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Más allá del mar


[A Nahuel, que ya no está con nosotros.

A Maddy, que acaba de llegar.

A Lucas, que estuvo desde el comienzo.]

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Rendición


—¿“Negociar”? —dijo Harry—. Parece que estás confundido. Para poder negociar tienes que tener algo que ofrecer a cambio. Y lo has perdido todo. La rendición debe ser incondicional.

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La historia de Rhisiart Fawr


Habían pasado ya dos meses desde la batalla del Valle de Godric, y Harry no podía decir que se sintiera más seguro que cuando asumió el cargo de ministro de la Magia. Habían logrado arrestar a todos los secuaces del Hacedor de Reyes, excepto un puñado que lograron escapar al extranjero.

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El heredero


El mausoleo de los Malfoy estaba en los inmensos jardines de la Mansión, y pese a que no se trataba de una familia tan prolífica como los Weasley —era muy poco habitual que un Malfoy tuviese más de un hijo—, la edificación era lo bastante grande como para albergar los restos de cientos de miembros de la familia, unidos a ella tanto por sangre como por matrimonio. Allí descansaban los cuerpos de todos los ancestros paternos de Scorpius, desde Armand Malfoy, el fundador de la familia, que había llegado a Inglaterra desde Francia en el siglo XI, hasta Abraxas y Lucius Malfoy, bisabuelo y abuelo, respectivamente, de Scorpius. Seguir leyendo »

Memorias de Livius Black XXVII


[NOTA 1: Como verán si se fijan en el Índice, con este capítulo comienza la última sección del fanfic, titulada «La reciente desdicha». Si este fic estuviese escrito en inglés, el nombre habría sido «The recent unpleasantness«, que era el eufemismo utilizado por los estadounidenses del Sur a fines del siglo XIX para referirse a la Guerra Civil (en la que ellos habían sido derrotados). Espero poder darle un fin a esta larga, larga historia antes de que acabe el año… pero George R.R. Martin también esperaba publicar Danza de Dragones en 2006, así que no quiero hacer ninguna promesa.

NOTA 2: Quiero dedicarle este capítulo a Facu J., uno de mis lectores de más larga data, que cumplió 21 años el domingo.]

Teddy Lupin fue quien me despertó, sacudiéndome suavemente el hombro. Cuando abrí los ojos, vi que el pasillo estaba repleto de Sanadores y otros magos y brujas que corrían de un lado al otro, a medida que las personas heridas gravemente en la batalla iban llegando al hospital San Mungo.

Había dos Aurores a quienes conocía de vista a su lado. Al ver que me incorporaba, se me acercaron y me sujetaron de los hombros con dureza, pero Teddy los detuvo.

—Déjenme hablar con él antes.

Los dos magos se miraron entre sí antes de soltarme a regañadientes.

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Victoria


El Valle de Godric ya estaba virtualmente en ruinas. Ni una casa en el pueblo se mantenía intacta; en algunas de ellas el techo había sido arrancado, en otras había enormes boquetes en las paredes, y de otras apenas quedaban escombros. La estación de bomberos había estallado, lanzando ladrillos en todas direcciones. Ya el sol estaba por caer nuevamente, pero el resplandor de los hechizos iluminaba el cielo con intensidad.

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La última propietaria


La Maldición Asesina hizo blanco sobre su objetivo. El cuerpo cayó sobre la hierba.

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Albus y Harry


Harry estaba resuelto a no intercambiar palabra alguna con su hijo, pero no fue capaz de contenerse.

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El Sendero Rojo


El curso de la batalla estaba cambiando visiblemente. La súbita ausencia de Albus Potter, sumada a la presencia de Harry, que parecía estar en todas partes al mismo tiempo, tenía una gran incidencia sobre la moral de las tropas de ambos ejércitos. Cada vez más magos del bando de Albus pedían cuartel o escapaban, aunque la mayoría seguían combatiendo vigorosamente.

El pueblo del Valle de Godric se hallaba casi en ruinas. Apenas quedaban paredes en pie, mucho menos casas enteras. La destrucción se había extendido a algunas granjas cercanas. Un campo de maíz estaba ardiendo, mientras que en el bosquecillo ubicado en las inmediaciones del cementerio una nube de gas azul tóxico se disipaba lentamente.

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Promesas cumplidas


A diferencia de Livius, Albus pudo ver con absoluta, atroz claridad la muerte de Alcyone. Vio cómo varios de los magos que atacaban desde la espesura utilizaban Maldiciones Asesinas, y vio como uno de los rayos verdes —cuyo autor o autora él jamás sería capaz de identificar— hacía blanco en el pecho de su amiga.

Su primera reacción fue proteger a Livius, quien olvidando su propia seguridad había salido corriendo hacia su esposa, dando la espalda a las decenas de enemigos que tenían adelante. Albus hizo aparecer un grueso muro de ladrillos, de cinco metros de altura y al menos medio metro de espesor, entre ellos cuatro y el bosquecillo. Sabía que los hechizos de sus enemigos lo tirarían abajo, pero al menos le permitiría ganar tiempo.

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