La disco y el callejón

Albus había triunfado. Todo lo que había perdido en septiembre del año anterior por culpa del Nullum Potens, lo había recuperado en menos de un año. Tenía sus poderes, tenía a Valerie, tenía a sus amigos y pronto volvería a Hogwarts, aunque como estudiante de sexto.

El joven mago había utilizado los infinitos ingresos provistos por la Piedra Filosofal para comprarse un pequeño departamento muggle. Nunca supo bien por qué exactamente quería tener ese lugar a su disposición. No para vivir, pues apenas volvió a Gran Bretaña se instaló de nuevo en su dormitorio en el número doce de Grimmauld Place. Simplemente intuyó que podía serle útil tener un alojamiento que solamente él y Valerie conocieran.

Con suficiente dinero, uno podía conseguir lo que quisiera. Por ejemplo, con una importante suma de dinero Albus logró que el dueño de una disco muggle les permitiera a él y a sus amigos ocupar uno de los reservados y pedir decenas de tragos sin tomarse la molestia de constatar que todos fuesen mayores de dieciocho años. La música era ensordecedora afuera, pero adentro podían conversar sin tener que alzar demasiado la voz.

Cuando ya había circulado suficiente alcohol, Scorpius se puso de pie con su vaso alzado.

-Quiero proponer un brindis -dijo, con la voz un poquito pastosa pero clara-. Por Albus. Porque logró, solo Merlín sabe cómo, que esos idiotas del Ministerio se quedasen con las ganas de mandarlo a Azkaban. Porque se burló de los magos más poderosos del país en su cara. ¡Por Albus!

-¡Por Albus! -dijeron los demás, y luego comenzaron a chocar sus vasos, y Valerie lo besó en la mejilla. Al se paró y comenzó a hablar.

-Gracias a todos. El hecho de que me hayan acompañado hoy al juicio y que estén conmigo ahora… En serio, se los agradezco. Y quiero asegurarles que les devolveré el favor, de alguna manera u otra. Han sido muy leales. Ojalá el resto de mi familia lo fuera… -dijo, con un gesto de amargura.

-No te preocupes por el tonto del tío Ron -dijo Lily, que estaba sentada a su izquierda y llevaba un precioso vestido verde que combinaba bien con su cabello-. Es un cero a la izquierda.

-No me preocupo por él. Me preocupo por la… pasividad de los otros -nuestros abuelos, tíos, primos- ante lo que quería hacerme. ¿Qué les pasa? ¿No confían en mí? ¿Será que creen que estar en Slytherin me hace diferente?

-Bueno, si es por Rose, ella quería que te absolvieran, pero no quiere seguir tensando la cuerda con su padre -señaló Scorpius-. Hace muy poco que hicieron las paces, y si ella se muestra demasiado a favor tuyo en esto esa reconciliación podría arruinarse.

-Entiendo. Y mi primo Louis también me mandó una carta muy amable hoy, desde Francia, diciéndome que lamentaba no poder venir al juicio personalmente. Está alojándose con su amigo Guillaume en Bayona. Pero aún así preferiría que la actitud de los Weasley hubiera sido otra.

-Bah, no pienses en eso esta noche. ¡Estamos aquí para celebrar! -dijo Ash, a quién el alcohol parecía haber afectado más que a los otros, quizá por ser más joven.

***

Había amanecido cuando a los chicos les avisaron, muy cortésmente a causa de la generosa cantidad pagada por Al, que la disco estaba por cerrar. Los magos salieron un poco tambaleantes del local y se deslumbraron por la luz del sol naciente, junto con los demás jóvenes y no tan jóvenes que se habían quedado en la disco hasta el final.

El grupo comenzó a recorrer las calles cercanas a la discoteca, buscando un lugar discreto para Desaparecerse. La labor era más difícil de lo que hubiera sido si se hubiesen ido de la disco unas horas antes, pues muchos muggles londinenses comenzaban su jornada de trabajo. Ya de por sí los miraban con desconfianza por el aspecto que presentaba el pobre Ash, que tenía que ser sostenido por Agamenón y Isaac por los hombros; se notaba a la legua que el chico no tenía edad legal para beber.

Era imperativo encontrar un callejón antes de que se topasen con algún policía o bien a algún muggle entrometido que llamase a la policía. Pero estaban en una zona muy céntrica y pujante. Los adolescentes debieron caminar varias cuadras hasta encontrar el lugar perfecto. Cuando llegaron al callejón, la caminata y la incipiente resaca los atormentaban, y lo único que deseaban era volver a sus camas.

El callejón era perfecto para Desaparecerse, pues estaba ubicado entre dos edificios muy altos -fábricas abandonadas- y era bastante largo, por lo que las sombras cubrían totalmente una porción considerable del mismo. Los chicos avanzaron hacia las tinieblas.

-Bueno -dijo Albus cuando se cercioró de que nadie podía verlos desde la calle-. Es hora de separarnos, chicos. ¿Quienes tienen licencia para Aparecerse?

Todos levantaron la mano excepto Ash, Lily, Alcyone y el propio Albus, que no había querido sacar la licencia en Francia para preservar su anonimato y no había tenido tiempo de hacerlo en los pocos días que llevaba en Gran Bretaña.

-OK, ¿Scor, te molestaría llevarnos a Lily y a mí al número doce de Grimmauld Place? No quiero darle más pretextos a mi querido tío Ronnie para molestarme.

-Por supuesto -repuso Scorpius.

-Muchas gracias. Alcyone, tú irás con Livius, ¿no? -la chica asintió entre bostezos- ¿Quién llevará a Ash a su casa, entonces?

-Yo lo haré -se ofreció Agamenón.

-No necesito que nadie me lleve -balbuceó Ash-. Puedo Aparecerme y Desaparecerme y volverme a Aparecer todo lo que quiera…

-Sabes dónde vive, ¿no? -dijo Albus, ignorando las palabras de Ash.

-Sí, una vez fui a visitarlo.

-Perfecto. OK, nos veremos… ¿qué les parece el sábado que viene en el Callejón Diagon?

-¿A qué hora? -preguntó Isaac.

-¿A las cuatro y media? -propuso Al.

-¿No podría ser a las cinco? -preguntó Scorpius- Tengo que visitar a mis abuelos a las cuatro, y no creo que me dejen escaparme después de solamente media hora con ellos.

-Por mí está bien…

-¡DESMAIUS! -gritó una voz desde las profundidades del callejón. El hechizo tomó a todos por sorpresa. Hay que decir en favor de Albus que el muchacho alcanzó a sacar su varita del bolsillo antes de ser alcanzado por el hechizo y caer inconsciente al suelo. El terror y la confusión dominaron a todos.

Valerie se precipitó hacia Albus, pero apenas puso sus manos sobre él cuando un Impedimenta la apartó de él. De la nada aparecieron tres hombres y una mujer vestidos con ropas muggles y con los rostros cubiertos con pasamontañas, pero armados con varitas. Los magos lanzaban hechizos no letales contra los amigos de Albus, con el objetivo de alejarlos del muchacho desmayado. Los jóvenes comenzaron a responder, pero si bien superaban en número a sus agresores, el alcohol hacía que sus movimientos fueran más lentos. Además el enemigo contaba con el elemento sorpresa a su favor.

Fue Valerie quién peleó con mayor fiereza. No tardó mucho en atacarlos con las peores maldiciones, aunque no llegó a emplear ninguna Imperdonable. Fue puesta fuera de combate por un Petrificus Totalus. La bruja que parecía ser la líder, una mujer obesa a quien se le escapaban algunos rizos rubios por debajo del pasamontañas, saltó hacia el cuerpo de Albus y lo tomó del brazo.

-¡TENGO A POTTER! -gritó a sus cómplices- ¡VÁMONOS!

Y sin decir más nada, se Desapareció llevándose al muchacho con ella.

-¡ALBY! -gritó desesperada e inútilmente Lily mientras los tres magos se Desaparecían- ¡ALBY!

[NOTA: Puse este video de Moby porque Disco lies es, si no me equivoco, la canción que suena en la película Cloverfield justo antes de que comiencen los problemas. Ah, y en cuanto a los examenes que retrasaron la publicación de este capítulo: en el del lunes aprobé con un 7 porque fui el primero en entregar y el profesor me lo corrigió ahí mismo. En el del miércoles respondí las 6 preguntas que me dieron; generalmente siempre me queda al menos una que no sé responder en mis exámenes, así que es un buen signo, pero no quiero arriesgarme a decir que también lo aprobé. Yo diría que su destino es… tan incierto como el del pobre «Alby» al final del capítulo, jeje.]

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