltas al pasillo mientras pensaba «Necesito un lugar para fabricar pociones sin ser encontrado» una y otra vez, hasta que la puerta de la Sala se materializó. James ingresó al lugar y se encontró en medio de un laboratorio muy limpio y bien provisto, con estantes llenos de frascos de ingredientes y libros de pociones. También había un estante más chico en donde había frascos de pociones, con los sobrantes de aquellas que había hecho y que había preferido conservar antes que tirar. Buscó hasta encontrar el frasquito cuya etiqueta decía «F. Intercambio Cuerpos» y se lo guardó en el bolsillo.
Su plan era volver rápidamente a la Torre de Gryffindor y esconderlo en su baúl, que como el de Albus tenía un compartimiento secreto. Eventualmente se llevaría de Hogwarts todas las pociones que guardaba en la Sala Multipropósito, pero por el momento lo importante era esconder esa poción tan incriminatoria. Sabía que Al sabía que él usaba la Sala para fabricar pociones y que intentaría encontrar allí pruebas de que él le había dado el Filtro de Intercambio de Cuerpos.
James se había enterado de la atracción de Albus hacia Valerie Rosier unos meses atrás, de boca de Lorcan Scamander. Lorcan no era un chico que se entrometiese en la vida de los demás, pero en la Nochevieja de 2021 Al le había comentado a su hermano Lysander lo felices que eran Louis Rosier y Hugo Weasley, hiriéndolo profundamente. Albus no había tenido intención de lastimarlo, solo quería ver si Lysander seguía enamorado, pero Lorcan no lo interpretó así. Y cuando lo acompañaron a la sala común de Slytherin y se cruzaron con Valerie, Lorcan comprendió que Albus tenía su propio amor imposible. Elaboró muchos planes para vengarse usando esa debilidad de Al por Valerie, pero al final optó por hacer que otro ejecutase su revancha: James. De modo que en febrero mencionó casi al pasar en una charla con el muchacho que Albus parecía estar enamorado de una de sus compañeras de Casa, la nieta de Evan Rosier. James, incapaz de resistir la oportunidad de jugarle una broma pesada a su hermano menor, hizo el resto.
El primogénito de Harry y Ginny había llevado a cabo su jugarreta dos noches atrás, durante la cena. Cubierto por un Encantamiento Desilusionador, había echado el Filtro en las bebidas de Al y Valerie. Al día siguiente, Albus lo atacó en el vestíbulo con una Maldición de Mocomurciélagos, a pesar de lo cual James no se consideró escarmentado. Comenzó a temer que Al -y también Valerie, que era célebre por su carácter rencoroso- quisiera castigarlo, pero se sorprendió al ver que cuando pasaron las veinticuatro horas de efecto de la poción su hermano reapareció como si nada hubiese ocurrido. Parecía incluso más feliz y tranquilo que antes, y James comenzó a preguntarse si involuntariamente no le habría hecho un favor a Albus.
En cualquier caso, James se hubiera marchado de la Sala Multipropósito de no ser por la puerta. Normalmente «su» versión de la Sala poseía solamente una puerta, la que usaba para entrar y salir. Pero ahora había una segunda puerta en la pared, que conducía a un cuarto adyacente. Picado por la curiosidad, James giró el picaporte y se encontró frente a una estancia mucho más pequeña y menos iluminada que su laboratorio. El adolescente entró con sigilo, cerró la puerta y empezó a observar el lugar atentamente. Había una cama matrimonial con dósel en el centro, y unas cuantas velas que alumbraban la habitación muy tenuemente.
James notó que había muchas prendas, femeninas y masculinas, esparcidas por el suelo, y entendió que la pareja seguía en la habitación. Quiso retroceder, pero luego vio que había un tercer cuarto, un baño, a pocos metros de la cama y decidió ver al menos quiénes eran. Paso a paso, el chico se acercó a la puerta del baño y espió dentro. Lo que vio lo dejó helado: su prima Rose estaba en la bañera con nada más y nada menos que Scorpius Malfoy, el mejor amigo de Albus y su encarnizado rival en el Quidditch, el chico que había estado a punto de costarle el honor de darle la Copa de Quidditch en su último año en Hogwarts. Los dos adolescentes estaban abrazados y dormidos, y componían una imagen de placidez absoluta, casi como si fuesen una estatua. James pensó en esos cuentos de hadas muggles sobre encantamientos que dejaban a las personas sumidas en un sueño eterno hasta que llegaba un héroe y las despertaba, y se dijo que esas personas debían ofrecer un aspecto igual al de Malfoy y Rose.
Los segundos fueron pasando, y lentamente la furia comenzó a invadir a James. ¿Cómo podía su prima encamarse con el hijo de Draco Malfoy? ¿Acaso no tenía verguenza? ¿Acaso no comprendía que los Malfoy eran enemigos de los Weasley, que habían apoyado a un loco que había planeado exterminar a todos los hijos de muggles (entre ellos, la madre de Rose)? ¿Qué le habría hecho Malfoy para seducirla?
A esa ira hay que sumarle el hecho de comprender de golpe que su prima, a quien hasta poco antes había considerado una niña, era toda una mujer. Verla de esa manera, durmiendo abrazada a un amante, cuando jamás habría podido imaginarsela durmiendo abrazada a algo más que un libro, era impactante para James, entre cuyas virtudes no estaba la de tener una mente abierta.
-¡MALFOY! -chilló, imitando inconscientemente a su hermano Albus cuando descubrieron a Louis Rosier besando a su primo Hugo- ¿QUÉ DIABLOS CREES QUE ESTÁS HACIENDO CON MI PRIMA?
Sobresaltados, Rosie y Scor despertaron de golpe y se encontraron con James, que los miraba con cólera y repulsión.
-James… -dijo Rose- ¿qué… qué haces aquí?
-¡La pregunta es qué haces tú aquí! ¡Y con ese tipo! -dijo, señalando a Scorpius.
-Eso… eso no te incumbe, James -dijo Rose, tratando de conservar la calma.
-¿Ah, sí? ¿No me incumbe el hecho de que mi prima esté acostandose con un hijo, nieto y biznieto de Mortífagos?
Scorpius no sabía dónde meterse. Se sentía doblemente desprotegido frente a James, tanto por su desnudez como por el hecho de que su varita estaba en la otra habitación. Deseó tener algo con que cubrirse, y de inmediato aparecieron dos batas. Rápidamente, Scorpius salió de la bañera y en un abrir y cerrar de ojos se puso la bata. Rose, comprendiendo por primera vez que estaba completamente expuesta a los ojos de su primo, se cubrió los pechos con los brazos y cerró las piernas para ocultar sus genitales de la vista de James.
-Date vuelta -pidió.
-¿Por qué? -dijo James, todavía enfadado.
-¡Porque necesito vestirme! -dijo Rose, que estaba empezando a irritarse tanto como él- ¡Date vuelta, baboso!
Enrojeciendo, James se volvió y Rose salió del agua. Una vez que se puso la bata, le indicó a su primo que podía darse vuelta nuevamente.
-Escucha, Rosie -empezó James-. No sé qué te ha prometido Malfoy para seducirte, pero te aseguro que miente.
-¿Qué crees que le prometí, Potter? -preguntó Scorpius fríamente.
-¡Oh, puedo imaginármelo a la perfección! ¡Debes haberle hablado sin parar sobre cómo la convertirás en tu esposa, en la señora de la Mansión Malfoy! Es tentador, la posibilidad de disponer de todo ese dinero, ¿no, Rose?
-¿Cómo puedes decir eso? -dijo Rose, indignada- ¿Crees que sería capaz de estar con alguien que no amo por dinero?
-Bueno, o es eso o él te ha dado una poción de amor. Porque la Rose que yo conozco sabría bien que no se puede confiar en las promesas de un Malfoy. De modo que él tiene que haber nublado tus pensamientos con una poción.
Rose sacudió la cabeza, asqueada, pero Scorpius dio un paso al frente, dominado por una cólera fría.
-Óyeme bien, Potter: yo jamás recurriría a esas tácticas para conseguir mujeres. Tú tal vez lo hagas, pero no yo. Amo a Rose, y ella me ama a mí.
-¡Qué conmovedor, la amas! E imagino que el que ella sea la sobrina de Harry Potter e hija de los dos mejores amigos no tiene nada que ver con ese amor, ¿no?
-¿Ahora esa es tu teoría? Primero, que Rose es una perra codiciosa dispuesta a acostarse conmigo por dinero y lujo. Segundo, que yo le di a beber una poción para seducirla. Y tercero, que yo la deseo por sus conexiones familiares. ¿Cuál será la siguiente, Potter? ¿Que ella es la reencarnación de Lord Voldemort y que queremos conquistar el mundo juntos?
Esta última burla de Scorpius hizo que James perdiera los estribos, sacase su varita y la apuntase hacia el pecho del novio de su prima. Sin embargo, Rose se movió con más rapidez.
-¡Accio varita! -gritó, y si bien la magia sin varitas era extraordinariamente difícil de llevar a cabo, el deseo de proteger a Scor fue lo bastante potente como para que la varita volase hasta las manos de Rose. La sorpresa hizo que James no atinase ni a atacar a Scorpius ni a volver la varita hacia su prima.
-¡Cochlea Vomui! -gritó Rose, y James se encontró repentinamente vomitando babosas sin parar. La sensación era horrible, y bochornosa además, y lo único que pudo hacer durante los siguientes veinte minutos fue inclinarse sobre el inodoro y expulsar las criaturas por la boca. Mientras tanto, Rose y Scorpius aprovecharon para vestirse e irse, sin mirarlo ni dirigirle la palabra.
***
Al día siguiente, en su casa en Ottery St. Catchpole, Ron y Hermione Weasley estaban sentados en la cocina desayunando. La charla discurría por los tópicos habituales: las tareas que les esperaban aquel día en el Ministerio de la Magia, las últimas noticias que habían recibido de sus hijos, sus planes de cenar con Harry y Ginny esa misma noche, etcétera. Lo que rompió la rutina fue recibir la visita de Jeremy, la lechuza mensajera de su sobrino James.
-¿Qué querrá James? -se preguntó Hermione mientras tomaba un último sorbo de té.
-Tal vez hizo alguna travesura, lo atraparon y espera que «ablandemos» a Ginny.
-Tú sabes que no hay nadie capaz de ablandar a tu hermana, y él lo sabe aún mejor que nosotros -señaló Hermione con una sonrisa-. Debe ser algo importante. Vamos, ábrela.
Ron no la hizo esperar mucho. Su esposa observó cómo sacaba la carta del sobre y la leía, y comprendió que contenía malas noticias al ver cómo primero su rostro empalidecía y luego se ponía muy colorado. Se preguntó si serían sobre Rose o sobre Hugo, y a pesar de que sus engranajes mentales giraron a mil por hora no pudo llegar a una conclusión. Tanto su hija como su hijo eran chicos carentes de problemas disciplinarios, ella por su apego casi inquebrantable a las normas y él por su dulzura innata. Rosie siempre había sido la hija de quien ella y Ron se sentían orgullosos, y Hugo siempre había sido el hijo a quien ella y su marido deseaban proteger de los horrores del mundo, pero ninguno de los dos le generaba la clase de preocupaciones que Albus, James y en menor medida Lily le causaban a Ginny y a Harry.
-¡Esa… esa…! -exclamó Ron, iracundo.
-¿Esa qué, Ron? ¿Qué está ocurriendo?
Incapaz de hablar, Ron le tendió la carta y Hermione comenzó a leerla.
Queridos tíos Ron y Hermione:
Esta noche me enteré de algo terrible: Rose está acostándose con Scorpius Malfoy. Llevan meses viéndose a escondidas en la Sala Multipropósito. Por pura casualidad, entré a la Sala cuando ellos estaban usándola y los encontré juntos en la bañera, y cuando los interrogué ellos admitieron estar juntos. Sé que es difícil de creer, pero tienen que hacerlo. Les juro que digo la verdad. Sé que sabrán qué hacer.
James
Hermione leía mucho más rápido que su esposo, y además no perdió el tiempo releyendo la misiva. Sabía que James podía ser un embustero en muchas cosas pero que nunca bromearía con algo como esto. Así que dejó la carta sobre la mesa y se dispuso a lidiar con la situación. Tenía una hija con un novio inconveniente -y decir eso era un eufemismo-, y un marido dominado por la rabia.
-¿Qué vas a hacer al respecto, Ron?
-¿Que qué voy a hacer? ¡Voy a ir a la Mansión Malfoy a asesinar a ese Mortífago hijo de puta, eso es lo que haré! -bramó.
-¡No digas tonterías, Ron, tú no vas a hacer tal cosa! ¿Qué crees, que esto es un complot de los Malfoy contra nosotros?
-¡Ellos son capaces de todo!
-De Lucius lo hubiese creído, pero él lleva muerto décadas. Y Draco no es tan tonto como para mandar a su hijo a seducir a nuestra hija y usarla en nuestra contra. Sabe que su seguridad depende de tener un comportamiento intachable.
-¡Entonces es esa pequeña serpiente de Scorpius! ¡Él debe creer que metiéndose en la cama con nuestra hija recuperará el buen nombre de su familia…! ¡Si es que alguna vez lo tuvieron!
-Esa «pequeña serpiente» es como carne y uña con nuestro sobrino Albus. ¿Crees que Al sería amigo suyo si Scorpius fuese la clase de persona que tú crees que es? Al es muy problemático, pero no es tonto.
-Desde que fue a Slytherin, mi sobrinito es un desconocido para mí.
-No digas eso. Albus es un buen chico.
-¡El problema no es con Al ahora, Hermione! ¡Es con Rosie y Malfoy!
-Escucha, si Rose es como yo, no tolerará que le digamos con quién puede salir y con quién no…
-La idea de ese… de un hijo de ese tipo tocando a mi hija me revuelve el estómago.
-No sabemos si Scorpius es como su padre, Ron…
-¡Por supuesto que sí! ¡Los Malfoy llevan la maldad en la sangre!
-Ronald, no creo que sea justo…
-¡No pienso perder el tiempo aquí hablando! -dijo, levantándose de su silla y dirigiéndose a la puerta- ¡Tengo que ir a Hogwarts!
Hermione quiso detenerlo, pero Ron era más ágil. En un abrir y cerrar de ojos salió de la casa y del perímetro del hechizo Anti-Aparición, y se Desapareció con destino al Ministerio, en donde sabía que había una conexión a la Red Flu que llevaba a Hogwarts.
***
Rose se hallaba en su dormitorio, practicando el Avis, un encantamiento que el profesor Flitwick les había enseñado el día anterior y que ella ya dominaba a la perfección. Sin embargo, era habitual que ella practicase los hechizos una y otra vez hasta el hartazgo. Además, sus pensamientos estaban enfocados en otra cosa, y por eso no se dedicaba a practicar otros hechizos. Sabía que James le contaría a todo el mundo acerca de su relación con Scorpius, y aún no tenía idea de cómo se enfrentaría a la nueva situación, desconocida para ella, de tener una relación pública con el hijo de Draco Malfoy. Estaba segura de que muy pocos de sus amigos la abandonarían. Livius seguramente seguiría a su lado, siendo él también amigo de Scorpius. Irene era su mejor amiga, y se resistía a creer que ella fuera capaz de volverse en su contra. Lorcan y Lysander eran impredecibles, pero Rosie tenía la esperanza de que no verían con malos ojos su relación con Scor.
En cuanto a su familia, no podía asegurar lo mismo. Albus ya estaba al tanto de su romance con Scorpius, y los había respaldado desde el principio. Hugo la idolatraba y nunca podría llegar a echarle en cara el salir con tal o cual chico. Lily y Roxanne eran generalmente reacias a los conflictos. Lucy y Dominique probablemente respaldarían la postura de James, sobre todo considerando el hecho de que el padre de Scorpius era responsable de las horribles heridas que deformaban el rostro del padre de Dominique. Molly permanecería indiferente.
Rosie sacudió la cabeza, enfadada consigo misma por dividir mentalmente de esa forma a sus parientes, como si se los pudiese encasillar en aliados, neutrales y enemigos. «Si me aman», pensó resueltamente, «deberán aceptar el hecho de que amo a Scorpius. Así de sencillo.»
De pronto la puerta de su dormitorio se abrió bruscamente y entró su padre Ron. Albus iba detrás de él y lo sujetaba del brazo, intentando frenarlo. Rose se preguntó cómo habrían podido entrar a su cuarto, siendo que la entrada de varones a los dormitorios femeninos estaba mágicamente vedada en Hogwarts, pero luego entendió que esa prohibición debía regir solamente para los alumnos. Su padre ya no estudiaba en el colegio, y Albus estaba tomándolo del brazo, de modo que pudo entrar con él.
-¡Espera, tío, detente…! -estaba diciendo el chico, pero Ron sacudió el brazo y se liberó de él con facilidad, haciéndolo tambalear. Ron miró a su hija y a los pájaros que ella había conjurado, y de repente se acordó de lo que le había pasado con Hermione durante su sexto año, cuando encontró a quien entonces era solamente su mejor amiga, poco después de haber comenzado su relación con Lavender, y ella le lanzó las aves con un Oppugno. El recuerdo calmó su ira un poco, pero no lo suficiente como para frenar su lengua.
-Rose -dijo con severidad-, me enteré de lo tuyo con Scorpius Malfoy. Quiero que sepas que estoy muy decepcionado de ti.
La muchacha se puso de pie, con los ojos azules lanzando chispas, y Al se admiró de los parecidos que eran padre e hija cuando estaban enojados.
-Vete de aquí inmediatamente -ordenó Rose con voz gélida. Ron obedeció sin replicar.
[NOTA: Como habrán visto, al final elegí bautizar el hechizo para vomitar babosas con el nombre propuesto por Marcelo. Es el más adecuado, ya que, según él mismo explicó, cochlea significa «caracol» en latín, y vomei significa «vómito» o «vomitar». Y dado que las babosas son caracoles sin caparazón, me pareció el mejor de todos los propuestos. Pero muchísimas gracias a todos por participar.
Otra cosa que habrán notado es que el capítulo empieza con… sí, otra escena sexual. Y eso se no es a pesar de todas las críticas que he recibido en las últimas semanas por el exceso de sexo en mi historia, sino debido a todas esas críticas. E insisto con mi frase de cabecera, amigos y amigas: al que no lo guste, que no lo lea. Un abrazo]
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