Apunten alto

[NOTA 1: Quiero dedicarle este capítulo a Miica, que cumplió años hace una semana, a JE Red Eyes, que cumplió el viernes, y a Aldis, que cumple quince años hoy. Espero no haberme olvidado de nadie.]

El despertar de Louis Weasley fue muy repentino, y se debió a que uno de los magos que lo secuestraron le lanzó un chorro de agua a la cara con su varita. En otra época del año habría sido una buena manera de despertarlo, pero en un invierno tan frío como aquel se trataba de un gesto de brutalidad. Tiritando, Louis abrió los ojos y vio a las personas sentadas alrededor suyo. No tardó en comprender que él también estaba sentado, y atado a su silla. Pudo ver paredes de madera, madera vieja. Ventanas polvorientas pero por suerte no rotas, de modo que no entraba frío por allí. Podía sentir, más que ver, una chimenea encendida.

-¿Qué está pasando? -preguntó en francés.

-Habla en inglés si quieres que te entendamos, Weasley -dijo el mago que lo había despertado. Cuando Louis enfocó sus ojos en el sujeto, se sorprendió al advertir que no parecía ser mucho más viejo que él. Veintisiete o veintiocho años, como máximo. Luego vio a las otras dos personas y notó que también parecían ser jóvenes. Había otro hombre, de unos veinticinco años, y una mujer aproximadamente de la misma edad que le resultaba familiar… Y de repente la recordó: formaba parte del grupo de Aurores encargados de vigilar a Albus durante el juicio.

-¿Ustedes son Aurores? -preguntó, mirándolos asombrado- ¿Con qué autoridad me han arrestado?

-¿Y quién dijo que estabas arrestado, Weasley?

-Ustedes son Aurores -repitió, un poco aturdido-. Se supone que arrestan a los delincuentes, al menos dentro de las fronteras de Gran Bretaña.

-Las circunstancias que estamos viviendo son excepcionales. Hemos tenido que ampliar nuestro radio de acción, por así decirlo. La ministra Crouch nos ha encomendado esta misión especial fuera de las fronteras. Dado que las autoridades francesas se niegan a cooperar con nosotros para llevar a Albus Potter y a Valerie Rosier ante la justicia, la ministra optó por una acción más directa.

-¿»Una acción más directa»? ¿Así es como definen al secuestro? Pues se equivocaron de objetivo, porque yo no soy mi primo Albus.

-No seas imbécil, Weasley -dijo el Auror, mientras sus dos compañeros permanecían en silencio-. Tú no eres el objetivo de esta misión, tú eres apenas un rehén. Si tu primo Albus se entrega o los parientes de tu novia hacen lo correcto y lo entregan por las suyas, te dejaremos ir.

Louis los contempló estupefacto durante casi un minuto.

-No sé quién está más loco -musitó-: Crouch por encomendarles esta misión o ustedes tres por aceptarla. ¿Tienen idea de lo que están haciendo, de cuántas leyes internacionales están quebrando, de lo lejos que se han puesto de sus deberes como Aurores?

-Son los Aurores franceses los que no están cumpliendo con sus deberes -dijo el segundo Auror, que había estado callado hasta ese momento-. Ellos tendrían que haber arrestado al criminal de tu primo y a su puta apenas pisaron Francia en vez de dejarlos vivir como reyes en la mansión de los Saussure.

El hijo de Bill y Fleur Weasley prefirió callarse. Había una combinación de nerviosismo y odio fanático hacia Albus y Valerie en aquellos dos Aurores que le parecía muy peligrosa. La mujer, en cambio, parecía más serena e incluso un poco avergonzada ante las palabras de Louis, como si prefiriera estar en otro lugar.

-Bueno, Weasley, no te despertamos para discutir sobre la moralidad de lo que estamos haciendo -dijo el jefe (Louis ya lo identificaba como tal)-. Vamos a soltarte uno de tus brazos, para que puedas sostener este diario -añadió, tomando de una mesita cercana a su silla un ejemplar de Le Soleil. Si bien él no seguía con demasiada atención esa publicación, supuso que sería la última edición-. Si intentas alguna travesura con tu brazo libre, te mataremos.

Sin más preámbulos, el Auror desató las sogas que sujetaban su brazo derecho a la silla. Obedientemente, Louis levantó el periódico y miró al lente de la cámara tratando de transmitir tranquilidad. Pero antes de que el otro Auror pudiera sacar la fotografía, una voz muy familiar se escuchó en la cabaña.

-Buenos días -saludó Albus Potter.

La voz no sonaba con mucha potencia, aunque era perfectamente audible. Parecía como si Albus estuviera sentado entre ellos hablándoles en un tono normal, pero Louis recordó que Lord Voldemort había inventado una variante del hechizo Sonorus que permitía generar ese efecto.

-¡Es Potter! -exclamó la mujer, y corrió hacia la ventana-. ¡Ahí está!

Los otros Aurores la imitaron, y pronto pudieron ver a un Albus Potter parado en la nieve con las manos metidas en los bolsillos para cubrirlas del frío.

-Tengo entendido que ustedes tienen prisionero a mi primo -dijo Albus-. He venido a ofrecerles un acuerdo.

-¿Qué? ¿Cómo mierda supo que estábamos aquí? -dijo el jefe- ¡Le puse un Fidelius a esta habitación y me nombré a mí mismo Guardián del Secreto! ¿Cómo se pudo…?

-¿Qué hiciste QUÉ? -dijo la bruja- ¡Karl, tenías que colocar el Fidelius para ocultar a toda la cabaña, no solamente lo que escondemos en su interior! ¡Pensé que lo sabías! ¡Ahora él puede ver la cabaña! ¡Debió seguir a la lechuza y verla entrar aquí!

-No importa, Hope. Él no se arriesgará a matar a su primo destruyendo la cabaña y no podrá entrar a rescatarlo porque sería como entrar en una habitación a oscuras llena de enemigos provistos de Manos de Gloria. No podrá vernos…

-Supongo que ahora mismo deben estar discutiendo qué hacer -dijo Albus desde afuera-. Pero puedo asegurarles que mi intención es resolver esto pacíficamente. Estoy dispuesto a entregarme a ustedes, siempre y cuando ustedes liberen al mismo tiempo a mi primo.

-¡NO! ¡NO HAGAS ESO, AL! -gritó Louis con todas sus fuerzas, aunque sabía que su primo probablemente no podría escucharlo.

–Silencio -dijo Karl, apuntándole con su varita y lanzándole un hechizo para impedirle hablar.

-No obstante, para hacer eso necesito ver a mi primo con mis propios ojos -continuó Albus-. Quiero que lo saquen de la cabaña, solo por un momento, para verificar que él está vivo y bien.

Los ojos de Karl estaban perdidos en algún punto afuera de la cabaña, como si no supiera qué hacer.

-Karl, escúchame con atención e ignora por un momento a Potter -dijo Hope, hablando atropelladamente pero esforzándose por pensar con claridad-. Si su oferta es sincera, entonces debemos considerarla. Pero no podemos arriesgarnos -dijo, tomándolo de las mejillas y forzándolo a mirarla a los ojos-. Si sacamos a Weasley al porche de la cabaña, él seguirá oculto por el Fidelius. Solo saldrá de los límites del encantamiento si abandona la cabaña misma. Lo que debes hacer ahora es…

***

Tiritando de frío y esperando que los Aurores tomasen una decisión de una buena vez, Albus repasó mentalmente los pasos de su plan. Todos estaban en sus posiciones y actuarían en cuanto él dijera las palabras convenidas.

De pronto la puerta de la cabaña se abrió. No obstante, el chico solo pudo ver a los dos jóvenes Aurores, un hombre y una mujer, cuando salieron del modestísimo porche de la cabaña; en el momento en que pusieron pie en la nieve, fueron visibles para Albus. La mujer le resultaba conocida, y no le costó demasiado recordar quién era: Mary Hope Marsten. La bruja y su compañero avanzaron con las varitas levantadas hasta estar lo bastante cerca suyo como para poder escucharlo sin necesidad del Sonorus.

-Hola, Mary -la saludó jovialmente-. No creí que volvería a verte desde lo del juicio.

-Prefiero que me llamen Hope -dijo ella con frialdad.

-Pues tengo la esperanza de que esto se resuelva civilizadamente -dijo Al, sonriendo ante el tonto juego de palabras.

-Tú no sabrías qué es la civilización ni aunque saliera de entre los árboles detrás de ti y te mordiera en el culo, Potter -dijo ásperamente el otro Auror.

-¿Y tu nombre es…?

-Oscar.

-Bueno, Oscar, me alegra ver que eres un creyente sincero en tu causa, por así llamarla. Veo que están mirando en todas direcciones, como conejos asustados. ¿Pueden ver a alguien aparte de mí?

-Por ahora no, Potter -dijo Hope-. Quiero que te acerques a la cabaña. A solo unos cuantos pasos. Puedes llevar tu varita, por supuesto, pero te superamos en número y tenemos muy buena puntería.

-¿Y es por eso que pude escapar de ustedes dos veces?

Oscar apretó los dientes, y pareció estar muy cerca de abalanzarse sobre Al, pero un suave toque de Hope en el brazo lo detuvo.

-Vamos.

Los tres caminaron hacia las cercanías de la cabaña sin intercambiar más palabras. Fue Hope quien detuvo la marcha, frenándose en seco y diciendo:

-Eso es suficiente.

La bruja hizo un gesto de asentimiento dirigido a la ventana, y la puerta volvió a abrirse. Hope se volvió hacia Albus y le mostró un trozo de papel.

Louis Weasley, Mary Hope Marsten, Karl Bentham y Oscar Wilder están escondidos en esta cabaña.

Las letras eran lo bastante grandes como para que Al pudiera verlas sin acercarse demasiado al papel.

-¿Lo has leído? -preguntó Hope, y Albus asintió. Como única respuesta, la bruja utilizó su varita para prender fuego la nota. Albus volvió a mirar al porche y solo entonces pudo ver al tercer Auror -supuso que sería Bentham- y, para su alivio, a Louis. Sus manos y piernas estaban atados con sogas y Bentham lo sostenía brutalmente de pie mientras le apuntaba a la nuca con su varita, pero parecía estar bien.

-¿Le han quitado la varita? -preguntó Bentham ansiosamente.

-No.

-Háganlo ahora -dijo Bentham, pero Albus meneó la cabeza.

-Primero quiero comprobar que él es realmente mi primo. ¿Qué le regalé a tu madre para su último cumpleaños, y por qué elegí ese regalo?

-Le regalaste un abanico azul, y lo elegiste porque ese es su color favorito y porque ella cumple años al comienzo del verano y supusiste que lo necesitaría.

-Gracias a Merlín, eres tú -dijo Albus, esbozando la primera sonrisa auténtica del día.

-¿Contento? -dijo Hope.

-Sí -dijo Albus, lanzando una profunda mirada a su primo. Por un instante fugaz, señaló hacia abajo con sus ojos, pero solamente Hope creyó advertirlo. A continuación, el joven mago sacó su varita del bolsillo y la arrojó al suelo, unos cuantos pasos delante suyo. Acto seguido, se puso de rodillas. En el mismo momento, las piernas de Louis Weasley, demasiado débiles por haber estado inmóviles durante tanto tiempo, cedieron al peso de su cuerpo y él también cayó de rodillas. Pero para Karl y Oscar fue apenas una coincidencia bastante cómica. El segundo y Hope caminaron hacia Albus, y fue entonces que el chico dijo:

-Antes de que me tomen prisionero, deseo darles un consejo: apunten alto.

Seis rayos rojos salieron del bosque e impactaron en distintos puntos del porche, pasando por encima de las cabezas de los arrodillados Louis y Albus. Oscar y Hope intentaron responder a ellos, pero Karl fue golpeado por dos a la vez. Oscar empezó a lanzar ciegamente Maldiciones Asesinas hacia los árboles, pero pronto fue Aturdido por un nuevo Desmaius, esta vez apuntado específicamente a él, y cayó sobre la nieve. Hope, en cambio, corrió hacia el porche, realizó un veloz encantamiento escudo para protegerse de otro Desmaius, y con una ágil maniobra consiguió saltar dentro de la cabaña, cuya puerta había quedado abierta. Albus, desde el suelo, se arrastró hasta donde había debido arrojar su varita, pero no llegó a tiempo para evitar que Hope, desde el interior de la vivienda, apuntase a Louis y gritase:

-¡Accio Louis Weasley!

Normalmente, un encantamiento convocador no podía ser usado con mucha facilidad con seres humanos, pero en momentos de gran estrés los poderes de numerosos magos se intensifican, como el propio Albus podía testificar. Louis Weasley se deslizó muy rápidamente, como si estuviera arrodillado sobre hielo en vez de tablas de madera, hacia su captora, quien cerró la puerta con un movimiento de varita.

***

Conviene ahora que el autor vuelva sobre sus pasos y explique con más detalle el plan de Albus. Sus seis amigos se ubicaron entre los árboles, escondidos en parte por la vegetación y en parte por sendos Encantamientos Desilusionadores. Albus sabía que los secuestradores sacarían a Louis afuera de la cabaña para que él lo viera vivo. Lo que no estaba seguro era de que lo sacasen del porche o hicieran lo que al final terminaron haciendo. En el primer caso, sabía que sus amigos y él podrían ver a Louis y evitar darle con un Desmaius. En el segundo caso, solamente él podría verlo. Entonces, Al convino con ellos que si les decía «Apunten alto», eso significaba que Louis y uno o varios de sus captores estaban en el porche y que debían apuntar a la altura de la cabeza para no darle.

-La clave -les había dicho-, es barrer el porche con los Desmaius. Primero concéntrense en el porche, y luego Aturdan a los Aurores que estén afuera de él.

Desdichadamente, Albus no pensó que Hope tendría tan buenos reflejos y conseguiría no solo evitar ser Aturdida por los seis magos enemigos, sino también llevarse a Louis de vuelta al interior de la cabaña. Desanimado, hizo un gesto hacia los árboles indicándole a sus amigos que se separaran y ocuparan sus puestos alrededor de la cabaña.

Había llegado el momento de negociar seriamente.

[NOTA 2: Hice un gráfico para explicar mejor el esquema de batalla de Albus y sus amigos. Pueden verlo acá.]

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